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sábado, 6 de julio de 2013

País de los milagros

                                                         TRAFUGARIO
Por: José Óscar Fajardo
Yo no sé quién carajos dijo que el milagro es la trasgresión de las leyes que gobiernan el universo y va uno a ver y sí. Un domingo de estos no ha mucho tiempo, se canonizó a Laura Montoya, curiosamente de Jericó Antioquia entre otras cosas, convirtiéndose de esa manera en la primera santa colombiana. Vaya, vaya, vaya, si tenía que ser de Antioquia, como que allí está concentrado todo el poder divino y humano de este dolorido país. Y como era de esperarse y así lo había calculado fríamente el Oráculo de Delfos, se disparó la ocurrencia de milagros a diestra y siniestra y con ellos las ventas de folletos y folletines, estampas y estampitas, carrieles y carrielitos, ponchos grandes y chiquitos y otros productos autóctonos, todos con leyendas alusivas a la ya prestigiosa santa. Uno de los más famosos milagros de la santa jericoana, según cuenta Antonio Caballero en su columna de Semana, fue el de que, ”Una vez se salvó de ser apuñalada ingresando furtivamente por un portal abierto”. Que tal que hubiera estado cerrado. Bueno. Al fin y al cabo son milagros antioqueños que le ganan de lejos a los brujos barboseños. O a Blacamán el bueno vendedor de milagros, de García Márquez.
Como los milagros están de moda y con una efectividad casi que científica, yo voy a arreglármelas de cualquier manera para que la santa nos conceda las siguientes peticiones. Que los señores que tanto aman la guerra, estoy hablando de Zeus, X, Y, y además Z, no se le atraviesen al presidente Santos porque es que en caso de que esta se prolongue indefinidamente, el negocio de las armas para cierto combo seguirá siendo como las esmeraldas para los esmeralderos o como la coca para los coqueros. En cambio los campesinos y demás clases paupérrimas que constituyen una abrumadora mayoría en este país y que siempre los ubican a la brava en el centro de las balaceras, son los que ponen los muertos, la ruina, la miseria, los desplazados, los ladrones y las prostitutas. Y los saltimbanquis y los malabaristas en los semáforos de las ciudades. También voy a rogarle a santa Laura de Jericó, que ilumine a la Fedefútbol y a los jueces de la República, al Congreso y a todos los aparatos de seguridad y que así sea echándole copia a los ingleses que fueron capaces de exterminar a sus hooligans, que se consigan la receta para hacer lo mismo con los paranoicos que van a los estadios o que se agolpan fuera de ellos para asesinar a los hinchas de otros equipos como si fueran fundamentalistas futbolmaníacos esquizofrénicos, a razón de uno cada 22 días.
También voy a pedirle a santa Laura de Jericó, que le ilumine el entendimiento, la inteligencia, la bondad y la lógica dialéctica del poder al señor presidente de la República de quien he sido hincha perpendicular desde que asumió el poder, porque es que uno viendo la problemática que se presenta en el Catatumbo, en gran medida los campesinos tienen la razón. Pues está pasando como en Barranca que en el 2011 Ecopetrol facturó 15.4 billones de pesos de utilidades, y no obstante este municipio, motor del desarrollo nacional, tiene más problemas que una locomotora para volar. Catatumbo es rico en Petróleo y gas entre otros, lo que los convierte automáticamente en unos pobres desgraciados recostados en barras de oro. Ojalá tuviéramos en cuenta a todo instante que la guerra no es otra cosa que el fracaso de la inteligencia. Y que sólo le sirve a los perversos de la economía y de la política, a las ballenas cantoras y a los dioses terrenales.

sábado, 17 de marzo de 2012

CON EL SALARIO DE LOS PERIODISTAS


TRAFUGARIO
----------------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO
                             
