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lunes, 22 de octubre de 2012

Lo irreparable no tiene excusas

Por: PEDRO GERARDO TABARES C.
Una loable actuación del funcionario (Fiscal General) permiten si no profundizar sí y al menos ver con detenimiento lo que constituye el criterio con respecto a las pericias o dictámenes que trascienden definitivamente en la toma de decisiones para privar de la libertad, que puede considerarse el segundo de los derechos, porque después de la vida está la libertad.
En el mundo moderno se ha implementado la tecnología, como apoyo para la investigación y con esa visión surgió entre nosotros la aspiración de cambiar los conceptos del procedimiento penal, para equipararnos a la forma como realiza las investigaciones el país del norte: Estados Unidos.
Sin embargo estamos tan lejos de poder llegar a ese paradigma, que pretender hacer una comparación es ilusorio porque con las críticas que se hacen, mientras nosotros abrimos un hueco con la mano como lo hace el campesino, en el país del norte se efectúa con un equipo en que sólo basta activar un botón para hacerlo con las dimensiones deseadas aún con  tolerancia de  milímetros si se requiere. 
Por ello improvisamos tanto que no obstante haber tomado del griego palabras como morfología y de la física la graficación de la voz, con la representación matemática, medición en decibeles, longitudes de onda, intensidad, tono etc.,  y su representación en equipos y programas no fáciles de comprender por quienes no dominan  la electrónica, deja un vacío para los peritajes cuando los manejan personas que sólo alcanza un nivel cultural normal a quienes se les entregan los equipos sofisticados para qué efectúen pericias que exigen la interpretación con base en los estudios que le han  hecho comprender el lenguaje técnico acorde con las características y las instrucciones del equipo incluyendo las marcas para reflejar comparaciones en la voz o el video obtenido con datos y resoluciones con  apreciación en los conocimientos de  acústica para demostrar  las constantes que no son inalterables y  darle precisión a la equivalencia  para evaluar una grabación que puede variar de un equipo a otro para la misma persona que impide decirse  que esa medición tenga seguridad plena porque ocurre como las cifras que entregan los  físicos cuando su preparación científica les permite calcular la velocidad de un vehículo  con fundamento en los efectos de una frenada por ejemplo, características que le dan aproximación a los hechos desde el punto de vista científico, muy diferente a la precisión de las pericias médicas que ya tienen porcentajes cercanos al ciento por ciento de la premisa presentada, porque no son de personas corrientes las que conceptúan para clarificar un hecho. La investigación no puede regresar a que el criterio se quede en lo que se afirmó para combatir la brujería,  es decir, que echa una afirmación se dé por sentado que a quien se acusa se le debe estigmatizar, se le aplica  el criterio sin lo que se llamó la sana crítica. No se pueden continuar dando excusas por apreciaciones erróneas frente a parámetros que la ley consagra sólo porque la precipitación en tomar decisiones sobre determinados casos, aceleran actuación que  le dan validez plena a quienes vierten sus apreciaciones que no son testimonios, cuando el testigo no refleja  los conceptos de verdad que tiene la sociedad y se restringe a apreciaciones con la influencia de sus comportamientos.
Se debe comparar e imitar a los países avanzados, pero para ello se  debe preparar el personal adecuado para el correcto desarrollo del criterio equilibrado en Colombia y que los equipos que se utilicen, se maneje por personal idóneo, pues la realidad nos enseña que al aplicar la tecnología se produce caos porque a profesionales preparados para el derecho se les entregan los equipos de informática sin someterlos a dominio de la disciplina moderna que se cree como sucedáneo de la máquina de escribir  y ahora con la oralidad un secretario es un técnico de sonido, editor y grabador de datos, enfrentado claro está frente a quienes no han querido dominar estos tópicos. Bienvenido todo progreso, pero con dominio de las ayudas tecnológicas manipuladas  por personas idóneas. No puede cambiarse el principio de la duda a favor del procesado por el adagio que corre en las astillas de judiciales que “un auto de detención no se le niega a nadie” en equívoco del derecho de broma de mal gusto.
Que lo ocurrido sirva de rectificación y cambio para bien de los colombianos. 

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