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viernes, 24 de diciembre de 2010

TRAFUGARIO

..................................................Por: JOSE OSCAR FAJARDO

SENSIBILIDAD Y PRAGMATISMO

Hoy ya hemos celebrado la navidad. Es muy probable que para la mayoría de colombianos haya sido una noche de mucha felicidad porque es a lo mínimo que aspiramos todos los animales dotados de racionalidad. Pero, no debiera recordarlo porque duele tanto, para otro sector de colombianos la noche tuvo que ser de horror porque la navidad no sólo se hizo para festejar el natalicio del niño dios ha muchos años según las creencias católicas, sino para hurgar lo más profundo de nuestro inconsciente y así exasperar todas las penas que nos han acribillado en los últimos tiempos. Claro que eso lo sabemos sólo los que tenemos una herida reciente en el alma. Cierto sí es que no podemos esperar que toda Colombia, sobre todo la que está feliz, rompa sus vestiduras y se dedique al llanto. Eso sería ilógico y hasta ridículo el sólo pensarlo. Lo que sí se debe esperar y dar es una enorme solidaridad que es exactamente en lo que la mayoría de las veces fallamos los colombianos.

Colombia en estos momentos aciagos está atravesando una situación que según parece, es la peor que ha tenido en su historia y la verdad es que parece que no ha habido otra como esta. Pero repito, no por eso tenemos todos que sentarnos a llorar sobre la leche derramada. Hago dichas consideraciones porque, sin querer, escuhé una entrevista que le hicieron a un alcalde y en la que, con sus respuestas desparramadas, estuve totalmente de acuerdo. ¿Usted va a hacer sus ferias y fiestas común y corriente, a pesar de la tragedia que está viviendo el país? le dijo el periodista. Claro hombre, le respondió el alcalde; si es que en mi pueblo no hay tragedias. Allá sí ha llovido pero el clima está demasiado bien. De allá lo que yo le puedo decir es que la gente está entusiasmada y espera impaciente que empiecen las fiestas porque es que nosotros vivimos de eso. En mi pueblo se mueve todo el comercio, la venta de servicios, la hotelería, el transporte intermunicipal y urbano y hasta “el camello de las chinas bacanas” porque es que ellas también viven de eso y además le repito que nosotros no tenemos tragedias, hermano. Pero es que en varias partes del país se están viviendo tragedias, le disparó de nuevo el periodista.

Y yo y mi pueblo que culpa tenemos de eso. ¿Acaso fue que yo ordené que lloviera como para un campeonato mundial, que se desbordaran los ríos, que se ahogaran los animales y la gente? Pero es que hay muchos muertos de por medio, le repitió el periodista. Pues que cada cual llore sus muertos, le respondió jocosamente el alcalde, e ipsofacto lo ametralló con una frase sentenciosa: “o es que usted es de esos que llora por cualquier muerto; porque, si no deje el periodismo que ya le tengo trabajo de plañidera”. Para la muestra un botón.

El miércoles en la noche se puso a la vista del público en el parque San Pío de la ciudad capital un precioso volumen simétrico, como se debe decir, representado en el cuerpo de una mujer, o una “gorda” de Fernando Botero como dice el común de las gentes. Lo sui generis del hecho es que ese gustico de tener una escultura de tan refinado calibre mundial, no se lo dan sino los Campos Elíseos, de París, La Gran Avenida, de Nueva York, El Paseo de Recoletos, en Madrid, La Plaza del Comercio, de Lisboa, y La Plaza de la Señoría, en Florencia, entre otras.

De esto se puede colegir que Bucaramanga ha dado un paso enorme, aunque usted no lo crea, hacia el renombre mundial, porque esas esculturas de un icono universal del Arte como es Fernando Botero, el artista de origen latinoamericano más prestigioso del mundo en este momento, no están expuestas en la plaza de mercado de Guavatá, ni de Matemora ni de Somondoco. Además, es supremamente saludable recordar que sólo el Arte y las Ciencias dan la dimensión real de la grandeza de los hombres.

jueves, 23 de julio de 2009

Botero, maloso como siempre

Colombia, miércoles 22 de julio de 2009


HORACIO SERPA
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Por la Revista Semana me enteré que de nuevo “habló Botero”, en esta oportunidad para sugerir que la muerte del doctor Álvaro Gómez Hurtado fue un crimen de Estado, tal vez promovido y ejecutado por orden del alto gobierno en la administración del doctor Samper Pizano. Actitud muy en el estilo del personaje, dedicado a buscar la manera de comprometer al ex presidente y a mí en hechos delictuosos que nos coloquen a su altura de avezado malhechor.

La última vez que “habló”, renuncié a la prescripción de la acción penal en el informativo que se adelantó por la financiación de la campaña presidencial de 1994, lo mismo que renuncié a la preclusión que en mi favor dictó la Fiscalía General de la Nación, para que de nuevo se me investigara con la mayor exigencia y rigurosidad. La Fiscalía opinó que no era necesario, ni procedente.

En esta ocasión, de una vez me pongo a disposición de las Autoridades para lo que a bien consideren. No tengo rabo de paja, ni nada que ocultar, desde mi nacimiento hasta hoy. Que me investiguen, que me esculquen, sirve para que se ratifique hasta la saciedad mi comportamiento, que en materia de legalidad y de ética, ha sido ejemplar, sin ninguna excepción. Lo digo con énfasis, con arrogancia si se quiere, en una invitación general a que se demuestre lo contrario.

He sido y soy pulcro por formación familiar y personal, por actitud intelectual, por responsabilidad social, por compromiso político. Tengo 100 puntos de 100 en el escalafón de la transparencia.

Lo de ahora tampoco tiene ni pies, ni cabeza. Es una afirmación temeraria, que como lo afirma la misma Revista de la publicación, carece de asidero y credibilidad. Es la infamia hecha declaración, sustentada en la mentira de un supuesto comentario según el cual yo le dije al embustero que el doctor Álvaro Gómez era un peligro para el gobierno. Ni lo era, ni lo dije. Ni tenía por qué decirlo, y mucho menos a un preso al que visitaba en acto de solidaridad que nunca mereció.

Botero nada afirma, nada asegura, en nada compromete a nadie directamente. Ni señala, ni sindica. Nada sabe. Ni siquiera su propia hipótesis sobre el crimen coincide con la perversidad que pretende construir: Gómez era un peligro, Serpa lo dijo, ergo “algo debe haber en el canto de la cabuya”. Mefistófeles en su máxima expresión.

El doctor Gómez Hurtado era un importante personaje de la política nacional, que gozaba del respeto de amplios sectores nacionales, entre ellos, el del gobierno de la época. Su asesinato no debe quedar impune. Sus autores intelectuales y materiales deben ser descubiertos, porque fue un crimen imperdonable y bochornoso.

Que se investiguen, claro, las “pistas” de Botero, malintencionado y maloso como siempre. Como antes, rumiando odios y buscando víctimas que opaquen la magnitud de sus desafueros. No será a mis costillas. Volver a Inicio >

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