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sábado, 30 de marzo de 2013

Nuevo Papa

                                                     Por: Pedro Gerardo Tabares C.
En lengua muerta se informó que la religión con más adeptos en el mundo tenía ungido al director espiritual y terrenal entre las jerarquías que se conservan para el gobierno de la iglesia católica, apostólica y romana, en una inusual reunión que sin la prolongada continuidad de lo que han constituido a través del tiempo, la designación del papa fue en esta ocasión en un tiempo record. Se escogió un prelado que tiene varias connotaciones de identificación: la primera está en elegir a quien proviene de la Argentina en el extremo sur del continente americano, de ese país que en los últimos años ha sido noticia mundial por otras razones.
Un hombre, que si se examina su lenguaje expone los principios que profesa en forma similar al maestro de galilea, en parábolas. Sigue la iglesia católica considerando que no es solamente en su gobierno, la vigencia de Roma o europeos, sin dejar de lado los extremos que han orientado rusos y alemanes para considerar cultores de una lengua que abarca también amplio espectro de ella, el castellano, en América desde luego de origen europeo.
Quizá lo más importante sea que el cardenal ahora papa Francisco, pertenezca a una de las corrientes intelectuales si se quiere a la más notable por sus avances ideológicos como son los jesuitas. Si bien su orientación ha marcado un hito en lo eclesial no puede decirse que sean cultores de pensamiento anquilosado, sino por el contrario, orientado por teorías de avanzada, sin mirar las persecuciones de que han sido objeto, siempre han tenido en alto las banderas del saber y la comprensión para que dentro de la espiritualidad se confronten las teorías que van surgiendo en la evolución del pensamiento incluyendo los católicos y que sin la dispersión de las jerarquías va transformando el común devenir de la iglesia y de sus feligreses que están expectantes a los giros que pueda dar la iglesia católica para adaptarse al mundo moderno en la misma forma que ya lo ha hecho al aceptar la evolución de los descubrimientos y resolver los comportamientos en los cuales ha tomado parte, pero dentro de la solemnidad, se mantenía en la ausencia de divulgación.
Ojala con el nuevo director de almas se entre a la aceptación de verdades humanas.
Le quedan retos que es ya vislumbro su predecesor, reflejando su renuncia a la defensa de lo existente, frente a realidades no de fácil comprensión de cara a los postulados altruistas, espirituales y decisión del más allá, frente a las realidades terrenales que deben hacer simbiosis para la perfección del ser humano.
La iglesia católica en este orden  celebró otra  semana Santa con todas sus galas con el nuevo jerarca de la cristiandad en el mundo. 

