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sábado, 24 de noviembre de 2012

Gerardo Ramírez Rodríguez

Por Héctor Gómez Kabariq*
Me había propuesto no utilizar jamás este espacio generosamente concedido por mi paisano y colega Rafael Serrano Prada para tratar de hacer panegíricos a quienes se nos adelanten en la partida hacia el más allá.  No sé escribir en primera persona, el pesar debe ser íntimo, se están yendo muy seguido y al fin y al cabo los muertos ya no leen.
Homenaje póstumo
a  Gerardo Rmírez
Pero no contaba conque uno de ellos iba a ser Gerardo Ramírez Rodríguez, fallecido en esta ciudad hace escasos ocho días.
Con Gerardo empezamos a ejercer este oficio casi en forma simultánea por allá en 1972 en Radio Bucaramanga bajo la batuta de Jairo Saravia Hernández; tres años después también al mismo tiempo fuimos llevados a RCN Santander donde compartimos penas y alegrías durante una década hasta cuando él decidió cambiar de empresa.  Siempre, sin importar qué camisa radial vestíamos, mantuvimos una fraterna amistad.
La lectura, el debate, la velocidad en los teclados de las underwood, la guerra por la chiva, la mutua torpeza en el ajedrez, la afición por la música del maestro Morales, las madrugadas, uno que otro traguito y el mal genio de ambos, fueron factores que siempre nos unieron.  Hasta cuando él decidió abandonar las noticias y dedicarse a la cátedra como profesor de latín y griego y a disfrutar del solaz, decisión que siempre le envidié.
Habiéndose especializado en la información derivada de la economía, en la que era un verdadero experto, no fue sin embargo ajeno al cubrimiento de noticias políticas, gubernamentales, judiciales y hasta de farándula.  Haciendo gala en todos los casos de una gran responsabilidad, de un exquisito olfato para detectar la noticia, de una excelente redacción y de un buen poder de síntesis, elementos que lo distinguieron a su paso por Radio Bucaramanga, RCN, Todelar y Caracol.
Pero la mayor virtud de Gerardo era el sentido de la amistad.  Hombre franco, leal, íntegro, bondadoso y de grandes valores morales aprehendidos en el seminario. Por eso hoy se nos estruja el alma y se nos arruga el corazón.  Por ser quien fue.
Ojalá hoy esté hoy disfrutando las mieles del descanso eterno al lado de otros grandes amigos con quienes él y yo compartimos sala de redacción, entre ellos Jairo Saravia, Mario H. Ortega y Luis Daniel Vera.  Y al lado de otros colegas de esa época con quienes si bien no compartimos empresa siempre sostuvimos gran amistad como Emiliano Romero, Gabriel Suárez, Alirio Larrota y Armando Niño, entre otros.
“Fosforito”, ha dejado usted una imborrable huella en el periodismo y un inmenso vacío entre sus compinches Alfonso Pineda Quintero, Manuel Hernández, Bernardo Socha y yo.  Descanse en paz y vaya haciéndonos un campito.
*Afiliado Círculo Periodistas de Bucaramanga

sábado, 12 de diciembre de 2009

Homenaje a la potra que lesionó a Uribe


Por Daniel Samper Ospina
Tomado de: Semana.com

Sé que este país de mediocres no valorará a esta potra inmensa, pero al menos en mi memoria le construyo una estatua. Una estatua ecuestre.

Sea el momento de rendirle este modesto homenaje a la potra que cayó encima de la pierna al presidente Uribe y lo dejó maltrecho y en muletas: esa sí es oposición; esa sí es crítica seria. Antes de ella nadie había logrado afectar al Presidente: ni César Gaviria, que es un animal político, ni Gustavo Petro, que es un político animal.

En cambio, señores, en dos minutos esta potra fue capaz de hacer que el presidente Uribe por fin trastabillara. Y en su terreno. Porque, seamos francos: derrotar al Presidente en otras materias no tiene mayor gracia: sus conocimientos económicos son parecidos a los de etiqueta de la 'Negra' Candela; a los de diplomacia de Chávez. La misma yegua, sin ir más lejos, podría haberle ganado en dos relinchos un debate al doctor Uribe sobre derecho constitucional. Pero, avezada y llena de honor, tozuda y firme, fue más allá y se animó a jugar de visitante: en la materia que el Presidente más maneja, que es la agropecuaria.

