La posición
de la Contraloría es ejemplar y
pedagógica para mostrarle a los que están
pensando en lo lucrativo que resultan esos super-contratos de mega-obras, que quienes la hacen la pagan,
como dice el adagio o la comedia famosa: ‘’ No hay plazo, que no se cumpla, ni deuda que no se
pague’’.
Ojalá que la
decisión bien fundamentada de la Contraloría General, no resulte una falsa
ilusión para los colombianos que esperan resultados y sanciones contra los
responsables, porque podría llegar otro ente superior que diga que, en HidroItuango no está pasando nada y que
esos 4.3 BILLONES de pesos confirmados como un daño fiscal, están bien fundamentados. Pueda ser que no ocurra esa extraña
sorpresa.
Es que para infortunio de
nuestro país, nos tienen acostumbrados – y nadie dice nada- a que los billonarios
desfalcos por sobrecostos y similares, por esa clase de contratos con
destino a mega-obras, los pague el pueblo injustamente con la acción cómplice
del estado.
Sin anticiparnos a otros
hechos, aquí si hay que reconocer que por fin llegó a la Contraloría General de
la República de Colombia, (Felipe Córdoba Larrarte) una persona dotada de la
responsabilidad y el sentido de pertenecía. Este contralor y sus colaboradores
si saben para qué es ese ente de control estatal y por fortuna también nombro a
funcionarios idóneos que conozcan de
contabilidad y que no lleguen solo a calentar puestos y beber tinto, mientras
otros más vivos hacen de las suyas con los dineros que tanto sacrificio le ha
costado el pueblo pagarlos en impuestos, sobretasas, contribuciones y las
tarifas de los servicios públicos.
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