viernes, 21 de noviembre de 2014

VEJAMEN REPUGNANTE

Por  Gerardo Delgado Silva
Lo que contemplaron los noticieros en días pasados, acerca de la reunión del Senador Uribe Vélez, con los familiares de Álvaro Gómez Hurtado, dizque para iluminarlos a fin de que alcanzaran óptimos resultados en la calificación judicial del magnicidio de Álvaro.
Es él, otra “medida de la grandeza de su tiempo”, como se refiriera a su padre Laureano Gómez, años atrás.
Una visita desafortunada de la vida nacional, otra cortina torticera de humo del Senador Uribe.  
Y bien.  Por esos caminos de experiencia espiritual y personal Álvaro Gómez Hurtado fue un ciudadano que poseyó una inmensa capacidad de servicio, y que necesitaba servir  a sus conciudadanos, para vivir.
Durante su vida pública participó en cuanta campaña noble y fecunda se haya conducido por la mejora de la sociedad y por el prestigio de la patria.
En verdad, pocos hombres tan capacitados, tuvo la República para la orientación y la dirección de sus destinos.
Tenía Gómez Hurtado, las condiciones esenciales del grande hombre de Estado y del gran político.  Estaba convencido de que la libertad y la tolerancia son o deben ser, los ejes de la política en toda nación civilizada.
La preocupación intelectual de Gómez Hurtado, no estuvo determinada por la evolución del Partido Conservador, sino por la búsqueda de “lo conservador”.  Era el aquí y ahora de los socialistas franceses pero aplicado al conservatismo: Lo conservador, aquí y ahora.
Esto, es plenamente consonante con la formación de su propio “talante”, definido por Gómez Hurtado, como un variado repertorio de ideas y sistemas.  Más frecuentemente una cadencia común y un estilo similar.
De ese acervo, nace el hecho de que uno pueda aproximarse sólidamente a la realidad circundante a través de ese estado de ánimo que predetermina una disposición espontánea, una instancia pre racional.
A través del “talante”, pudo mantener  su coherencia de pensamiento, pese a los continuos embates de la modernidad encarnada en los nuevos “valores” suscritos por quienes resolvieron liquidar la tradición como motor del cambio.
Pero estas cualidades no existían aisladamente ni por sí mismas en su vida, sino conectadas y ligadas a una concepción general del Estado, que representa la síntesis de nuestro secular esfuerzo democrático.  Había llegado Gómez Hurtado al convencimiento de que todo sistema civil y político, que requiera el ejercicio de la barbarie mental, el uso de la exclusión violenta, el empleo de la afirmación sin respaldo, es un sistema que no puede durar ni ser fecundo.
Ninguno de los amores, ninguna de las preocupaciones, ninguno de los dolores, logró desviar a Gómez Hurtado del culto y del servicio a la Nación.  Para él, la cosa pública, en otras palabras fue vaso santo, y en ella puso solo pensamientos puros.  Todo lo que dijo e hizo, está marcado por un aire de dignidad superior y de prestancia estética.  Lo que en él pareció orgullo, reserva, engreimiento, fue sólo insurgencia permanente de la probidad, defensa, intolerante del decoro integérrimo, con impecable lucidez.
Gómez Hurtado, a los 22 años de edad se gradúa en Derecho en la Pontificia Universidad Javeriana.  Y el 2 de Noviembre de 1995, fue asesinado cuando salía de una de las sedes de la Universidad Sergio Arboleda, Centro Educativo del que fue Fundador y Catedrático insigne.
El crimen conmovió la conciencia colectiva, y traumatizó a la opinión nacional por su gravedad y características. 