Por eso, me permito proponer a la yegua como jefe de la oposición. Si el Partido Liberal ya fue dirigido por un lobo de camisas de seda, no veo por qué no pueda serlo también por una potra; y mucho más por ésta, que demostró que se puede hacer oposición sin ponerse turbantes en la cabeza, sin haber sido presidente y sin hacerle impresentables guiños a Hugo Chávez. Aprendan, pues, todos, de esta potranca que, a diferencia de ustedes, es digna y efectiva.

Digámonos la verdad: casi todos los miembros de la oposición son insulsos. Pongamos el caso de Gustavo Petro, un hombre que ayudó a elegir a un procurador de ultra derecha; que dejó de ir al debate contra el ministro de Agricultura porque le dolía un testículo, y que, más grave que todo lo anterior, usa vestidos negros con corbata blanca. Todo lo que hace Gustavo Petro queda a medias. Así será su vasectomía. Acuérdense de mí. Quedó mal hecha. Algo nacerá. Un niño de derechas, por ejemplo. Un uribista chiquito.

Pasemos al caso de Rafael Pardo. El gran reto que tiene Rafael Pardo no es conquistar la Presidencia, sino conseguir que la gente no lo confunda con Rodrigo Pardo. Todavía hay quienes no saben que uno es el calmado estadista, el tímido pero serio conocedor del país, y que el otro, en cambio, es el candidato. Por eso hago un llamado público para que ambos dejen de confundir a la opinión. Sugiero rapar a uno de los dos, tusar a alguno. Debería ser Rafael, que es al que más le conviene perder peso.

Y miremos, ahora al resto de líderes opositores, a los medianos: no hay nadie. ¿Venus Albeiro Silva, que parece un charanguero? ¿Cecilia López? ¿Puede uno confiar en Cecilia López, una señora que se pone sudaderas de toallita cuando sale al parque de El Virrey para pasear a su mascota faldera, que es Juan Manuel Galán? Sale en sudadera, habla a los gritos por celular mientras la siguen cuatro escoltas, y espera impaciente a que Juan Manuel olisqueé unas matas y juegue con una bola. Ella, además, casi siempre tiene al menos un diente untado de pintalabios: ¿puede liderar algo una persona así?

Descartados todos los anteriores, la potranca se erige como figura seria y promisoria, dispuesta, así suene paradójico, a tomar las riendas de la oposición. De entrada cuenta con el entusiasta apoyo de la bancada costeña.

Ahora bien: me pregunto cómo habrá sido el momento en que esa yegua lesionó al Presidente en su finca. Debió ser ya en la sobremesa, cuando el doctor Uribe se disponía a tomarse el café, costumbre que extrañamente suele hacer sobre los caballos.

—¡Mayordomo! -gritó.

Y entró Pachito Santos.

—Ordene, Señor -se ofreció dócil, como siempre.

—¡Saquen a las bestias!

Y sacaron a Pachito.

Entiendo que en El ubérrimo nadie molestaba a la potra, salvo Junior Turbay, que se metía en su establo y se comía a escondidas algo de su pienso: Junior creía, no sin razón, que comer pienso era una labor intelectual.

Aquella vez, sin embargo, el Presidente no quería tomarse una taza grande de tinto, sino un sorbo apenas, y por eso ordenó que le ensillaran a esta pequeña potra.

Se disponía a treparse, pero, a diferencia del colombiano promedio, esta yegua no se la deja montar de Uribe: y en dos minutos lo tumbó y por poco le rompe el gemelo izquierdo, para que fuera aprendiendo. Es el primer gemelo que ataca. Ahora sigue el gemelo del ministro Palacio, un reto aun mayor.

El presidente Uribe está cojo porque le ha caído una potranca en el muslo. Esa es la frase que nos mide; esa es nuestra realidad. No se lesionó una rodilla esquiando en la nieve, como el rey de España; no tuvo una elegante luxación de tobillo mientras bajaba unas escaleras. Qué burdos, qué poco pulidos somos.

