EL SEPULCRO DE LOS VIVOS
Es el título de una conmovedora novela de Fedor Dostoievski, que también se llama La Casa de los Muertos, y que narra todas las vicisitudes, todos los horrores y todos los sufrimientos de los penados de la gélida Siberia en los tiempos de la Rusia zarista. Que novela tan bella pero que relatos tan escalofriantes. Insto a todos mis lectores para que la lean y comprendan cómo es que viven los muertos en vida en todas las latitudes del mundo. En Bucaramanga “La Casa del Humo”, queda en la carrera quinta entre calles 15 y 16 y allí se encontraban “instalados” algo así como 96 habitantes de la calle, drogadictos, alcohólicos y prostitutas, de todas las edades y de toda formaleta, degustando entre fétidos olores y en el más cruel olvido social, su gran miseria humana que por aquellos avatares de la vida les asignó el destino. Es un caserón antiguo de principios del siglo pasado con cuatro piezas grandes y otros recovecos que de todas maneras les servía de residencia a esos habitantes de la calle. El alcalde Fernando Vargas, dándose cuenta de semejante situación tan de novela de Dostoievski, concluyó que a eso había que ponerle remedio inmediato. Para tales efectos llamó a la secretaria municipal de Desarrollo Social, doctora Paola Carvajal, y le dio la autonomía suficiente para que se apersonara del problema.
El último viernes a las 10 de la mañana con la ayuda de la policía, con varias charlas de preparación de los enfermos por parte de profesionales especializados, en busetas fletadas por la Administración Municipal fueron conducidos bajo su entera voluntad, hasta el albergue Shalom, como a veinte minutos de la ciudad por la carretera a Matanza. Allí ya había un buen número de alcohólicos y drogadictos en proceso de recuperación, los cuales servirán como ejemplo a los que recién inician su proceso hacia una nueva vida si ellos mismos lo permiten. Aclaro esto, “Si ellos mismo lo permiten”, dado que los problemas que se presentaron como el de rebeldía e intento de agresión por parte de algunos enfermos, es una conducta bastante común en ellos, lo que dificulta cualquier tratamiento de orden sicológico, siquiátrico o sociológico. Pues el individuo, por esas horrorosas condiciones sociales por las que ha pasado durante mucho tiempo, generalmente se convierte en persona antisocial con pérdida de todos los valores éticos, estéticos y humanos, y sobre todo con una capacidad de agresión que los hace en gran medida peligrosos.
El alcalde Fernando Vargas, al igual que la secretaria de Desarrollo Social, Paola Carvajal, nos explicaron a los periodistas algunos aspectos especiales que caracterizan esta situación. Una. Que a Bucaramanga llega cada día que pasa, gentes de muchas partes del país, pero más que todo de la región, atraídos por las benevolencias del clima que les facilita vivir a sus anchas en una calle cualquiera. En Tunja no se puede hacer eso, por ejemplo, porque se mueren como paletas. Dos. Que eso le da una presentación deprimente a la ciudad, ya que estas personas se toman las calles principales, lo mismo que importantes cruces viales o semáforos, para ejercer la mendicidad, la prostitución, la venta de cachivaches de toda clase, el alcoholismo, la drogadicción, y muchas otras etcéteras de orígenes lumpescos. Dijo también el burgomaestre que los recuperados que así lo quisieren, serán preparados en labores como la albañilería, carpintería, y otros oficios productivos para que se puedan incorporar debidamente a la comunidad, sin que ofrezcan un peligro para ésta. Los costos económicos serán asumidos en su totalidad por la alcaldía de la ciudad, con tal de ponerle remedio a tan dolorosa situación que viven esos seres, que bien parecen los habitantes de la Casa de los Muertos o los muertos de El Sepulcro de los vivos.
VALOR AGREGADO. Lea la novela EL MENTIROSO MAS ELEGANTE DE ESTE PAÍS, del mismo autor de esta columna. Por favor no me pregunten quién es ese mentiroso porque no se los voy a decir. Lean. 311 209 8146