TRAFUGARIO
----------------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO
Hoy domingo hace 15 días mi amigo y colega columnista Clemente Toscano
publicó una columna con un título tan lirico como cuestionante. Olor a Lejanía,
dice tal titulo, al que desde un principio yo no sé que le vi o que le olí, o
qué parecido le vi al Olor de la guayaba que escribiera el periodista Plinio
Apuleyo Mendoza refiriéndose a García Márquez, en aquellos años aciagos de su
prehistoria literaria. Para iniciar dice que “Un fuerte olor a lejanía empieza
a percibirse en el ambiente que rodean las relaciones del gobernador Richard
Aguilar y un amplio sector del periodismo bumangués”. Eso para hacer alusión a
que fueron muchos los periodistas que acompañaron al actual gobernador en su campaña, pero que
hoy, al intentar abordarlo para hablar sus inquietudes personalmente, no han
podido lograrlo. Que esto sea por culpa de los mandos medios o por cualquiera
otra circunstancia no tiene nada de importante. Entre otras cosas bastante
oficio tiene el gobernador con la socialización del Plan de Desarrollo para
poner a volar la Administración del Departamento.
Estoy seguro que por el
momento eso es lo fundamentalmente importante dado que, para qué se le ponen
llantas nuevas a un carro que no tiene motor. En cambio lo que sí encuentro
demasiado saludable es que el doctor Richard Aguilar tome todas las
precauciones para que no le vayan a meter goles olímpicos como sucedió en las
pasadas administraciones, tanto de la Alcaldía de Bucaramanga como del
Departamento. Me explico. Por ejemplo, que una persona sin la mínima
preparación profesional ni intelectual y con la brújula de una empresa de
papel, sin ninguna trayectoria empresarial, maneje a su antojo la pauta
publicitaria o el Plan de Medios de los entes oficiales, como le dicen en el
argot común, jugando así de esta manera con los intereses salariales de la
mayoría de los periodistas.
El señor Gobernador de Santander y el señor alcalde
de la ciudad capital, deben y están en la obligación de tomar todas las medidas
precautelativas para que este tipo de desmanes no se vuelvan a presentar,
sugerencia que hago muy respetuosamente.
Como he sido profesor universitario, recurro a otro ejemplo dialéctico
materialista, es decir que se pueda probar. En la Administración anterior de la
alcaldía de Bucaramanga, de Fernando Vargas Mendoza, la licitación para el
manejo del Plan de Medios recayó sobre una ¿firma? que, “adjudicó los salarios
a su libre albedrío”.
Aclaro que hablo de salario en un sentido figurado. De
tal manera que hubo periodistas que recibieron un mes de 600 mil pesos. Otros,
un mes de 800 mil pesos. Otros, 2 meses de 600 mil pesos. Otros, 2 meses de 800
mil pesos y así sucesivamente de acuerdo al grado de amistad con el “repartidor
de las dádivas”. Obvio que hubo una
superminoría o “Elite de comunicadores”, que fueron los que percibieron
monstruosas ganancias. ¿Que yo los culpe a ellos? Jamás. Por el contrario, los
felicito, porque es que así funciona este país. El que más produce saliva, más
harina consume. La culpa es de los gobernantes
que otorgan este tipo de contrataciones en detrimento de una mayoría. La
culpa en este caso, sin ninguna duda, es del ex alcalde Fernando Vargas que,
siendo un profesional excelso y profesor universitario, se prestó para ese
negocio tan lesivo con la mayoría de los periodistas. De la Gobernación de
entonces todavía no he podido averiguar nada pero ya ocurrirá. Entonces, si
esas medidas de precaución está tomando el doctor Richard Aguilar, como también
lo debe estar haciendo el doctor Luchito Bohórquez, en hora buena porque yo soy
el primero en felicitarlos. Si no es así, es para recordarles que el que no
conoce la historia está condenado a repetirla. Y que quede bien claro, nada
debe interferir entre la buena amistad de los gobernantes y los periodistas.
Nada en absoluto. Porque uno puede ser cachiporro librepensador, como en el
caso mío, pero tener excelentes relaciones y amistad sincera con cualquier godo
chulavita o con cualquier mamerto izquierdista. Al fin y al cabo aquí tenemos
que caber todos los colombianos.