sábado, 16 de marzo de 2013

Que viva pachito primero


                                                          Trafugario
Por: José Óscar Fajardo                                          
¡Y que vivan Lionel Messi y Diego Armando Maradona, los dioses vivientes del fútbol aquí en la tierra y abajo Satanás!, gritaba un enconado grupo de proargentinos dirigidos por una manada de barboseños que viven en Argentina estudiando para doctores, y lógicamente enloquecidos por sendas botellas de aguardiente antioqueño importado especialmente para fechas memorables como esa. Por ejemplo, un día que eligieran un Papa gaucho o Argentina fuera campeón mundial por tercera vez. Porque cualquier país, por más rezandero que sea, no tiene dioses tocables ni mucho menos un Papa (de esos de carne y hueso) así a la bulla de los tarros.
Porque según los noticieros de la  TV, uno podía ver que la gente estaba tan festiva como aquella tarde inolvidable de 1978 en que Mario Alberto Kempes, Daniel Pasarela, y el resto de combo, abatieron en franca lid a uno de los equipos más perfectos de la historia y en un campeonato mundial de fútbol, como lo fue Holanda en ese entonces. Las cosas tuvieron ribetes de “desastre nacional” dado que los holandeses, por lo menos en teoría, ya tenían cuatro quintas partes de esa copa mundial entre sus bolsillos. Y vea pues. Después vino el mundial del 86 en México que fue cuando Diego se echó el equipo a sus hombros como todo un Atlas, y de nuevo se coronaron campeones. Dos lustros después se apareció Lionel Messi y hace sólo unos pocos días atrás, el Santo Padre, máximo líder de la iglesia católica.  A nosotros los colombianos se nos apareció fue san José Pekerman y en forma casi milagrosa, tiene nuestra selección de fútbol volando y eso nos causa una alegría tal vez como la sienten ellos por el Papa.
Pero Pachito Primero, así le digo yo en confianza porque sé que él se aguanta las chanzas pachunas y además no se enverraca, aquí entre nos tiene como tres nudos gordianos bien rebacanos para soltar. Uno de ellos y quizá el más delicado, las salpicaduras que tienen los curas y el descrédito de la Iglesia por los sacerdotes pederastas. El otro es lo del bonche del Banco del Vaticano (El Instituto de Obras para la Religión-IOR) que, agárrese don Satanás de la cruz que esto se va a reventar. Y el tercero es el los “Vatileaks”, o mejor dicho el de la filtración de correspondencia privada de Benedicto XVI, que destapó una  epidemia de abuso de poder en la Curia.  De eso uno pude colegir que las cosas allá en el interior del Estado más santo del mundo, donde se reza con tanta  sevicia que los pantalones de los feligreses amanecen arrodillados, no son tan diferentes a muchos Estados laicos donde hay ex-presidentes que quieren ser como Dios, eternos. Y así, en vez de fortalecerse, se degeneran las democracias.
Claro que Pachito Primero ya les cantó la tabla y les dijo que la iglesia católica está a punto de convertirse en una “ONG piadosa” y las razones para creerlo, saltan a la cara. Yo me pregunto es, cómo va  a hacer el Parasicólogo ese del Manicomio más grande del mundo que estudia Brujilística allá en Argentina, y que por ahora se está craneando la manera de darse las mañas para que el Sumo Pontífice se zambulla en una bañera de veinte mil galones de agua que él tiene sabiamente preparada, con el metafísico objetivo de volverse rico vendiendo caldo de Papa.  Porque el caldo de papa, según la opinión sabia de los brujos del Manicomio, no sólo sirve para un guayabo terciario sino también, en fútbol, para ganar campeonatos mundiales. Pekerman nos llevará al mundial y habrá otro maracanaso, vaticinó el bendito brujo. 

miércoles, 13 de febrero de 2013

Columna de actualidad

Al Rey muerto, Rey puesto
                                          Horacio Serpa
El Sumo Pontífice no ha fallecido. Pero la expresión del título de esta columna también se utiliza cuando una persona deja definitivamente de ejercer un cargo o una dignidad. Quiere decir que la inmediata preocupación de la organización en la que se produce la vacancia es la de proveer el reemplazo. Es el caso que se vive en la Iglesia Católica por la renuncia de Benedicto XVI.
No obstante que las deliberaciones del Cónclave, la reunión de Cardenales que elige al Papa de los católicos, es secreta, se alcanzó a saber que cuando murió Juan Pablo II no hubo inmediatos acuerdos para escoger al sucesor. Como se dice en el lenguaje vulgar, se echó por la calle del medio y se decidió elegir a un Papa de transición, a Monseñor Joseph Ratzinger, quien reunía requisitos suficientes para ejercer el noble oficio, pero además tenía 75 años. Se comentó a voces en todas partes: no durará mucho y mientras tanto se lograrán acuerdos.
Pues duró bastante. Diez años y todavía está bien vivo. Solo que en una elogiable de demostración de sensatez y responsabilidad renunció al papado para que otro Cardenal, con mas energía y seguramente con mayor lucidez, ocupe sus divinas funciones. Nada menos que representar a Dios en la tierra.
Nadie sabe cómo están ahora las cosas en el Cuerpo Cardenalicio. Seguramente muchos de los que eligieron a Benedicto XVI ya murieron o llegaron a la edad de retiro forzoso, que entiendo es a los 75 años. Y se trata de una elección, en cuyo desarrollo hay intereses en juego, por altruistas que sean. De región, de generación, aún de política, porque en el seno de la Iglesia hay sectores muy conservadores, otros moderados y algunos bastante modernos y liberales. Y porque los Cardenales, en su elevada condición intelectual, moral y espiritual, son mortales de carne y huesos.
La Iglesia Católica es una venerable Institución que cuenta con seguidores a todo lo largo y ancho del mundo. Su influjo en las comunidades que profesan su doctrina, es enorme. Es, además, un Estado reconocido por las Naciones Unidas y goza de enorme prestigio y liderazgo. No faltan críticas ni ha estado exenta a equivocaciones, generalmente de algunos jerarcas y sacerdotes. Pero goza de respetabilidad y notable autoridad en diferentes campos. De ahí la importancia que tiene la designación del Sucesor de Benedicto XVI, quien en pocas semanas pasará al anonimato frente a las expectativas que generará su reemplazo.
En Colombia la Iglesia Católica es escuchada y respetada. En muchos aspectos diferentes a la conducción espiritual de su numerosa feligresía, marca la pauta. En estos días todos celebramos su decisión de apoyar el proceso de paz que el gobierno del Presidente Santos adelanta con las Farc. En lo social, en lo educativo, en la formación de buenos colombianos, por fortuna está presente la Iglesia.
Benedicto XVI hizo una gran labor al frente del catolicismo. Su sucesor tiene un buen ejemplo a seguir.
Bogotá D.C. 13 de Febrero, 2013 (Elnuevosiglo)

