Por Gerardo Delgado Silva
Lo que
contemplaron los noticieros en días pasados, acerca de la reunión del Senador
Uribe Vélez, con los familiares de Álvaro Gómez Hurtado, dizque para
iluminarlos a fin de que alcanzaran óptimos resultados en la calificación
judicial del magnicidio de Álvaro.
Es él, otra “medida
de la grandeza de su tiempo”, como se refiriera a su padre Laureano Gómez, años
atrás.
Una visita
desafortunada de la vida nacional, otra cortina torticera de humo del Senador
Uribe.
Y bien. Por esos caminos de experiencia espiritual y
personal Álvaro Gómez Hurtado fue un ciudadano que poseyó una inmensa capacidad
de servicio, y que necesitaba servir a
sus conciudadanos, para vivir.
Durante su vida
pública participó en cuanta campaña noble y fecunda se haya conducido por la
mejora de la sociedad y por el prestigio de la patria.
En verdad, pocos
hombres tan capacitados, tuvo la República para la orientación y la dirección
de sus destinos.
Tenía Gómez
Hurtado, las condiciones esenciales del grande hombre de Estado y del gran
político. Estaba convencido de que la
libertad y la tolerancia son o deben ser, los ejes de la política en toda
nación civilizada.
La preocupación
intelectual de Gómez Hurtado, no estuvo determinada por la evolución del
Partido Conservador, sino por la búsqueda de “lo conservador”. Era el aquí y ahora de los socialistas
franceses pero aplicado al conservatismo: Lo conservador, aquí y ahora.
Esto, es
plenamente consonante con la formación de su propio “talante”, definido por
Gómez Hurtado, como un variado repertorio de ideas y sistemas. Más frecuentemente una cadencia común y un
estilo similar.
De ese acervo,
nace el hecho de que uno pueda aproximarse sólidamente a la realidad
circundante a través de ese estado de ánimo que predetermina una disposición
espontánea, una instancia pre racional.
A través del
“talante”, pudo mantener su coherencia
de pensamiento, pese a los continuos embates de la modernidad encarnada en los
nuevos “valores” suscritos por quienes resolvieron liquidar la tradición como
motor del cambio.
Pero estas cualidades
no existían aisladamente ni por sí mismas en su vida, sino conectadas y ligadas
a una concepción general del Estado, que representa la síntesis de nuestro
secular esfuerzo democrático. Había
llegado Gómez Hurtado al convencimiento de que todo sistema civil y político,
que requiera el ejercicio de la barbarie mental, el uso de la exclusión
violenta, el empleo de la afirmación sin respaldo, es un sistema que no puede
durar ni ser fecundo.
Ninguno de los
amores, ninguna de las preocupaciones, ninguno de los dolores, logró desviar a
Gómez Hurtado del culto y del servicio a la Nación. Para él, la cosa pública, en otras palabras
fue vaso santo, y en ella puso solo pensamientos puros. Todo lo que dijo e hizo, está marcado por un
aire de dignidad superior y de prestancia estética. Lo que en él pareció orgullo, reserva,
engreimiento, fue sólo insurgencia permanente de la probidad, defensa,
intolerante del decoro integérrimo, con impecable lucidez.
Gómez Hurtado, a
los 22 años de edad se gradúa en Derecho en la Pontificia Universidad
Javeriana. Y el 2 de Noviembre de 1995,
fue asesinado cuando salía de una de las sedes de la Universidad Sergio
Arboleda, Centro Educativo del que fue Fundador y Catedrático insigne.
El crimen
conmovió la conciencia colectiva, y traumatizó a la opinión nacional por su
gravedad y características.
Suena
patético. Empero, el Senador Uribe Vélez
y su grupo, el llamado “Centro Democrático”, donde milita el primo de Pablo
Escobar, ha deprimido y desprestigiado el Estado de Derecho; hasta se eliminó en el Gobierno del Señor Uribe el derecho humanitario para
la protección de las poblaciones civiles en conflictos internos, obligatorio
para Colombia según la Convención de Ginebra de 1.949 y los protocolos
anexos. Durante ese gobierno, la
magnitud de la influencia de los grupos paramilitares sobre extensas regiones
del país se convirtió en un fenómeno dramático.
