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viernes, 5 de octubre de 2012

Inaceptable

Por Gerardo Delgado Silva
El video absurdo e irresponsable de un individuo que vive en Estados Unidos, sobre Mahoma, en el cual lo describe como un promiscuo violador de niños, representado en forma burlesca, en sí, envuelve la intención injuriosa y calumniosa, esto es,  que lesiona la integridad moral de los Islamitas. La ley, en el mundo entero, tutela el patrimonio moral de las personas. Es decir, el conjunto de valores ético – sociales (carácter, honradez, integridad, virtudes religiosas, méritos, sentimiento de lo sagrado, etc.).
Otro aspecto fundamental son las libertades espirituales o de conciencia, que le permiten al hombre profesar creencias religiosas y exteriorizar su fe a través de las distintas manifestaciones del culto.
De ahí, que la libertad de conciencia haya sido considerada como absoluta, pues no puede ser sujeta a limitaciones legales o constitucionales, ya que pertenece al fuero interno de la persona.
Ha sido reconocida por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, disponiendo: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de tener o de adoptar la religión o las creencias de su elección, así como la libertad de manifestar su religión o sus creencias, individual o colectivamente, tanto en público como en privado mediante el culto, la celebración de los ritos, las prácticas y la enseñanza, sin ser molestado por ello o impedido a hacerlo” (La negrilla es mía).
Está protegida de atentados o burlas de individuos con mentalidad psicopática o medieval.  Empuridad de verdad, cualquier religión es el orden de relaciones entre el hombre y Dios, en las que reconoce su primer principio y su destino final.
Y bien. La gran transformación que tuvo el pueblo árabe fue obra de Mahoma, un predicador religioso que vivió durante los últimos años del siglo XVI y los primeros del XVII.
Mahoma logró infundir en los árabes algunos sentimientos que antes les habían sido ajenos.  En efecto, hasta entonces, los árabes constituían un conjunto de tribus nómadas con escasa relación entre sí, algunas de las cuales habían comenzado a fijarse en las regiones fértiles en la costa del mar rojo.  Pero practicaban un Politeísmo Fetichista.
Estas tribus tenían algunos vínculos que las unía en un cruce de caminos, en las proximidades de un rico manantial, donde se había levantado una pequeña ciudad: La Meca, en la que guardaban algunos objetos sagrados que merecían respeto de todos los árabes.  Se veneraba allí una piedra negra, en la que se decía que había apoyado su cabeza quien fuera tronco de la raza árabe, Ismael, hijo de Abraham. Y era costumbre que todos los árabes hicieran una peregrinación anual a la Meca para visitar el santuario.  El cuidado y administración del santuario de la Caaba corría por cuenta de los Koreichitas.  En el seno de esta tribu, nació, hacia 570, Mahoma, quien se vio obligado por las necesidades de la vida a ocuparse en el tráfico de las caravanas.  Esta actividad le permitió entrar en contacto con algunas comunidades judías y Cristianas, de las que aprendió los principios del monoteísmo.  Su matrimonio con Kadidja le permitió vivir en la Meca.
La doctrina de Mahoma reposaba en el Corán, sobre la creencia en un solo Dios, al que conocía con el nombre de Alá.
El Corán es la palabra de Alá, venerada por los Musulmanes en forma ilimitada.  Es la palabra de Dios dictada por Gabriel a Mahoma.  El libro no es solo el corazón de una religión, la guía para el reino de los cielos, sino también un compendio, que encierra   un código de leyes para un reino terrenal.
Los paralelos entre el Antiguo Testamento y el Corán son numerosos y sorprendentes.  Casi todas las manifestaciones históricas del Corán tienen sus equivalentes bíblicos.  Así, la historia de la creación y de la caída de Adán, el diluvio y Sodoma.  Son mencionados personajes como Noé, Abraham, Ismael, Lot, José, Moisés, Saúl, David, Salomón, Job y Jonás entre las figuras prominentes.  Del Nuevo Testamento son sobresalientes Zacarías, Juan Bautista, Jesús y María.
Mahoma sostenía que los designios de Alá eran insondables y que sólo cabía resignarse ante su fatalidad.  Esta resignación es el principio fundante del Islam, que es el acto fundamental de la fe musulmana, que de ese modo, afirmaba la predestinación del hombre.
Y bien.  La violencia religiosa surgió en el Medio Oriente de nuevo, por la insidiosa y malévola película de video “La inocencia de los Musulmanes”, de un vesánico y palurdo cristiano copto de origen Egipcio, residenciado en California, según la prensa y cuyo nombre sería Nakuola Bassely.
Deliberadamente comparte la autodeterminación del Imperio, ejercido por Estados Unidos, como el Imperio del Bien Absoluto, que se encarna también en Occidente.  Todo lo ajeno es por tanto inferior a la civilización occidental, como ocurre con otras creencias, religiones, ideas o visiones diferentes a las propias, es decir, enfrentando al Imperio del Mal Absoluto.
De ahí que Bush se encaminara a crear por la fuerza, un nuevo orden internacional, declarando por ejemplo que la guerra contra Irak, lo era por dogmas y verdades sustantivados en las causas de la Libertad Duradera  o de la Justicia Infinita.  Justicia que por definirla de esta naturaleza, solo puede emanar de un Ser que sea necesariamente infinito.  Este no puede ser otro que su Dios judeocristiano, el único verdadero cuya máxima representación en la tierra dejó de ser en aquellos tiempos de Bush, el Supremo Pontífice, para serlo el Presidente del Gobierno de los Estados Unidos, quien afirmo con rotundidad: “Dios está con nosotros.  Quien no está conmigo está contra mí”.
Queremos ver – por fortuna ya se está viendo – a la inteligencia, la decencia y la cultura del mundo alumbrando a estos hechos que manchan de oprobio la cara más amable y más humana de los intereses democráticos, sin duda, la que ha mirado desde los albores de la modernidad por la dignidad y la libertad del ser humano, encarnadas ambas en los valores de la justicia, la igualdad, la tolerancia, el respeto a la libertad de conciencia, los derechos humanos.  Para que esa mayoría del mundo fije una posición universal de franco rechazo al acto proditorio, de desfachatez personal, del cristiano copto, solo concebible como dramático testimonio del estado de degradación al cual ha descendido la mayoría de la sociedad en el país del Norte y en el Continente Europeo.   
                                                                              Para la Plataforma bersoa comunicaciones

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