TRAFUGARIO
------------------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO
De lo que voy a hablar acá, no es
exactamente del barrio La Cumbre, puesto que a ese barrio jamás iría el
presidente Obama, y sobre todo porque allá no hay dónde meter semejante burro
de avión en el que anda de chicanería. Tampoco quiero que mi admirado
presidente Juan Manuel Santos, vaya a tomar por la “visconversa” mis
comentarios que de ninguna manera son malintencionados. Por el contrario, sigo
convencido que es un gran presidente. Pero de lo que sí estoy seguro de la
Cumbre de las Naciones Latinoamericanas que acaba de culminar en la
esplendorosa Cartagena, vaya, vaya, vaya, es que fue todo un esperpento. El expresidente Uribe dio un dato en su
twitter en el que asegura que se gastaron 96 millones de dólares, pero yo al él
no se la creo porque, primero, esa es una suma desmesuradamente fantástica y se
necesitaba que hubieran repartido de almuerzo lingotes de oro a todos los
negritos de la costa Caribe y así de garciamarquianamente no fue. Allá queda
Aracataca pero allá no queda Macondo. Segundo, porque a Uribe le interesa más
desprestigiar al doctor Santos que caer en la cuenta que él ya no es presidente
del Macondo que él gobernó.
Más bien creo en los 25 millones de dólares que
María Angela Holguín asegura que se invirtieron porque hubo francachela y hubo
comilona a la lata. De todas maneras esa es mucha plata para un periplo de
corte internacional que, en vez de unir a los pueblos latinoamericanos, lo que
hizo fue acabar de distanciarlos. ¿Razones? Se les tienen. Veamos. La
presidenta de Argentina se fue bien verraca y arrepentida de haber venido, pero
para mí, tiene toda la razón. El punto del conflicto sobre las Malvinas no se
quiso tocar sencillamente porque Barack Obama dijo, aquí se habla
democráticamente de lo que yo quiera. Democráticamente así se hizo. De la
asistencia a la cumbre de los representantes de Cuba y de su reingreso a la
OEA, tampoco se habló porque “la cumbre no era para eso”, y porque, además,
allí se violan inopinada y sistemáticamente los Derechos Humanos, según
argumento gringo. Cómo les parece un esqueleto hablando mal de los flacos. Un
acordeón hablando de arrugas.
Otro punto que era clave tocar puesto que es el
carcinoma que agobia a casi todos los pueblos de América, y que en Colombia ha
sido el flagelo desde hace cuatro décadas, el tráfico de drogas, tampoco se
quiso abordar. En cambio Shakira, uno de los personajes colombianos que más
pesan en el mundo y que es nuestra más bella representación en todos los
sentidos, por una bobada que cometió en la ejecución del Himno Nacional, y que
no va vale la pena ni mencionar, fue
enviada a la picota de los gallinazos sin tener en una pequeña cuentita
su brillantísima protuberancia mundial. Por el contrario, un piquete de la
seguridad del presidente de los Estados Unidos y otro piquete de militares del
ejército de los EE UU, que venían salvaguardando la vida del presidente de los
EE UU, sin ningún miramiento convirtieron a Cartagena de Indias en una “casa de indias” o en un vulgar
prostíbulo mundial y se “piquetiaron”, no se sabe cuántas féminas y si entre ellas
había menores de edad.
Para completar, los habitantes de un pueblo de la costa
Caribe, por pura admiración y afecto le regalaron al presidente Obama un
curioso burro chiquito con claros visos de inteligencia, que a la final el
mandatario gringo no se llevó. Contradictoriamente, sin que nadie se lo
explicase, se disgustó. Pero un verriondo periodista de esos bien mamones y del
cual no revelo su nombre por cuestiones de seguridad, de pronto le dan en la
jeta al bocón ese, está con el cuento que el presidente Obama no se llevó a
Demo, así se llama el burrito, y se enfureció tenazmente, no porque el burro no
le fuera simpático, sino porque él quería era una burra grande de ojos azules y
pestañas bien crespas porque él también es negrito y tiene mucho de tropical.
Les ruego que no me pregunten el nombre del periodista porque yo le prometí un
estricto silencio.
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