HORACIO SERPA
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En este año del Bicentenario lo menos que podemos hacer es recordar a nuestros próceres y elogiar sus hazañas. Han pasado 200 años desde el llamado “grito de independencia” y son muchas las enseñanzas que nos dejó esa época gloriosa.
El Santandereano más destacado en dicha gesta libertaria fue Custodio García Rovira. Nació en Bucaramanga el 2 de Marzo de 1780 y estudió en el Colegio Mayor de San Bartolomé, donde se graduó de Bachiller. Luego recibió el título de doctor en Derecho, siendo aceptado oficialmente como Abogado por la Real Audiencia de Santa Fè de Bogotá.
En el mismo Colegio fue profesor de Francisco de Paula Santander, Josè Ignacio de Marquez, Liborio Mejia y Antonio Ricaurte, entre otros. Humanista como era, hizo tertulia con Camilo Torres, Antonio Nariño, José Fernández Madrid, Miguel de Pombo, Francisco Antonio Ulloa y Manuel Rodríguez Torices. Como quien dice, lo más granado de nuestros insignes libertadores.
Después del 20 de Julio de 1810, siendo patriota y luchador, fue elegido por votación popular como Gobernador del Socorro. Fue Presidente de la Unión en 1814. Para defender la independencia abrazó la carrera de las armas, hasta lograr el título de General. Como tal fue designado Comandante en Jefe del Ejército del Norte para combatir las fuerzas españolas de la pacificación, con las que se enfrentó en el sitio denominado Cachirí, en Santander.
Allí luchó con bravura. Los españoles superaban sus tropas en número, pericia y armamento. No obstante, García Rovira sabía que con mística y valor podría alcanzar la victoria, deteniendo a los reinosos que iban para la Capital. Los españoles tenían más poder, más logística, más recursos, pero el criollo estaba convencido de que con estrategia, lealtad y uso adecuado de los medios a su alcance, derrotarían la prepotencia enemiga. Pero la desconfianza empezó a cundir en las filas patriotas, muchos de sus jefes vacilaron, otros abandonaron las armas y empezaron a retroceder, algunos dieron la espalda a la causa libertadora y el caos comenzó a hacer estragos. No todos escucharon el grito del General, que pasaría a la historia: ¡FIRMES CARAJOS!
La batalla se perdió y los españoles dominaron a la Nueva Granada, con el General Morillo a la cabeza. Años de lamentaciones, muertos, ruina, sufrió nuestro pueblo. García Rovira fue fusilado el 8 de Agosto de 1.816. Por buena fortuna, Bolivar y Santander ratificaron la libertad el 7 de Agosto de 1.819 en el Puente de Boyacá.
Dice la sabiduría popular que quienes no toma ejemplo de la historia, están condenados a repetirla.
La incoherencia, la insubordinación, la deslealtad, la inconsistencia y la desconfianza, el no saber esperar, generan confusión y llevan a la derrota.
Las grandes causas se imponen cuando hay mística y no se entregan las banderas, ni aún en las más adversas circunstancias. Nunca se debe aceptar la derrota hasta no dar a fondo la última batalla. Que no se repita Cachirí, esa historia de dudas, de desconfianza, de vergüenza, de derrotismo. ¡FIRMES CARAJOS!