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domingo, 2 de enero de 2011

El nuevo año y el salario mínimo en Colombia

--------------------------------------Por: Bernardo Socha Acosta

Un saludo de Año Nuevo para todos los colombianos y en general los internautas que nos siguen. Deseamos que sea un año productivo para todos, tanto en Colombia como en el mundo.

Lo primero que tenemos que decir en honor, respaldo y respeto para esos millones de colombianos que sobreviven de un salario mínimo, es que Colombia no puede estar mejor ni peor, porque mientras haya esa abismal desigualdad, no habrá paz.

A cualquier ciudadano con 4 dedos de frente le repugna que se diga que un aumento del 3.4% busca la reducción de la pobreza y la generación de trabajo formal.

Qué tiene que ver la reducción de la pobreza con ese irrisorio incremento salarial, frente a los aumentos desmedidos de los costos por ejemplo del servicio de transporte colectivo. O, Cualquier otro de los que ya sabemos que son autorizados por el Estado. Ahí esta la tremenda desigualdad social en Colombia. Mientras a los empresarios para otorgarles un incremento en los servicios que prestan se basan en un estudio de costos, a los consumidores y trabajadores colombianos, qué estudio de costos de la canasta familiar se les hace para reajustar el salario mínimo. Esa es la diferencia.

En la justificación del nuevo salario mínimo se argumentó que ese incremento favorece la creación de 2,4 millones de empleos y la formalización de 500 mil puestos más de trabajo, acorde con las metas establecidas por el Gobierno. Esa es una de las mentiras que se le dice a los colombianos que nadie puede refutar.

O, sino miremos la historia de hace 8 años cuando el presidente anterior (Álvaro Uribe) le quitó horas nocturnas a los trabajadores con el cacareado argumento de facilitar la creación de fuentes de trabajo. Los empresarios se llenaron los bolsillos a costa del hambre y el trabajo de sus empleados y no hubo tal incremento de empleos. Antes por el contrario los empresarios siguieron reduciendo la cobertura de trabajo.

Nadie puede negar, que esas marcadas desigualdades sociales son las responsables de los innumerables conflictos que viene Colombia. El hambre y la carencia de tantas oportunidades de vida digna para millones de colombianos de los estratos uno, dos y parte del 3, se reflejan en todo lo que vemos a diario, de lo más negativo que tiene Colombia.

Eso que dicen los funcionarios del gobierno, de que ese incremento salarial es para facilitar la creación de empleos, no constituye sino una ofensa y una burla a la dignidad de tantos millones de colombianos que devengan en salario mínimo.

El sumo pontífice, Benedicto XVI, en su mensaje de Año Nuevo dijo que la humanidad no puede resignarse a las fuerzas negativas del egoísmo, porque eso trae violencia y pone en riesgo la estabilidad de los pueblos. Pero, lamentablemente esas palabras se las lleva el viento y las injusticias siguen campantes.

Bueno y para terminar esos apuntes solo nos resta desear que los traumatismos que ha traído la naturaleza con las intensas lluvias de finales del año pasado, logren superarse.

Las vías de comunicación están volviendo a su curso normal en Colombia, aunque con las limitaciones que las acciones de la ola invernal dejaron pendientes.

Santander si bien no fue tan afectado por inundaciones, con excepción de San Rafael y otras zonas de la parte del Magdalena Medio, si fue azotado con la afectación de las vías. Hubo un momento en que quedamos aislados por tierra del resto del país. Mucha gracias por su atención y les reiteramos el Feliz Año, a pesar de todo... 

miércoles, 14 de julio de 2010

Entre el cielo y el infierno

Colombia, miércoles 14 de julio de 2010

------------------------------HORACIO SERPA

El actual Arzobispo de Barranquilla, Monseñor Rubén Salazar, acaba de ser designado por el Papa Benedicto XVI nuevo Arzobispo de Bogotá. Pronto será Cardenal.

Tendrá que lidiar el problema mayúsculo que afronta la Iglesia Católica sobre las acusaciones de pederastia que se vienen haciendo contra sacerdotes en diferentes países. Comenzaron en Colombia, situación difícil agravada por el caso del cura asesino. La grandeza de la Iglesia y la importancia de sus prelados prevalecerán sobre estos lamentables episodios.

Monseñor Salazar es persona prudente, sabia y diligente, a más de moderno y progresista. En la entrevista que concedió el pasado domingo a El Tiempo reconoce que la Iglesia es una Institución “pesada para moverse” y señala que “tiene que cambiar en metodología, en acción pastoral para responder a los desafíos de una realidad cambiante”.

Monseñor Salazar habló claro y bueno. Sin eufemismos. Con precisión, para que se le escuche, entienda y atienda. Sabiendo que su labor pastoral no puede radicarse exclusivamente en lo espiritual, reclama por el bienestar de sus ovejas en la tierra y sin artificios se refiere a principales asuntos temporales, a los de la política, a los del diario vivir, a los que tiene que afrontar el ciudadano de a pié, que conoce como nadie.

Por eso dice que tanto Chávez como Correa deben venir a la posesión del Presidente Santos, pues las relaciones con esos países “son absolutamente indispensables” y reclama “una verdadera cercanía y diálogo con el resto de América Latina”. Y explica: “Creo que llegó la hora de incorporar al país de nuevo al continente”.

También expresó: “En Colombia hay mucho que cambiar en este campo del respeto a los derechos humanos, al sindicalismo, a la clase obrera. Se han hecho esfuerzos grandes, pero no bastan. Es que el respeto a los derechos humanos no es solo respetarle la vida a una persona. Es también el acceso a la alimentación, a la salud, a la educación, a la vivienda, a tantas cosas que hacen digna la vida”.

Monseñor reconoce éxitos al Presidente Uribe en el crecimiento macroeconómico del país. “Pero cuando uno baja hacia la gente común y silvestre, se encuentra con que el país no solamente no ha avanzado sino que retrocedió. Uno ve que hay hambre, que hay más pobres, mas desplazados, que la pobreza ha adquirido nuevas y grandes dimensiones, que hay una indigencia muy grande en el país, que hay una marginación muy fuerte”.

Sobre el enfrentamiento del Presidente Uribe y las Cortes, manifestó: “Esas son situaciones totalmente anormales y absurdas”. Y agregó: “son situaciones extremas que no debieron presentarse”.

“Al que le caiga el guante, que se lo plante”, parece decir Monseñor Salazar, confiando en el Presidente Santos que “tiene un sentido de mayor crecimiento económico pero con desarrollo social”.

Tendrá la Iglesia Católica buenos años de vida, superadas las dificultades, para bien de los colombianos, de la paz, de la equidad. Llegarán bajo el liderazgo de Monseñor Salazar. Así sea.

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