domingo, 16 de septiembre de 2012

Umbral de paz

Por Gerardo Delgado Silva
Nuestras Constitución Política, reconoce la paz como un derecho y un deber, agregando que “es de obligatorio cumplimiento”.
Empero, este reconocimiento no es simplemente una formulación jurídica, letra inane.  Adquiere sentido al procurar un contenido de equidad y de justicia, como lo señaló Juan XXIII, en su camino hacia la grandeza.  Palabras más, palabras menos, la paz debe tener un contenido de justicia, y la justicia un contenido de paz, colocándolas en el decoroso nivel que les corresponde en la existencia humana.  Por eso, la “vieja filosofía de Grecia nos ha legado una leyenda según la cual cuando los hombres quisieron fundar la ciudad, los dioses para hacer posible que la ciudad perdurase, le dieron como regalo inapreciable la justicia”.
En nuestra patria, por desgracia ha existido un rosario de guerras y desenfrenos fratricidas que engendran otros, en una rueda de estupidez hasta hoy.
Es una tragedia que arde por los cuatro costados.  Las madrugadas en Colombia amanecen más temprano, emponzoñadas de carnicería soberbia, de holocausto bárbaro.  Una guerra que no se ha podido superar en  más de 50 años, de la cual el Informe Nacional de Desarrollo Humano, con el auspicio del PNUD y la Agencia Sueca de Cooperación, sostiene desde hace años que es “una guerra de perdedores”. 
Los mecanismos contemplados por el Señor Presidente Santos con el propósito de suscribir un acuerdo para acabar con la guerra y comenzar el proceso de paz, es el más encomiable y deseable de los objetivos políticos, es decir, avanzar en aquellos hechos indicadores de que se está llegando al final de la guerra.
El Gobierno tiene que optar por el arreglo propiamente político, como ocurrió en Irlanda y Suráfrica por ejemplo.  La paz hace imperativo materializar una larga lista de reformas y cambios a favor de los más desprotegidos, a los cuales las élites y los gobiernos han hecho a un lado por tantos años.
Para Colombia resultan particularmente interesantes las enseñanzas de paz y lecciones que encierra la experiencia salvadoreña, en donde padecieron por más de 20 años una atroz guerra interna, que sobrepasó en intensidad, destrucción y número proporcional de víctimas al conflicto Colombiano.  Después de varios años de negociación directa y diálogos se firmó el célebre acuerdo, que inauguró una nueva era de convivencia y progreso para esta martirizada nación Centroamericana.
Cuando se entiende el agotamiento de la guerra y existe el coraje para ensayar otro camino, todo es posible si hay voluntad, realismo y decisión, como es el propósito del Presidente Santos, para lograr la restauración del país.
No se trata tan sólo de una inclinación irrevocable de su espíritu, sino también de un deber.  Comportamiento que llevará a los Colombianos a una nueva visión y servirá para acrecer las reservas que en el ser humano valora y dan dignidad a la vida.
Y es que la violencia nunca acaba con la violencia.  Son elocuentes las afirmaciones: “No hay victoria si no se pone “fin a la guerra”, como expreso Montaigne; o como en el mismo sentido señaló John Marshal: “El único modo de vencer en la guerra, es evitarla”.
Así lo demostraron liberales y conservadores al suscribir hace más de cien años, unos tratados que pusieron fin a la guerra que se llamó de los mil días. Terrible contienda.  Toda una carnicería, como la batalla de Palonegro, donde según el historiador Gabriel Camargo Pérez, “sucumbieron cuatro mil ciudadanos en la más cruenta batalla de América Latina…”.
Ahora bien.  La paz no se limita tan solo a la ausencia de guerra, incluye una ambiciosa agenda de profundas transformaciones políticas y socioeconómicas, que han sido ingredientes de todas las guerras colombianas. Las Farc, deben comprometerse a la desmovilización y entrega de armas.  Es imperativo devolver incondicionalmente a los secuestrados en cumplimiento de una obligación jurídica, contemplada en la Convención de Ginebra y los correspondientes protocolos anexos.