Sé que este país de mediocres no valorará a esta potra inmensa, pero al menos en mi memoria le construyo una estatua. Una estatua ecuestre. Lo hago ahora, pocos días antes de que su cadáver aparezca en Cúcuta vestido con un peto camuflado mientras la presentan como el caballo de Cano; ahora, antes de que, siguiendo con el legado del papá de Junior Turbay, un par de tipos de gafas oscuras la aborden en una camioneta para llevársela a las caballerizas de Usaquén mientras la pobre cree que se trata de una buena noticia.
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viernes, 12 de diciembre de 2008

Homenaje a Luis Guillermo



Por Daniel Coronell

Sábado 6 Diciembre 2008
Colombia jamás tendrá cómo agradecerle a Luis Guillermo Giraldo todo lo que ha hecho por la democracia. Gracias a él ha desaparecido el peligro de la segunda reelección inmediata. Tratando de pasarse de listo, Giraldo le asestó varios golpes mortales al referendo reeleccionista, de los cuales ya no podrá levantarse.El primero y más conocido fue el de la redacción del referendo. Queriendo correr la cerca constitucional para implantar una reelección con nombre propio, Giraldo terminó prohibiendo la inmediata.

Según el experto de la Academia de la Lengua Cleóbulo Sabogal, el significado real de la reforma para la que Luis Guillermo recogió las firmas, es el siguiente: "Sólo puede ser elegido para un tercer mandato quien haya ocupado durante dos períodos seguidos la Presidencia y los haya concluido".

Es decir, Uribe sólo podría aspirar en 2014, cuando haya concluido completamente su segundo mandato. Para eso hay tiempo y Colombia no tendría que gastar los más de 100.000 millones de pesos que cuesta el referendo.

Pero ahí no paran las maniobras ventajosas de Giraldo, que le salieron mal.

El referendo reeleccionista tuvo acceso al censo electoral (una prerrogativa que no tuvieron los promotores del referendo del agua o de cadena perpetua a los violadores). Así pudieron verificar si las firmas que recibieron correspondían a las cédulas de los ciudadanos. Pero, increíblemente, del listado de donantes entregados a la Registraduría, siete de ellos tienen cédulas erradas y en algunos casos inexistentes. Créanlo o no, Luis Guillermo Giraldo no fue capaz de entregar bien ni su propio número de cédula.

La semana pasada, acosado por el creciente escándalo de la financiación del referendo, Giraldo reveló la identidad del misterioso prestamista que les dio 1.900 millones de pesos a los promotores. Se trata de la Asociación Colombia Primero. Lo que olvidó decir, hasta cuando los periodistas lo descubrieron, es que seis de los nueve promotores del referendo son a su vez directivos de esa Asociación.

Para evadir los topes de financiación y aportes, Colombia Primero pedía millonarias donaciones, primordialmente a contratistas del Estado, y las entregaba en calidad de préstamo a los promotores. Pero, además, el representante legal de la prestamista Colombia Primero se desempeñó, al mismo tiempo, como gerente del referendo y secretario del Comité de Promotores.

Es decir, Carlos Alberto Jaramillo Uribe, como representante de Colombia Primero, ordenaba que se giraran dineros al comité de promotores y los recibía el mismo Jaramillo, como gerente del referendo. Un autopréstamo donde lo pongan.

La contabilidad está llena de vacíos y de inconsistencias. Dos donantes reportados a la Registraduría desaparecieron de la relación 'completa' entregada tres meses después a la prensa. El Consejo Electoral sólo encontró soportes contables de la mitad de los aportes informados. De los demás no hay comprobantes de ingreso.

Y hay algo aun más revelador. El Comité de Promotores, que reportó a las autoridades electorales gastos por más de 2.000 millones de pesos, habría tenido que pagar ocho millones de pesos por el gravamen de cuatro por mil si los hubiera movido a través del sistema financiero. Sin embargo, según el estado de pérdidas y ganancias que presentaron, sólo pagaron 609.000 pesos por ese concepto (correspondientes a 153 millones).
Esto sólo tiene tres posibles respuestas, las tres con consecuencias legales: o evadieron el gravamen por transacciones bancarias, o movieron en efectivo más del 90 por ciento de los dineros del referendo -al mejor estilo DMG-, o un tercero fue el encargado de efectuar los pagos.

En este último caso habría existido una triangulación y ese tercero, por ejemplo la Asociación Colombia Primero, no habría sido simple prestamista sino administrador de la iniciativa y -por mandato de la ley- debería haberse puesto bajo la vigilancia del Consejo Electoral.

Muchos uribistas empiezan a renegar de la ineptitud de Luis Guillermo Giraldo. Yo, en cambio, pienso que tiene un talento de exportación. Deberían mandarlo a Venezuela a recoger las firmas que Chávez necesita para su propia reelección.
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