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viernes, 2 de diciembre de 2011

TRAFUGARIO


--------------------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO

CÓMO SE ESCRIBE UN LIBRO

Mis muy respetados lectores, unos que me estiman y los que me cargan bronca, quiero comentarles que esta pregunta frecuentemente me la formulan. ¿Cómo se escribe un libro? Qué pregunta tan sencilla pero que respuesta tan verraca. Con la modesta experiencia de cinco libros escritos, cuatro publicados y uno por publicar, autor de más de treinta cuentos y algunos ensayos, ganador y finalista en varios concursos nacionales de cuento, y la verdad es que no sé qué explicarle a la gente, de cómo carajos se escribe un libro. Porque la respuesta aparentemente es demasiado fácil: coja un computador el que usted tenga, o quiera, o tenga a la mano, y si no tiene encuentre un amigo que se le preste si es que lo encuentra y se lo presta, o en su defecto coja una máquina de escribir de esas manuales o mecánicas como en las que se hizo famoso por ejemplo, Ernest Hemingway que fue premio Nobel con “El viejo y el mar”, entre otros, o Yasunari Kawuavata, japonés, también premio Nobel en el año 72 con su bellísima novela,“La casa de las bellas durmientes”, o Gabito Márquez con su inigualable relato ficcionalizado, One hundred years of solitude. Si no sabe inglés, eso es problema suyo.
De todas maneras el aparato en que usted va a escribir, o a digitar, como dicen ahora las secretarias modernas, no es ningún problema. En Absoluto. Eso no tiene  nada qué ver. El problema, y ese sí es un verdadero problema y además gravísimo, es que usted tenga o no talento para escribir. Talento para describir sus pensamientos, ilusiones, decepciones, frustraciones, alegrías, fracasos, odios, amores, y todo la demás porquería que llevamos los Homos Sapiens Sapiens en la cabeza. No tanto en la cabeza si no en la masa encefálica. Y no tanto en la masa encefálica sino en el pensamiento. Y no tanto en el pensamiento sino en la mente-pensamiento, y no tanto en la mente pensamiento sino en el cerebro-mente-pensamiento, porque ellas tres, de ninguna manera son entidades independientes.  Se dan cuenta, con eso no más, ¿cuán difícil es escribir? Porque no se trata solamente de escribir, sino de hacerse entender. Nunca vaya a cometer el error de pretender que el lector le adivine lo que usted quiere decir. 
Así usted nunca jamás llegará a ser siquiera escribidor. Y el problema tampoco radica en escribir y hacerse entender. No; eso también vale güevo. El problema verraco, y bien verraco de verdad, es hacerse gustar. Y si va a escribir literatura de sexo como Henry Miller con su Trópico de cáncer, y no maneja la estética que requiere este tema, usted termina gazapeando vulgar pornografía. Pero si se decide por la literatura de humor, peor por ahí. No se lo aconsejo. Porque si usted no domina este estilo y esta otra estética, entre otras cosas demasiado exigente y depurada, usted ni siquiera pasa a ser un pinche condorito. Aprenda a distinguir, qué es chiste y qué es humor. Para ello léase el tratado, Psicoanálisis del chiste y el humor, de Sigmund Freud, para empezar. 
Y si usted quiere en serio escribir, lea mucho, muchísimo, y cuando pase de unos mil libros, entonces ya va por la mitad del curso. Pero si usted descubre a tiempo que en realidad no tiene talento, lo cual es fácil descubrir, entonces dedíquese a ser director técnico de la selección Colombia que allá si lo dejan entrar fácil, sin contratiempos y sin exigencias tanto intelectuales como profesionales.O dedíquese a periodista que es una profesión con la cual pasa lo mismo. Otro gran consejo que también yo le daría, eso sí muy respetuosamente,  es que no se mate la cabeza en intelectualizar o en las bellas artes. Eso no sirve sino para buscarse uno problemas personales. Vuélvase político que esa profesión, como decía mi abuelita, “no tiene coteja”. Porque escribir literatura incluye andar vapuleado por los enemigos y despedazado por sus propios amigos, que en medio de la envidia que produce la frustración, usted se convierte en la persona adecuada para desquitarse. Pero nunca dejaré de decir que escribir literatura, es la experiencia más bella del ser humano pensante. 

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