-------------------------------Por: JOSE
OSCAR FAJARDO
SER O
NO SER MENTIROSO
Una
de estas tardes aciagas llegó al consultorio de un parasicólogo psicomentalista
del Manicomio más grande del mundo, un
señor que para nada era un discapacitado mental, sino que por el contrario era
un avezado político que quería consultar y a la vez obtener los conceptos del
profesor para su trabajo proselitista.
Buenas tardes doctor; yo soy candidato a la alcaldía de tal parte, le
dijo con la seriedad de Santo el enmascarado de plata. Y quiero comentarle lo
siguiente. Resulta que hace unas semanas el periodista autor de esta columna
publicó en una de ellas un decálogo de sandeces que él afirma, debe ser el
manual de un político en ejercicio. En el punto uno dice así: “Tenga en cuenta
que la mayor torpeza de un político es creer estúpido a los demás”. Ahí tiene
mucho güevo el tal periodista y cómo se le nota que el no es político. Porque
uno de político no sólo debe creer estúpido a los demás políticos, sino además
que si no lo son, entonces a punta de lengua podrida y de chismes, volverlo.
No
sea boludo periodista, que eso el que más tiene saliva más come harina. La
política no se hizo para la Santísima Trinidad ni para las hermanitas de
la caridad sino para las abejas de este planeta. Recuerde que en el mundo no
mandan ni los intelectuales ni los científicos ni los pastores de almas sino
los políticos. En el punto tres, dice. “No hable de Etica ni de moral ni de sus impolutos actos a lo largo de su
vida y de su profesión porque ipso facto despierta dudas”. No sea imbécil señor
periodista, que si yo mismo no hablo bien de mí, a pesar de que sé que son
mentiras, entonces quién carajos va a hablar bien. Si usted mismo no vende bien
su imagen, quién diablos se la va a comprar. Eso más bien dese cuenta que usted
está es en Colombia y no en el paraíso terrenal ni mucho menos en el cielo de
dios. En el punto cuatro que dice. “No ataque a su contrincante u opositor
político con agravios o palabras soeces, sobre todo de bajo coturno, porque con
eso le está demostrando incapacidad mental
e indefensión profesional e intelectual”. Claro que en eso sí tiene toda
la razón. Dele cuchillo o bala y todo el garrote físico y a través de los medios de comunicación.
Claro
porque ¿se acuerda que al que le pagaron la cacheta y puso la otra para que le
siguieran dando, lo crucificaron y lo tostaron y eso que ese era un man verraco
para hacer milagros?. Y en el punto cinco que dice que “no grite a su oponente
porque no habla más hermoso el que grite más duro.” Ese es un chiste que se
inventó ese morrongo periodista porque él sabe muy bien que camarón que se
duerme se lo lleva el putas, y además que la letra con sangre entra. Ese pobre
hombre tuvo que haber estudiado Periodismo pero en un convento y le salió mal
el invento. No hay cosa más efectiva y descapacitante que pegarle un berrido de
militar borracho al que lo esté jodiendo a uno y fuera de eso hacerle un par de
tiros a las patas. Se orina porque se orina y se calla porque se calla. Si eso
falla, los siguientes dos tiros se los hace a la cabeza pero de medio lado para
que no lo metan a la cárcel. Respecto a
lo que afirma en el punto seis, en el cual escribe que la magia de un político
está en hacerse querer y que su fracaso está en hacerse odiar, y que hacerse
odiar es demasiado elemental, es idiotez.
Y por qué no le insinúa eso a Stalin que duró
28 años en el poder; a Hitler que duro 12 y a fulano de tal que duró 8. Para
que no me vayan a meter en problemas, fulano de tal es un amigo mío que la
esposa se lo aguantó, siendo un atarván
inédito, más de ocho años en el servicio marital. Continuará.