El “salto jurídico”
Daniel Coronell Foto: John Caslon |
por Daniel Coronell
Hay pruebas de sobra del uso
particular que le dio el gobierno de Uribe al fondo de programas especiales para
la paz, incluso para congraciarse con las FARC.
No creo que Antanas Mockus se
venda. Lo entrevisté por primera vez en 1991 en la casa de su madre en el
barrio Quinta Paredes de Bogotá. En ese vecindario de clase media, a unas
cuadras de la Universidad Nacional, ha transcurrido la mayor parte de la vida
de Mockus. Hoy, 24 años después, sigue viviendo allí, en una de las típicas
viviendas del sector, habitado mayoritariamente por estudiantes y familias
trabajadoras. No hay un lujo en esa casa, solo libros, muebles modestos y el piano
eléctrico de su hija.
Uno puede estar de acuerdo o
en desacuerdo con Mockus. Lo que no puede decir nadie es que se haya
enriquecido durante su paso por un cargo público.
Por eso resulta tan paradójico
que el uribismo quiera acusar a Mockus de indelicado o de poner en venta sus
principios.
Por otro lado, hay pruebas de
sobra del uso particular que le dio el gobierno de Álvaro Uribe al Fondo de
Programas Especiales para la Paz, incluso para congraciarse con las FARC. Sí,
con las FARC, a las que les ofreció secretamente una zona desmilitarizada y
discutir la extradición de miembros de ese grupo guerrillero. Leer más
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