EL RETORNO A LA DICTADURA
Su anuncio frente al falló de un juez de Bogotá,
ordenando la suspensión de la sanción del artículo que prácticamente acaba con
la Ley de Garantías, desencajó al mandatario, lo desequilibró y le nubló la
razón.
Y así
desquiciado y fuera de sus cabales, hizo en televisión el anuncio perentorio:
“Un juez de la República no le puede decir a un presidente qué debe objetar o
qué no debe objetar porque eso sería violar la constitución colombiana.
Nosotros firmamos la ley y la firmamos con ese artículo y se hará todo el
proceso judicial que corresponda en el debate sobre ese artículo”.
Sobra advertir que una ley ordinaria, como la que
contiene el artículo que acaba con la Ley de Garantías, no puede derogar una
ley estatutaria.
Su postura, solo se asimila a los intentos de
reforma a la” justicia constitucional” del gobierno del dictador Gustavo Rojas
Pinilla (1953 – 1957) y contradice totalmente sus críticas y se coloca a la par
o quizás más allá de sus imaginarios enemigos Nicolás Maduro y Daniel Ortega.
Y mi observación respecto de la similitud entre
Rojas Pinilla y Duque, no es a priori, pues el primero de ellos, simpatizante
AAA del fascista generalísimo Francisco Franco de España, generó todo tipo de
tensiones políticas entre la Corte Suprema y su gobierno militar con el
propósito de controlar la justicia y limitar a su juez constitucional. El
segundo, sin mencionar el apoyo non sancto a su campaña, ha intentado volver
trizas la paz, a puesto a sus amigos y aliados en la Fiscalía, la Procuraduría,
la Contraloría y la Defensoría del Pueblo, hace caso omiso a la crítica y se ha
puesto al lado de quienes violan la ley y la constitución, asumiendo la defensa
de su mentor, el expresidente Uribe, como lo ha hecho ahora, sin respetar la
majestad de la justicia y las altas cortes.
Su postura en defensa del artículo metido como un
“mico” en la Ley de Presupuesto, no determina sino un ataque directo a la
mandíbula de los electores, que creen que irán a las urnas con las garantías
necesarias para ejercer su derecho al voto de manera libre, sin percatarse de
que previamente, se habrá frustrado la voluntad popular, colocando las fichas
del gobierno en los puestos claves del orden nacional, departamental y local y
entregando el presupuesto a través de contratos millonarios amañados, colocando
la balanza en favor de los corruptos.
Y lo peor, es que la propia Registraduría Nacional
del Estado Civil, está infilrada, es un boquete abierto hacia el despilfarro,
la desidia y la corrupción y al decir de algunos congresistas, ya tienen listo
el fraude para impedirle al pueblo llegar con un candidato con sensibilidad
social, defensor del medio ambiente y afecto a una economía inclusiva.
Nada detiene ni le importa al mandatario,
prevalido de que los órganos de control del país están en sus manos y que su
impunidad está garantizada, pues en caso de una denuncia, esta irá directamente
a la Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara, en donde todos los
procesos mueren por inanición.
¿Qué perspectiva de país le entregará el que dijo
Uribe al próximo mandatario? Un país
endeudado, sin obras de beneficio social, arrinconado y desesperado, por la
corrupción, la desidia oficial, la muerte de cientos de líderes sociales,
protectores del medio ambiente y exmilitantes de las FARC.
Y las clases dirigentes siguen sin inmutarse
frente a la realidad, pues saben que un pueblo sin hambre, culto y pensante, es
un pueblo que no podrán manejar.
#DespiertaColombia.
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