Suena patético.  Empero, el Senador Uribe Vélez y su grupo, el llamado “Centro Democrático”, donde milita el primo de Pablo Escobar, ha deprimido y desprestigiado el Estado de Derecho; hasta se eliminó en el Gobierno del Señor Uribe el derecho humanitario para la protección de las poblaciones civiles en conflictos internos, obligatorio para Colombia según la Convención de Ginebra de 1.949 y los protocolos anexos.  Durante ese gobierno, la magnitud de la influencia de los grupos paramilitares sobre extensas regiones del país se convirtió en un fenómeno dramático.  Los paramilitares exhibieron esa influencia, no solo militar sino política, social y económicamente.  Y con capacidad de incidencia sobre presupuestos y autoridades municipales.  Con un poder de intimidación y fuego, que produjo decenas de miles de desplazados y cientos de masacres y asesinatos  selectivos.  A diferencia de la guerrilla, los para militares no surgieron contra el sistema, sino desde el mismo, con la bandera de defender la propiedad y ayudar al Estado a combatir la subversión.  Así mismo, crearon los “distritos electorales”, como lo expresó Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40, cuando exhibió el propósito de elegir a Uribe Vélez.  Ese para militar, orquestó el negocio ilegal del régimen subsidiado de salud (ARS), encargado de atender a la población más desprotegida de Colombia.  Terminaron esos dineros siendo utilizados para comprar armas, alimentar el narcotráfico, y encender aún más la guerra.
Empero, fueron premiados con la Ley de Justicia y Paz, Así se prescindiera hábilmente de amnistías e indultos.  Y quedaron las víctimas condenadas al olvido forzoso.  Pero tampoco quedaron a salvo  la verdad, la justicia y la reparación.  Pero sí  a contrario sensu, surgió la consolidación de una nueva clase empresarial.
Y  vaya vaya como dirían los ingleses, los hijos de Uribe Vélez prepotentes, ¿No adquirieron lotes con el solo fin de enriquecerse, en Mosquera y Tocancipá?, ¿Es ético aprovecharse de la Presidencia de Padre, para levantar un emporio?  Colombia supo de las estrechas relaciones con el para militar “Job”.  No sobra, sin embargo, agregar que el país y el mundo en el gobierno de Uribe, vio con desconcierto la más grande ola de “falsos positivos”, como denominaron los genocidios de gente humilde.  Las falsas desmovilizaciones, que tienen al Comisionado de Paz de ese entonces Luis Carlos Restrepo en fuga del país, para eludir la acción de la justicia, al igual que la Ex Directora del DAS María del Pilar Hurtado y sus ilegales interceptaciones; El Señor Andrés Felipe Arias, Ministro de Agricultura tan allegado a su Presidente Uribe, que lo llamaban “uribito”; y los hechos punibles de Agro Ingreso Seguro (AIS).  Las interceptaciones ilegales, se han perpetuado a través de los hackers, al servicio del Centro Democrático, propinando de ese modo un gran golpe de Estado contra las instituciones.
Toda una perversión digna de enfático rechazo a ese régimen anterior, institucionalmente débil y éticamente frágil, que quiso concentrar los poderes en el Ejecutivo.  Escaló el Señor Uribe la cumbre de la Presidencia, pero no aquella donde están los estadistas, como verbi gratia Eduardo Santos, Darío Echandía, Carlos Lleras , Alberto Lleras, y otros que no es necesario mencionar .
La guerra es el único sueño del Señor Uribe, por ello atropelló a la rama jurisdiccional cuando procesó a para militares y para políticos, emisarios de la muerte.  Los antiguos romanos con razón sentenciaban que: “La corrupción es lo mejor de lo peor”.
Álvaro Gómez Hurtado, repetimos, si fue un gran valor nacional, un ejemplo tonificante de virtudes privadas y civiles, y un guardián vigilante, desinteresado y eficaz de la nacionalidad que confundieron su figura personal, su talante, con el perfil histórico de Colombia.
Así las cosas, el Señor Uribe no obstante estar en contravía de lo que representó Álvaro Gómez Hurtado en atributos y virtudes para la patria , torticeramente apareció ante la familia de éste, dizque para protegerlos en cuanto al pronunciamiento de la justicia, por el aberrante crimen de que fue víctima.
Estólidamente, solo tenía el propósito desde luego protervo, de generar adhesiones de conservadores que siguieron a Gómez Hurtado, al llamado “Centro Democrático”.  Autentico antagonista de Gómez Hurtado con su proyección moral, patriótica, espiritual y su profesión de fe inextinguible en los principios jurídicos que han sido consustanciales con la nacionalidad.  (Para  www.bersoahoy.co  sección opinión)

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