La inicua desigualdad en la distribución del ingreso, el ominoso régimen de tenencia de la tierra, los abusivos privilegios que han crecido a la sombra de la política. El penosísimo acceso a la educación y a la salud, deben ser objeto entre muchos otros, de drásticos cambios. Y que, por tanto, se impone buscar a esos males - como lo está haciendo el Presidente Santos – sus hondas raíces. De no ser así, aunque se firme la paz con las Farc, podemos estar seguros, otros, empuñando fusiles o cacerolas, no tardarían en reemplazarlas.
Es tan transcendental esta feliz idea del Presidente Santos, que la comunidad internacional, la Unión Europea y la iglesia católica respaldan el dialogo para la normalización del país.
Se hace indispensable la culminación de un gran movimiento patriótico que se sume al valeroso comportamiento del Señor Presidente, acogiéndonos a la credibilidad política que ha logrado construir.  El Gobierno tiene ya el terreno abonado con la Ley de Víctimas y de Restitución de Tierras, que está cumpliendo, para empezar a cubrir la inmensa deuda social del Estado. Con la “Política de Desarrollo Agrario”, que está promoviendo, ha surgido el proyecto de Ley de Tierras y Desarrollo Rural, el sendero para la equidad.
Los detractores del dialogo, con el Señor Uribe a la cabeza, reafirman sus marcados rasgos e irrefrenables deseos beligerantes y una desmedida paranoia, en cuyo nombre se cometieron muchas injusticias, como las atrocidades de los llamados falsos positivos. Genocidios “notorios y preocupantes”, tal como lo evidenció el informe del Observatorio de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario de la Coordinación Colombia – Europa – Estado Unidos.
Así mismo, con acusadora precisión este documento señaló “el incremento de las detenciones arbitrarias, una de las consecuencias más visibles de la aplicación de la política de seguridad democrática”.  Y afirmó posteriormente “la paulatina y creciente paramilitarización de la sociedad y las instituciones colombianas…”.
Sostiene el informe que “en el campo económico, el poder que ejercen los grupos paramilitares – se refieren a la administración anterior – es creciente” y agregan que: “Además del control que tienen sobre actividades ilegales, ente las cuales la más prospera continua siendo el narcotráfico, esos grupos han logrado acrecentar sus proyectos agroindustriales de exportación (por ejemplo palma aceitera), contando con el auspicio de programas gubernamentales; se han apoderado de abundantes recursos públicos destinados para la inversión social (tierras, salud, educación y vivienda, entre otros renglones).
En este orden de ideas manifiesta: “Políticamente se multiplicaron los vínculos entre grupos paramilitares y narcotraficantes con gobernadores, alcaldes y parlamentarios”.
Es una práctica recurrente de la ultraderecha apelar a los dobles criterios o raseros.  Tariq Alí proporciona una versión libre pero fiel a la recomendación: “vamos a castigar los crímenes de nuestros enemigos y recompensar los crímenes de nuestros amigos”.  Así pues, los que se oponen irracionalmente al diálogo, convalidan el doble criterio, cuyas desastrosas consecuencias están a la vista, sumiendo a Colombia en el inevitable desfallecimiento moral, que nos agobia.
Y bien. La conducta del señor Presidente Santos, no es una muestra de debilidad.  Se constituye por el contrario en un acto de responsabilidad y de grandeza, convertido en paradigma y modelo.
No fueron ciertamente las armas las que impusieron la resistencia en Francia y los países ocupados, sino el vigor patriótico de sus intelectuales. 
A quienes amamos la paz y la civilidad, nos asiste el ánimo ferviente de solidaridad y de plegarias para que el Todopoderoso trasmita al Señor Presidente, la energía espiritual indispensable, a fin de que se haga realidad su misión trascendente, por el prestigio de Colombia y la guarda de su futuro en todos los aspectos de nuestra vida repúblicana.
                                                                                              Para bersoa comunicaciones 

