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sábado, 4 de diciembre de 2010

TRAFUGARIO

-------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO

GREYSTAR: UN CAMPO DE FUERZAS

Cuando ocurrió el desafortunado accidente del reactor nuclear número 4 en la ciudad de Chernóbil, territorio de Ucrania en la otrora Unión Soviética, precisamente cuando se simulaba un corte de energía eléctrica con el objeto de analizar las posibles consecuencias, hubo 31 muertos de entrada y la radiación liberada fue 500 veces superior a la que se produjo con la explosión de la bomba atómica en Hiroshima el 6 de agosto de 1945, en las postrimerías de la segunda guerra mundial. Era el peor desastre nuclear de toda la historia y el mundo científico apachurró los ojos porque una nube de radiaciones ionizantes amenazaba de muerte a toda Europa.

 A un costo de más de 25 mil millones de dólares de esa época, 26 de abril de 1986, el holocausto nuclear fue conjurado, la central fue cancelada y hoy se fabrica un sarcófago gigantesco para sepultar para siempre los restos de toda la basura nuclear. Pero, y ya lo había anticipado, después de las dos explosiones del 6 y el 9 de agosto de 1945, el general Groves llama orondamente al general Grant para felicitarlo porque el proyecto Manhattan, el mismo de llevar a cabo las dos pruebas nucleares, ha sido todo un éxito. Cualquier persona con pocos conocimientos sobre el particular podría expresar: maldita física nuclear. De acuerdo a los conceptos positivos y negativos de unos y otros, yo a eso le llamo un campo de fuerzas. Y en mi concepto, por cierto aclaro que muy personal, la empresa Greystar se encuentra en un campo de fuerzas. Pero por mis conocimientos de ingeniería y teniendo en cuenta que hoy la mayoría de problemas de orden tecnológico tienen solución, así sea a un alto costo económico, la explotación de los recursos naturales, se debe implementar.

Yo sé que más de un ecologista en estos momentos me está “arriando” la madre pero es que ese es el costo de mis conceptos. Ahora traigo a mi memoria esa hermosa frase tristemente célebre que dice que “los colombianos somos unos mendigos sentados en barras de oro”. ¿Qué será de la economía de un país que no explota sus recursos naturales? Me pregunto yo. ¿Será que nos vamos a quedar como la mayoría de países africanos, en la completa miseria económica y a ésa, sumada la miseria moral, más la helada corrupción de los gobernantes perversos, esperando a que les caiga maná del firmamento y que bienaventurados los pobres que de ellos será el reino de los cielos? Los campos petroleros son para extraerles el aceite, si son rentables, lógicamente. Las minas de Uranio son para extraerles el mineral para avanzar en tecnología nuclear, así produzca radiaciones ionizantes porque eso también tiene solución. Lo importante es saber cómo y para qué se van a emplear. Medicina nuclear, por ejemplo. Y quiénes van a ser los beneficiarios directos e indirectos. Otra cosa para tener en cuenta y que se debe mirar con precisión milimétrica, son las condiciones jurídicas del contrato que se firma. Que no sea como el del Cerrejón, quizá el contrato más leonino y vergonzante que se ha firmado en el país. Ello debe evitarse a toda costa porque iría en contra de los intereses del pueblo colombiano que en últimas es el dueño de la riqueza colombiana, no los gobernantes.

 También debe exigirse, con prepotencia de faraón, que las ganancias producidas tengan como destino final el bienestar de las comunidades en todos los sentidos. En el caso de la Greystar, esta debe garantizar bajo todas las normas de ley, que la zona de influencia y el área de impacto donde va a llevarse a cabo el proyecto, será beneficiada con construcción de vías de primera calidad, de hospitales eficientes, creación de instituciones educativas de alto nivel, alta inversión social y cultural, trabajo garantizado y bien remunerado para los habitantes de la región primordialmente, y sobre todo, con todo el peso de la ley, que se restaurarán física y ecológicamente todas las zonas explotadas. ¿Que la empresa va a ganar? Claro. ¿Y quién invierte capital para perder?. Pero la gente también va a ganar.

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