jueves, 22 de enero de 2015

Entre ciegos y sordos

Horacio Serpa
“No hay peor sordo que el que no quiere oír”. Nada tan cierto. Al que no quiere oír poco valen las explicaciones, los argumentos, las reflexiones, los comentarios o los requerimientos. Sencillamente ya tiene una idea fija sobre el tema y no quiere o no le interesa cambiarla. Pasa lo mismo con el que no quiere ver.
 Es lo que está ocurriendo con la paz. A quienes se empecinan en oponerse al proceso que se adelante en La Habana, no les importa  nada distinto a oponérsele, a atacarlo, a desconocer los esfuerzos que hacen el Presidente Santos y su gobierno por conseguir la terminación de la guerra que hace 50 años se tiene con las Farc y el Eln.
Según el dicho popular, “son tercos como una mula”. Nada los convence. Ningún argumento los conmueve. Solo sus opiniones son las que valen, emitidas sobre la base de considerar un proceso imaginario que han construido en sus mentes con el solo propósito de argumentar contra el único existente, el único real, cual es el que se viene tramitando con las Farc en Cuba. Pero eso sí, se cuidan de insistir en que son partidarios de la paz. “La paz de los sepulcros”, les replican algunos.
Ya tuvieron la oportunidad de hacer la paz. Tal como lo habían prometido, trataron de acabar a las guerrillas mediante la acción militar. Lo intentaron con todo el ímpetu necesario, es cierto, pero no lo lograron, aun cuando golpearon con fuerza a las estructuras militares subversivas  y libraron de su accionar a importantes regiones del país, en medio de grandes cuestionamientos sobre Derechos Humanos. La culebra siguió viva. También optaron por la política que llaman del “apaciguamiento” y dos años tuvieron a comisionados de los Elenos en La Habana conversándoles sobre la importancia de una solución política a la guerra.
Al final de su prolongado mandato siguieron las Farc, el Eln, “Megateo”, las Bacrim, el narcotráfico y la delincuencia común.
Hicieron el esfuerzo, nadie lo niega. Lograr la paz por cualquiera  de las dos vías es muy difícil. Pero, ¿por qué se oponen a los esfuerzos de Santos? Porque solo les interesa la paz de ellos; por egoísmo político; por rabia con el Presidente; porque mientras haya guerra tendrán argumentos para seguir haciendo política y ya sabemos que se aproximan las elecciones de Octubre.
La instrucción del Presidente Santos a sus comisionados para comenzar a hablar de cese al fuego bilateral y definitivo ---diferente al indefinido de las Farc---, es un indicio de que vamos bien hacia la terminación de la guerra. Los vanos argumentos del uribismo no serán suficientes para destruir lo mucho que se ha hecho. Hay que buscar la paz “hasta debajo de las piedras”, para darle una nueva y grata vida a los colombianos.
Adelante Presidente Santos. Como en el grito de sus antepasados, “ni un paso atrás”.
Bogotá D.C., 19 de Enero del 2015

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