sábado, 9 de julio de 2011

TRAFUGARIO


-----------------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO

CALDO DE PAPA EN COLOMBIA

Esta semana que pasó se estaban celebrando en Colombia las bodas de plata, o dicho de otro modo, los 25 años de la visita del Santo Padre Juan Pablo II al país del Sagrado Corazón. Entre otras cosas era la segunda visita papal porque la primera la había realizado su Santidad Paulo VI por allá en el año de 1966.

Juan Pablo II
Pero yo no me quedo con las ganas de contar es que en ese entonces era estudiante de Comunicación Social, es decir ya había pasado por las tablas de la ingeniería en la Universidad Industrial de Santander donde no era rezandero y más bien izquierdoso, sobre todo en ésa época en que estaba de moda ser marxista-leninista, de la línea de Mao los moirosos, así les decíamos a los del Moir, y los mamertos de la línea Moscú. Pero yo estoy hablando es de la visita de Karol Wojtila alias Juan Pablo II, en 1986, porque tuve una bella experiencia y guardo gratos recuerdos de ella. Primero que todo debo contarles, y eso sí con harto orgullo, que fui delegado por la Universidad Autónoma de Bucaramanga, donde estudiaba, como auxiliar de prensa internacional. Lo mismo les ocurrió a Sonia Díaz Mantilla, a Carlos Alirio Ibarra Peñaloza, y a una pelada de ojos verdes, muy linda, quien por no ser contemporánea de nosotros académicamente, o sea del mismo semestre, no recuerdo su nombre. Con Carlos Ibarra, Choco, ese era su apodo por lo morado de su raza, apócope de chocolate, éramos bastante “llaverías” y muchas cosas las hacíamos en “socia” y por eso mismo nos pasaron tantas vainas. Pero estar al lado del Santo Padre no era cosa sencilla por la seguridad del tipo. Primero que todo nos reseñaron con las huellas de patas y manos como si fuéramos cuadrumanos, en el DAS, eso sí antes de las chuzadas, en la Policía Nacional y en la Quinta Brigada. Mejor dicho quedamos “pior” que “Chupeta”.

Para los efectos de sabernos comportar en presencia o cerca del Santo Padre, recibimos un entrenamiento juicioso y minucioso durante quince días en el Club del Comercio de Bucaramanga, y como el primer día fue con coctel, se nos iban pasando los tragos y terminamos con Choco y otros fue haciendo un análisis dialectico-materialista de la visita del papa. Por supuesto que los militares nos miraban que nos tragaban. Al comandante de la Quinta Brigada de esa época, no recuerdo su nombre y si lo recordara no lo decía, le pasó un chasco que el militar yo creo que todavía no lo ha olvidado. Resulta que el Papa tenía un anillo de seguridad, ya en el, digamos templete, localizado en el antiguo aeropuerto Gómez Niño. Lo más cerca al cura que podíamos estar los “reseñados”, los periodistas y los personajes de alto turmequé, era a unos cuatro metros aproximadamente, y el militar quiso pasar el cerco de golpe para ir a saludar al Santo. Pero un mastodonte como de dos metros de alto como por uno de ancho le metió un empujón que por poco queda enterrado de culo donde cayó. Después supimos que era un cinturón negro décimo dan, especializado en todo tipo de armas y defensa, jefe de seguridad del Santo Papa.

