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sábado, 25 de diciembre de 2010

“LA MALDICIÓN CHINA”

Por: Pedro Gerardo Tabares C

Los Santandereanos especialmente, estamos signados por creer o no creer en la existencia del ilusionismo, la magia negra y otras menciones exotéricas que entran dentro otro de los comunes refranes “que no hay brujas, pero que las hay las hay” y por eso debemos referirnos a la “maldición china”.

Conocido que La Organización Mundial de Comercio, bajo condiciones recibió a la China entre sus miembros y por ello como señala Alberto Sellaro, Presidente de la Cámara de la Industria del Calzado de Argentina, la OMC “debería empezar a mirar a los países en desarrollo. Las ventajas las llevan siempre los más fuertes”.

Nos referimos a la Industria del Calzado, sin entrar a señalar como lo hace el Artículo del Espectador que los zapatos chinos son los enemigos de la región que se reunieron en Bogotá, en la Feria Internacional del Cuero, representantes del sector del calzado de Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, México, Venezuela y Perú.

Coincidieron en que los zapatos chinos son los grandes enemigos del sector. Los impulsores del contrabando. Y lo más grave, aseguraron, que las medidas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) no protegen a los países de América Latina de este flagelo.

Pero nosotros debemos decir que el Departamento de Santander en Colombia, se vio afectado gravemente con la llegada de productos chinos, que sin entrar a debatir calidad, por el valor deja en deficiencia a nuestros trabajadores del calzado, que ni aún con incentivos oficiales pueden competir con el mercado que llega del extranjero, no siempre mediante importaciones con los requisitos legales, porque pareciera ser que algunas veces los mismos que entran ilegalmente las mercancías después las recuperan en remates.

Sinembargo eso no se debe al acaso sino a los trabajadores de la fábrica DINGFU en la ciudad de Houjie, que se levantaron en 2008 y que se tradujo en el milagro económico chino con miras a consumidores orientales.

Allá pueden producir en tales condiciones porque las jornadas son de 24 horas, tienen niños trabajadores y sueldos y su ambición es producir para Occidente con precios ínfimos.

Se afirma en el artículo –muy documentado- que según la DIAN, en 2004 ingresaron a Colombia 51 millones de pares de zapatos ilegales —la mayoría chinos—, 20 millones de ellos ingresaron a 20 centavos de dólar el par. El representante de Brasil, Heitor Klein —director de la Cámara de Calzado de ese país—, denunció que entre 2008 y 2009 recibieron 50 millones de pares de zapatos a precios por debajo de un dólar el par. Y así, las cifras se replican en casi toda la región.

Será que la OMC tiene en cuenta a Latinoamérica, incluyendo al Departamento de Santander en Colombia para controlar las importaciones de calzado de China, Vietnam y Malasia, enemigos acérrimos del sector, de nuestra economía?

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