Horacio Serpa Uribe
Proyecto de salud: “La misma
perra con distinto lazo”
Se pronunció todo el sector de
la salud sobre el proyecto de ley que se tramita en el Congreso Nacional:
rechazo total. Participaron los médicos, los para-médicos, las sociedades
científicas, los sindicatos, el personal administrativo y de servicios generales,
todas y todos unidos para reclamar una auténtica reforma que haga prevención y
promoción, garantice los derechos de los enfermos y le ofrezca a los
profesionales de la salud y a los empleados del sector respeto en el ejercicio
de sus funciones, ingresos adecuados y estabilidad laboral.
El proyecto no le gusta a
nadie. Todas y todos se sienten afectados y lo califican como un nuevo remiendo
legislativo al caduco e ineficaz sistema creado por la ley 100 de 1993. Lo
consideran contrario a los lineamientos de la Ley Estatutaria, todavía en
revisión en la Corte Constitucional. Reclaman una reforma a fondo, con modernos
conceptos y procedimientos ágiles, adecuados, eficientes. Piden que se eliminen
las estructuras que hicieron fracasar al sistema, no paliativos ni cambios
cosméticos. Exigen que la salud deje de ser un negocio y reciba el tratamiento
de derecho fundamental.
El clamor de ayer, notable, notorio, puede
concretarse en la sabiduría de un dicho popular: “Es la misma perra con
distinto lazo”.
Algunos defensores del
proyecto de ley dicen con enorme pobreza argumentativa que si los empresarios
de la salud están inconformes y también lo están los médicos y los empleados,
es porque la iniciativa es equilibrada y justa. ¡Mentira! También están en contra
los estudiantes de medicina, los periodistas, partidos políticos, las
organizaciones sociales y especialmente los usuarios, es decir, el pueblo que
ha sido marginado, maltratado, pesimamente atendido y por ello está escéptico,
inconforme, en vertical actitud de reclamo.
Si nadie está contento, si
todo el mundo denuncia y reclama, es porque el proyecto es inapropiado e
inconveniente.
Gobierno y Congreso deben
reflexionar. No dudo de su buena fe ni de sus sanas intenciones. Por eso es
preciso escuchar a quienes denuncian, a los que protestan, a los que
manifiestan contrariedad y tienen razones para sustentar sus observaciones. No
se puede hacer una reforma a la salud sin tener en cuenta el criterio de los
médicos y de los usuarios del sistema.
En los debates de la Cámara de
Representantes se pueden hacer modificaciones a fondo. Si ello no fuere
posible, lo mejor sería esperar a que el año entrante, con los poderes
políticos renovados, se haga la gran reforma que requiere la salud.