MAGDALENA: AEROPUERTO ¿A QUÉ
LE TIENE MIEDO?
Por: Alejandro Arias
Panoramica del Aeropuerto Carencia de espacios para expandir es la principal camisa de fuerza del aeropuerto donde está |
La influencia que sobre las
estructuras socioeconómicas de una región ejerce la construcción de un
aeropuerto es múltiple y difícil de delimitar. Como características esenciales
hay que mencionar las siguientes: modificación del uso del suelo y en la estructura
de precios, cambios en las relaciones de propiedad, aumento de la calidad de la
vivienda en el entorno, modificación de la estructura de asentamiento como las
cadenas de hoteles, restaurantes, oficinas de viajes, empresas, etc., aumento
de la presión para el establecimiento de empresas comerciales y de transportes;
modificación de la oferta de empleo a nivel local en lo que a cualificación
profesional y salarios se refiere y cambios en las conductas sociales (progreso
social), entre otros.
No obstante estas
consideraciones, nuestras autoridades están empeñadas a no dejarnos avanzar so
pretexto de tener la expectativa de un par de mejoras en el aeropuerto Simón
Bolívar como son la ampliación de la plataforma de 19.648 m2 a 23.868 m2, pasar
de una pista de 1.700 m de largo a una de 2.200 m y de un ancho de pista de 30
m a 45 m. Arreglos que, a precios de 2006, costarían US$ 26 millones. (Ver PLAN
MAESTRTO SIMON BOLIVAR: http://sdrv.ms/HnGTa8)
Obras éstas que no están
incluidas dentro de las obligaciones del actual concesionario y el agravante
que la experiencia de los últimos 10 años demostraron que ninguno de los aeropuertos entregados en
concesión en otros lugares del país se remodelaron ni se modernizaron. (Ver http://bit.ly/I1D9I0)
El momento histórico que
vivimos es apenas propicio. El aeropuerto regional de los cartageneros está
literalmente muerto y el limbo del aeropuerto de Barranquilla proponen una
oportunidad de oro para que desde el Magdalena saltemos con un aeropuerto
regional que imponga la dinámica económica con los beneficios que este tipo de
proyectos ofrecen.
Pero parece ser que pensar en
grande nos da culillo. El nuevo aeropuerto está más cerca de lo que creemos. Es
un proyecto autofinanciado por vía inmobiliaria que tendría un capital base
calculado de $ 350 mil millones de pesos contra los $ 150 mil millones que
costaría construir, en 6 años, la primera fase. Fase que nos dejaría con un
aeropuerto con 280 hectáreas de área de ocupación; una Terminal de 11.021m2;
pista de aterrizaje de 3.200 m; plataforma con capacidad de 8 posiciones en
pasarela y espacio para posiciones remotas; terminal de pasajeros nacional e
internacional con una superficie para vuelos nacionales de 6.373 m2 para
atender 509.846 pasajeros/año; superficie para vuelos internacionales de 3.824 m2 para atender 254.923
pasajeros/año; superficie para carga nacional de 550 m2; superficie para carga internacional
de 275 m2; área de mantenimiento de aeronaves en 2 posiciones en rampa;
plataforma de operación de vuelos privados; servicios complementarios como zona
de parqueadero y bahía de taxis.
Y ni qué hablar de la segunda
fase con la que casi se duplican los espacios, permitiéndonos desde ya prever
la posibilidad de expansión del aeropuerto en la medida de su demanda y
crecimiento. (Ver PROPUESTA NUEVO AEROPUERTO PARA SANTA MARTA:
http://sdrv.ms/HpKIZ4)
Bien dijo en su oportunidad el
ex Alcalde Elías George González al precisar que con la actual concesión el
aeropuerto Simón Bolívar a lo mucho llegará a ser un centro comercial con pista
de aterrizaje. Y por más que alarguen la pista, hasta 30 kilómetros si
queremos, es claro que la plataforma nunca permitirá atender más de 3 aviones
al tiempo. Con este aeropuerto jamás llegaremos a tener, entre otras, zona de
carga ni de expansión que nos ofrezca la posibilidad de ser competitivos frente
a los retos que nos propone el TLC.
Insisto, el Magdalena en el
asunto del aeropuerto ¿a qué le tiene miedo?.
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