Hoy domingo hace 15 días mi  amigo y colega columnista Clemente Toscano publicó una columna con un título tan lirico como cuestionante. Olor a Lejanía, dice tal titulo, al que desde un principio yo no sé que le vi o que le olí, o qué parecido le vi al Olor de la guayaba que escribiera el periodista Plinio Apuleyo Mendoza refiriéndose a García Márquez, en aquellos años aciagos de su prehistoria literaria. Para iniciar dice que “Un fuerte olor a lejanía empieza a percibirse en el ambiente que rodean las relaciones del gobernador Richard Aguilar y un amplio sector del periodismo bumangués”. Eso para hacer alusión a que fueron muchos los periodistas que acompañaron  al actual gobernador en su campaña, pero que hoy, al intentar abordarlo para hablar sus inquietudes personalmente, no han podido lograrlo. Que esto sea por culpa de los mandos medios o por cualquiera otra circunstancia no tiene nada de importante. Entre otras cosas bastante oficio tiene el gobernador con la socialización del Plan de Desarrollo para poner a volar la Administración del Departamento.
Estoy seguro que por el momento eso es lo fundamentalmente importante dado que, para qué se le ponen llantas nuevas a un carro que no tiene motor. En cambio lo que sí encuentro demasiado saludable es que el doctor Richard Aguilar tome todas las precauciones para que no le vayan a meter goles olímpicos como sucedió en las pasadas administraciones, tanto de la Alcaldía de Bucaramanga como del Departamento. Me explico. Por ejemplo, que una persona sin la mínima preparación profesional ni intelectual y con la brújula de una empresa de papel, sin ninguna trayectoria empresarial, maneje a su antojo la pauta publicitaria o el Plan de Medios de los entes oficiales, como le dicen en el argot común, jugando así de esta manera con los intereses salariales de la mayoría de los periodistas.
El señor Gobernador de Santander y el señor alcalde de la ciudad capital, deben y están en la obligación de tomar todas las medidas precautelativas para que este tipo de desmanes no se vuelvan a presentar, sugerencia que hago muy respetuosamente.  Como he sido profesor universitario, recurro a otro ejemplo dialéctico materialista, es decir que se pueda probar. En la Administración anterior de la alcaldía de Bucaramanga, de Fernando Vargas Mendoza, la licitación para el manejo del Plan de Medios recayó sobre una ¿firma? que, “adjudicó los salarios a su libre albedrío”. 
Aclaro que hablo de salario en un sentido figurado. De tal manera que hubo periodistas que recibieron un mes de 600 mil pesos. Otros, un mes de 800 mil pesos. Otros, 2 meses de 600 mil pesos. Otros, 2 meses de 800 mil pesos y así sucesivamente de acuerdo al grado de amistad con el “repartidor de las dádivas”.  Obvio que hubo una superminoría o “Elite de comunicadores”, que fueron los que percibieron monstruosas ganancias. ¿Que yo los culpe a ellos? Jamás. Por el contrario, los felicito, porque es que así funciona este país. El que más produce saliva, más harina consume. La culpa es de los gobernantes  que otorgan este tipo de contrataciones en detrimento de una mayoría. La culpa en este caso, sin ninguna duda, es del ex alcalde Fernando Vargas que, siendo un profesional excelso y profesor universitario, se prestó para ese negocio tan lesivo con la mayoría de los periodistas. De la Gobernación de entonces todavía no he podido averiguar nada pero ya ocurrirá. Entonces, si esas medidas de precaución está tomando el doctor Richard Aguilar, como también lo debe estar haciendo el doctor Luchito Bohórquez, en hora buena porque yo soy el primero en felicitarlos. Si no es así, es para recordarles que el que no conoce la historia está condenado a repetirla. Y que quede bien claro, nada debe interferir entre la buena amistad de los gobernantes y los periodistas. Nada en absoluto. Porque uno puede ser cachiporro librepensador, como en el caso mío, pero tener excelentes relaciones y amistad sincera con cualquier godo chulavita o con cualquier mamerto izquierdista. Al fin y al cabo aquí tenemos que caber todos los colombianos.      

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