Tan fatídico como los ataques terrorista a las torres gemelas de Nueva York del 11 de septiembre de 2001, ha resultado el colapso financiero que, con excepción de Irak cuya bolsa es la única que subió, algo que suena como chiste de humor negro, esta semana que termina todas las bolsas del mundo se hundieron. La crisis se podría interpretar como las oscilaciones propias del capitalismo, si no fuera por las gravísimas secuelas que está dejando al corazón del capitalismo monopolista, como es su sistema financiero.
En efecto, durante los cinco días hábiles de la semana bursátil del 6 al 10 de octubre, desde Nueva York, hasta Shanghái, pasando por Londres, Paris, Fráncfort, Zúrich, Hong Kong, Tokio, Milán, Madrid, Sao Pablo, Buenos Aires, Santiago, Ciudad de México, Seúl, Bogotá y todos los países donde opera este sistema, de manera correlacionada registraron pérdidas sin precedente desde la caída de la bolsa en 1929. La situación actual es de tal magnitud, que los mismos defensores del sistema la consideran más grave que aquella del siglo pasado.
Durante esta semana las bolsas perdieron más de una quinta parte de su valor y en un solo día, el viernes 10 de octubre las acciones bajaron en promedio 10%, tanto que por pánico Moscú cerró toda transacción bursátil
Durante esta semana las bolsas perdieron más de una quinta parte de su valor y en un solo día, el viernes 10 de octubre las acciones bajaron en promedio 10%, tanto que por pánico Moscú cerró toda transacción bursátil
Si en 1929 la crisis culminó con la segunda guerra mundial, sabremos comprender la dimensión del problema que hoy afronta el sistema capitalista cuando su política financiero se hace añico, tanto que la gente prefiere comprar cajas fuertes para guardas los pocos ahorros que les queda, antes que depositarlos en los bancos, como se vio estos días en Londres.
Pero la espiral de malos registros no de detienen: la inflación aumenta cuando los precios bajan una contradicción que no tiene explicación por los propios neoliberales, el consumo baja en una población cuya cultura es el consumismo, el desempleo se desborda, el aparato productivo aumenta los inventarios, la deuda pública y privada crece porque el dólar se dispara como moneda de reserva y las medidas que toman para resolver la crisis como el paquete de 700 mil millones de dólares en Estados Unidos y el apoyo de los gobiernos Europeos a los bancos en apuros desatan más dificultades.
Los gobernantes y los funcionarios de los bancos centrales no atinan en la solución de la crisis, cada medida aplicada es desbordada por un problema mayor, el desespero es tan abrumador que apareció la mano invisible del estado para salvar los capitales de los banqueros que es el mismo de las multinacionales, con recursos públicos es decir como siempre los pobres contribuyentes salvando a una plutocracia que en su insaciable lucro provocan caos sin asumir responsabilidades.
En Colombia el gobierno y sus incondicionales tratan de apaciguar a la opinión pública señalando que el país está blindado frente a la crisis, cuando durante todo este frenesí de la especulación financiera fomentaron el consumo desaforado, el ingresos de capitales golondrinos, las gabelas a los inversionistas, la compra de acciones porque se quería un país de propietarios, la venta de los bienes públicos y la colocación del ahorro de las pensiones en la banca internacional, es decir lo mismo que ha llevado a provocar este infarto al sistema financiero internacional.
Y las consecuencias no se han hecho esperar, el ibgc o sea la bolsa de Colombia perdió en una especie de viernes de terror financiero 8,68% de su valor, perdidas que ascendieron durante la semana a más del 16% . ¿Cuánto estarán sufriendo los compradores de las acciones de Ecopetrol hoy registrada en la bolsa de Nueva York, cuando se empiecen a sentirse la baja de los precios de los combustibles como consecuencia lógica de un menor precio del petróleo?
Roberto Schmalbach Cruz - Diputado de Santander > Volver a Inicio >