Por: Pedro Gerardo Tabares C
Son
ideas elementales las que permiten auscultar en la sociedad las
situaciones que permiten la utilización de los bienes públicos bajo el
determinante de corrupción.
El tejido social comprende a todas las
personas que viven en Colombia. El
trabajador raso no tiene posibilidades de llegar a licitar obras de
importancia, porque la facultad de sus presupuestos escasamente le permiten
sobrevivir con la esperanza que a nivel
de Estado se hace de la creación de empleo y con base en esto no puede acceder
a licitar pues solo presentar las pólizas de garantía se lo impiden. Por
eso la necesidad de que existan empresas
que puedan realizar las obras públicas con solvencia que puedan reunir
requisitos para acceder a la contratación pública, que de otra parte exige
conocimientos que van más allá del simple empleo por parte de quienes elaboran
los pliegos para evitar inconsistencias que devienen en sanciones, como lo
señalábamos en una época anterior y cuyas consecuencias se observan. En este
campo surge la creación de empresas con objeto, exclusivo para determinada
licitación, que no obstante, exigir
existencia de empresas con trayectoria en trabajos de la naturaleza de
los que se licitan, la antigüedad no se explica como aparece.
Esas grandes empresas por tener la
confianza con base en el capital que manejan, mas no del que constan en su
constitución, pueden efectuar el giro de negocios a nivel internacional y por
ello se pueden consignar en el exterior los valores que reciben de anticipos,
que después del tiempo se pretende evitar sin que se tengan mecanismos para
recuperar.
Haciendo la reminiscencia histórica con base
en documentos hoy en desuso, en el pasado, ---cuando la maquinaria no era de
exigencia- le entregaba el Estado a personas capaces y que por ejemplo, en
obras públicas asumían las labores con unos obreros a quienes les entregaban
dineros con períodos de semanas, porque había un director de obras públicas calificado y
reconocido en el entorno como buen maestro y trabajador con obreros que lo
acompañaban, y pago de jornales. Así se construyeron obras que hoy se
determinan como monumentos nacionales. El desarrollo trajo otras costumbres y
por ello, es necesario actualizar la legislación, para que dentro de la
transparencia, se evite la falsedad de documentos y el monopolio de los bienes
estatales. La situación es difícil, pero se pagan muchos dineros por estudios
que hacen eruditos, fuera de la realidad nacional.