Por Bernardo Socha Acosta
Pocas veces puede decirse que
un grupo de concejales de los partidos tradicionales, ganó espacios y escaños en la Corporación,
pero al mismo tiempo, en términos absolutos ese grupo perdió.
Y esos diez concejales, perdieron
porque llega un alcalde con una filosofía nueva de la forma de administrar lo
público y va a poner en marcha métodos nuevos para evitar el escandaloso encarecimiento
de la contratación. Entre algunos cambios está, acabar con las famosas unidades de apoyo, que eran unas de las gabelas y parte de los
atractivos que de manera inveterada regía en
el concejo de la ciudad, pero que para nadie es un secreto que era un desangre
más de las arcas locales y es otro factor de corrupción.
Y dicen los entendidos en política
y administración pública, que esas viejas costumbres, eran las responsables del
encarecimiento escandaloso de la contratación.
Y decíamos que esos concejales,
por su apetito de poder burocrático, parcelaron su partido en busca de mayor poder,
sin pensar por un momento que el próximo
cuatrienio tendrán que acomodarse seguramente a solo hacer control político,
porque la gestión administrativa se va a modernizar y seguramente los dineros
que se recojan de los tributos y que transfiera la nación, van a generar
mejores resultados en la inversión pública.
Con el enfoque filosófico de, ‘lógica,
ética y estética, gobierno de los ciudadanos,’ van a venir muchos cambios, en los que el
poder de dominio de las bancadas políticas
no tendrá ningún valor. De esta
forma los señores que fraccionaron su partido, como método para ganar espacios
y poder, pensando solo en ellos, serán
en adelante en el concejo, unos integrantes más,
que ya no les interesará mucho perpetuarse en el
mismo.
Pueda ser que estos cambios
que se van a presentar en lo administrativo, a partir del próximo año 2016, traigan mayor democratización del concejo al que puedan acceder, no los que manejen
caudales de dinero, sino quienes tengan una vocación de servicio a la comunidad
y quieran que la ciudad progrese.