Por Gerardo Delgado Silva
El video absurdo e
irresponsable de un individuo que vive en Estados Unidos, sobre Mahoma, en el
cual lo describe como un promiscuo violador de niños, representado en forma
burlesca, en sí, envuelve la intención injuriosa y calumniosa, esto es, que lesiona la integridad moral de los
Islamitas. La ley, en el mundo entero, tutela el patrimonio moral de las
personas. Es decir, el conjunto de valores ético – sociales (carácter,
honradez, integridad, virtudes religiosas, méritos, sentimiento de lo sagrado,
etc.).
Otro aspecto fundamental son
las libertades espirituales o de conciencia, que le permiten al hombre profesar
creencias religiosas y exteriorizar su fe a través de las distintas
manifestaciones del culto.
De ahí, que la libertad de
conciencia haya sido considerada como absoluta, pues no puede ser sujeta a
limitaciones legales o constitucionales, ya que pertenece al fuero interno de
la persona.
Ha sido reconocida por la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, como por el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos, disponiendo: “Toda persona tiene derecho a la
libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la
libertad de tener o de adoptar la religión o las creencias de su elección, así
como la libertad de manifestar su religión o sus creencias, individual o
colectivamente, tanto en público como en privado mediante el culto, la
celebración de los ritos, las prácticas y la enseñanza, sin ser molestado por
ello o impedido a hacerlo” (La negrilla es mía).
Está protegida de atentados o
burlas de individuos con mentalidad psicopática o medieval. Empuridad de verdad, cualquier religión es el
orden de relaciones entre el hombre y Dios, en las que reconoce su primer
principio y su destino final.
Y bien. La gran transformación
que tuvo el pueblo árabe fue obra de Mahoma, un predicador religioso que vivió
durante los últimos años del siglo XVI y los primeros del XVII.
Mahoma logró infundir en los
árabes algunos sentimientos que antes les habían sido ajenos. En efecto, hasta entonces, los árabes
constituían un conjunto de tribus nómadas con escasa relación entre sí, algunas
de las cuales habían comenzado a fijarse en las regiones fértiles en la costa
del mar rojo. Pero practicaban un
Politeísmo Fetichista.
Estas tribus tenían algunos
vínculos que las unía en un cruce de caminos, en las proximidades de un rico
manantial, donde se había levantado una pequeña ciudad: La Meca, en la que
guardaban algunos objetos sagrados que merecían respeto de todos los árabes. Se veneraba allí una piedra negra, en la que
se decía que había apoyado su cabeza quien fuera tronco de la raza árabe,
Ismael, hijo de Abraham. Y era costumbre que todos los árabes hicieran una
peregrinación anual a la Meca para visitar el santuario. El cuidado y administración del santuario de
la Caaba corría por cuenta de los Koreichitas.
En el seno de esta tribu, nació, hacia 570, Mahoma, quien se vio
obligado por las necesidades de la vida a ocuparse en el tráfico de las caravanas. Esta actividad le permitió entrar en contacto
con algunas comunidades judías y Cristianas, de las que aprendió los principios
del monoteísmo. Su matrimonio con
Kadidja le permitió vivir en la Meca.
La doctrina de Mahoma reposaba
en el Corán, sobre la creencia en un solo Dios, al que conocía con el nombre de
Alá.
El Corán es la palabra de Alá,
venerada por los Musulmanes en forma ilimitada.
Es la palabra de Dios dictada por Gabriel a Mahoma. El libro no es solo el corazón de una religión,
la guía para el reino de los cielos, sino también un compendio, que
encierra un código de leyes para un
reino terrenal.
Los paralelos entre el Antiguo
Testamento y el Corán son numerosos y sorprendentes. Casi todas las manifestaciones históricas del
Corán tienen sus equivalentes bíblicos.
Así, la historia de la creación y de la caída de Adán, el diluvio y
Sodoma. Son mencionados personajes como
Noé, Abraham, Ismael, Lot, José, Moisés, Saúl, David, Salomón, Job y Jonás
entre las figuras prominentes. Del Nuevo
Testamento son sobresalientes Zacarías, Juan Bautista, Jesús y María.
Mahoma sostenía que los
designios de Alá eran insondables y que sólo cabía resignarse ante su
fatalidad. Esta resignación es el
principio fundante del Islam, que es el acto fundamental de la fe musulmana,
que de ese modo, afirmaba la predestinación del hombre.
Y bien. La violencia religiosa surgió en el Medio
Oriente de nuevo, por la insidiosa y malévola película de video “La inocencia
de los Musulmanes”, de un vesánico y palurdo cristiano copto de origen Egipcio,
residenciado en California, según la prensa y cuyo nombre sería Nakuola
Bassely.
Deliberadamente comparte la
autodeterminación del Imperio, ejercido por Estados Unidos, como el Imperio del
Bien Absoluto, que se encarna también en Occidente. Todo lo ajeno es por tanto inferior a la
civilización occidental, como ocurre con otras creencias, religiones, ideas o
visiones diferentes a las propias, es decir, enfrentando al Imperio del Mal
Absoluto.
De ahí que Bush se encaminara
a crear por la fuerza, un nuevo orden internacional, declarando por ejemplo que
la guerra contra Irak, lo era por dogmas y verdades sustantivados en las causas
de la Libertad Duradera o de la Justicia
Infinita. Justicia que por definirla de
esta naturaleza, solo puede emanar de un Ser que sea necesariamente
infinito. Este no puede ser otro que su
Dios judeocristiano, el único verdadero cuya máxima representación en la tierra
dejó de ser en aquellos tiempos de Bush, el Supremo Pontífice, para serlo el
Presidente del Gobierno de los Estados Unidos, quien afirmo con rotundidad:
“Dios está con nosotros. Quien no está
conmigo está contra mí”.
Queremos ver – por fortuna ya
se está viendo – a la inteligencia, la decencia y la cultura del mundo
alumbrando a estos hechos que manchan de oprobio la cara más amable y más
humana de los intereses democráticos, sin duda, la que ha mirado desde los
albores de la modernidad por la dignidad y la libertad del ser humano,
encarnadas ambas en los valores de la justicia, la igualdad, la tolerancia, el
respeto a la libertad de conciencia, los derechos humanos. Para que esa mayoría del mundo fije una
posición universal de franco rechazo al acto proditorio, de desfachatez
personal, del cristiano copto, solo concebible como dramático testimonio del
estado de degradación al cual ha descendido la mayoría de la sociedad en el
país del Norte y en el Continente Europeo.
Para
la Plataforma bersoa comunicaciones