Y es
peligroso porque ya ni las farmacéuticas ni cualquier presupuesto alcanza
para cubrir la excesiva y nunca vista demanda de esos productos. Hay consumos
de medicamentos absolutamente necesarios para hacer frente a las urgentes condiciones
de salud de los pacientes, pero hay quienes los han convertido en un vicioso
peligroso.
Muchas
personas toman medicamentos hasta para los guayabos de la excesiva ingesta de
licor cada fin de semana y puentes festivos, y qué decir y con justa razón, de
quienes sufren de altos niveles de colesterol, triglicéridos y azúcar, y solo
se afianzan a recurrentes medicamentos. Pero
muchas personas toman también pastillas para los dolores de cabeza, reumatismo,
ácido úrico, dolores de estómago, dolores musculares y de muela, y un sinfín de
patologías, muchas de estas creadas
sicológicamente.
Y es que,
pareciera que un alto número de personas haya sido preparado para consentir el
trastorno de la hipocondría. Lástima grande que ese estado de ánimo, no se empleara mejor para crear condiciones
saludables, seguramente porque el estado que siempre anuncia campañas preventivas
de salud, no las hace y menos el sector privado.
Es lamentable
porque de esta forma Colombia avanza, a convertirse en un país de los más
entecos o enfermizos.
Pero, el excesivo
consumo de medicamentos no es lo grave, lo peligroso es la dependencia
por un lado y por el otro, la generación de nuevas enfermedades con el uso de
los químicos, porque estos son buenos para aliviar (no se cura la persona) pero
en cambio sí causan traumas en otros órganos del cuerpo. Como por ejemplo…
quienes se vuelven casi adictos a tomar pastillas de analgésico fuertes y no se
dan cuenta que al cabo de un tiempo resultan gravemente afectadas del hígado, riñones,
el corazón, los ojos, oídos, la piel y el cerebro entre otros. Muchas personas de
estas consumidoras solo hacen camino para ingresar a tratamientos de DIÁLISIS,
operación del corazón como mínimo, porque destruyeron las mejores partes del
organismo sin darse cuenta.
Y así
sucesivamente pasa con otros medicamentos que, si bien son hechos para aportar
algún alivio, el mayor beneficio lo reciben las arcas económicas de los
laboratorios farmacéuticos en el mundo.
Esta condición
social, pareciera que a las personas las enseñaran a cuidar la salud, primero
consumiendo medicamentos químicos, en cambio de enseñarles reglas de prevención
que los conduzca a conseguir mejores estados saludables.
Creo que en
la educación de los niños y jóvenes debiera profundizar rigurosamente a la
adopción de mecanismos de buenas comidas (naturales) y de disciplinas física especiales para
conservar el estado de ánimo y pensamientos saludables, de lo contrario vamos
de mal en peor.
Con esta
grave emergencia que están atravesando los pacientes que no encuentran sus medicamentos,
es ya hora de comenzar a también a una transición de los medicamentos tradicional
a la medicina alternativa que es más económica y muchas veces más efectivas a
corte, mediano y largo plazo. Y la medicina alternativa no es solo para aliviar
los padecimientos, sino para curar.
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