Los paramilitares exhibieron esa influencia, no solo militar sino
política, social y económicamente. Y con
capacidad de incidencia sobre presupuestos y autoridades municipales. Con un poder de intimidación y fuego, que
produjo decenas de miles de desplazados
y cientos de masacres y asesinatos
selectivos. A diferencia de la
guerrilla, los para militares no surgieron contra el sistema, sino desde el
mismo, con la bandera de defender la propiedad y ayudar al Estado a combatir la
subversión. Así mismo, crearon los
“distritos electorales”, como lo expresó Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40,
cuando exhibió el propósito de elegir a Uribe Vélez. Ese para militar, orquestó el negocio ilegal
del régimen subsidiado de salud (ARS), encargado de atender a la población más
desprotegida de Colombia. Terminaron
esos dineros siendo utilizados para comprar armas, alimentar el narcotráfico, y
encender aún más la guerra.
Empero, fueron
premiados con la Ley de Justicia y Paz, Así se prescindiera hábilmente de
amnistías e indultos. Y quedaron las
víctimas condenadas al olvido forzoso.
Pero tampoco quedaron a salvo la
verdad, la justicia y la reparación.
Pero sí a contrario sensu, surgió
la consolidación de una nueva clase empresarial.
Y vaya vaya como dirían los ingleses, los hijos
de Uribe Vélez prepotentes, ¿No adquirieron lotes con el solo fin de enriquecerse,
en Mosquera y Tocancipá?, ¿Es ético aprovecharse de la Presidencia de Padre,
para levantar un emporio? Colombia supo
de las estrechas relaciones con el para militar “Job”. No sobra, sin embargo, agregar que el país y
el mundo en el gobierno de Uribe, vio con desconcierto la más grande ola de
“falsos positivos”, como denominaron los genocidios de gente humilde. Las falsas desmovilizaciones, que tienen al
Comisionado de Paz de ese entonces Luis Carlos Restrepo en fuga del país, para
eludir la acción de la justicia, al igual que la Ex Directora del DAS María del
Pilar Hurtado y sus ilegales interceptaciones; El Señor Andrés Felipe Arias,
Ministro de Agricultura tan allegado a su Presidente Uribe, que lo llamaban
“uribito”; y los hechos punibles de Agro Ingreso Seguro (AIS). Las interceptaciones ilegales, se han
perpetuado a través de los hackers, al servicio del Centro Democrático,
propinando de ese modo un gran golpe de Estado contra las instituciones.
Toda una
perversión digna de enfático rechazo a ese régimen anterior, institucionalmente
débil y éticamente frágil, que quiso concentrar los poderes en el
Ejecutivo. Escaló el Señor Uribe la
cumbre de la Presidencia, pero no aquella donde están los estadistas, como verbi gratia Eduardo Santos, Darío
Echandía, Carlos Lleras , Alberto Lleras, y otros que no es necesario mencionar
.
La guerra es el único sueño del Señor Uribe, por ello atropelló a la rama jurisdiccional cuando procesó a para
militares y para políticos, emisarios de la muerte. Los antiguos romanos con razón sentenciaban
que: “La corrupción es lo mejor de lo peor”.
Álvaro Gómez Hurtado,
repetimos, si fue un gran valor nacional, un ejemplo tonificante de virtudes
privadas y civiles, y un guardián vigilante, desinteresado y eficaz de la
nacionalidad que confundieron su figura personal, su talante, con el perfil
histórico de Colombia.
Así las cosas,
el Señor Uribe no obstante estar en contravía de lo que representó Álvaro Gómez
Hurtado en atributos y virtudes para la patria , torticeramente apareció ante
la familia de éste, dizque para protegerlos en cuanto al pronunciamiento de la
justicia, por el aberrante crimen de que fue víctima.
Estólidamente,
solo tenía el propósito desde luego protervo, de generar adhesiones de
conservadores que siguieron a Gómez Hurtado, al llamado “Centro Democrático”. Autentico antagonista de Gómez Hurtado con su
proyección moral, patriótica, espiritual y su profesión de fe inextinguible en
los principios jurídicos que han sido consustanciales con la nacionalidad. (Para www.bersoahoy.co sección opinión)