Nosotros con choco nos hicimos amigos de un cura holandés que medía como cuarenta metros de alto, que no chistaba ni siquiera una palabra en Español, y de un cura italiano que parecía una caneca de aseo con rodachines porque no media arriba de uno con cincuenta, y que en cambio sí tenía una circunferencia como de tres metros. Les dimos unas botellitas de Aguardiente Superior que donó la licorera para que lo probaran, y como a las cinco de la tarde estaban en un perrón que volaban, jartos como unas yeguas, y el cura holandés le vomitó la cabeza al cura italiano pero sin culpa por lo pequeñito. El cura italiano hablaba perfecto el Español y le “arrió” como cien millones de veces la madre al cura holandés que se quedó dormido en las escaleras del coliseo. Si les contara todo lo que pasó ese día.

miércoles, 14 de julio de 2010

Entre el cielo y el infierno

Colombia, miércoles 14 de julio de 2010

------------------------------HORACIO SERPA

El actual Arzobispo de Barranquilla, Monseñor Rubén Salazar, acaba de ser designado por el Papa Benedicto XVI nuevo Arzobispo de Bogotá. Pronto será Cardenal.

Tendrá que lidiar el problema mayúsculo que afronta la Iglesia Católica sobre las acusaciones de pederastia que se vienen haciendo contra sacerdotes en diferentes países. Comenzaron en Colombia, situación difícil agravada por el caso del cura asesino. La grandeza de la Iglesia y la importancia de sus prelados prevalecerán sobre estos lamentables episodios.

Monseñor Salazar es persona prudente, sabia y diligente, a más de moderno y progresista. En la entrevista que concedió el pasado domingo a El Tiempo reconoce que la Iglesia es una Institución “pesada para moverse” y señala que “tiene que cambiar en metodología, en acción pastoral para responder a los desafíos de una realidad cambiante”.

Monseñor Salazar habló claro y bueno. Sin eufemismos. Con precisión, para que se le escuche, entienda y atienda. Sabiendo que su labor pastoral no puede radicarse exclusivamente en lo espiritual, reclama por el bienestar de sus ovejas en la tierra y sin artificios se refiere a principales asuntos temporales, a los de la política, a los del diario vivir, a los que tiene que afrontar el ciudadano de a pié, que conoce como nadie.

Por eso dice que tanto Chávez como Correa deben venir a la posesión del Presidente Santos, pues las relaciones con esos países “son absolutamente indispensables” y reclama “una verdadera cercanía y diálogo con el resto de América Latina”. Y explica: “Creo que llegó la hora de incorporar al país de nuevo al continente”.

También expresó: “En Colombia hay mucho que cambiar en este campo del respeto a los derechos humanos, al sindicalismo, a la clase obrera. Se han hecho esfuerzos grandes, pero no bastan. Es que el respeto a los derechos humanos no es solo respetarle la vida a una persona. Es también el acceso a la alimentación, a la salud, a la educación, a la vivienda, a tantas cosas que hacen digna la vida”.

Monseñor reconoce éxitos al Presidente Uribe en el crecimiento macroeconómico del país. “Pero cuando uno baja hacia la gente común y silvestre, se encuentra con que el país no solamente no ha avanzado sino que retrocedió. Uno ve que hay hambre, que hay más pobres, mas desplazados, que la pobreza ha adquirido nuevas y grandes dimensiones, que hay una indigencia muy grande en el país, que hay una marginación muy fuerte”.

Sobre el enfrentamiento del Presidente Uribe y las Cortes, manifestó: “Esas son situaciones totalmente anormales y absurdas”. Y agregó: “son situaciones extremas que no debieron presentarse”.

“Al que le caiga el guante, que se lo plante”, parece decir Monseñor Salazar, confiando en el Presidente Santos que “tiene un sentido de mayor crecimiento económico pero con desarrollo social”.

Tendrá la Iglesia Católica buenos años de vida, superadas las dificultades, para bien de los colombianos, de la paz, de la equidad. Llegarán bajo el liderazgo de Monseñor Salazar. Así sea.

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