TRAFUGARIO
Por: JOSE OSCAR
FAJARDO
Entre viernes y sábado inmediatamente anteriores se llevó a cabo la IV
Convención Departamental del Partido de Integración Nacional, PIN, que con 15
congresistas a bordo constituye la cuarta fuerza política del país. Y había representación de casi todos los
sectores de la geografía nacional. Pero cualquiera pudiera opinar que eso así a
palo seco no quiere decir mucho. No
obstante si los santandereanos analizamos a fondo, tenemos que concluir que la
importancia que este hecho tiene es mucho más de la que cualquiera le quiera
asignar. Pues eso quiere decir que un partido político de fabricación netamente
santandereana, es hoy por hoy un conglomerado político capaz de influir con
cierta profundidad a nivel nacional.
Sí porque son algo más de un millón de
votos los que aporta este movimiento que a la hora de elegir presidente de la
República, son muchos los candidatos interesados en que esa fuerza política
tercie hacia allá. Pero lo que quieren realmente los dirigentes y las cabezas
más visibles del PIN, es que este regrese a su punto de partida y vuelva a nacer pero otra vez con su nombre de
bautisterio, Partido de Convergencia Ciudadana. Pues fue con ese nombre que vio
la luz en Santander y con el que se extendió a nivel nacional, hasta que algunos
de sus máximos dirigentes debieron renunciar para atender a los llamados de la
justicia con el fin de responder por diferentes cargos.
Cuando este columnista habló con su dirigente
máximo Luis Alberto Gil, quien entre otras cosas reconoció su procedencia y nacimiento
en el corregimiento de Cite del municipio de Barbosa, expresó con toda su
energía política y bajo pleno criterio ideológico, que para él y su partido,
“La paz no era solamente silenciar y agachar las armas sino que la Paz era
también combatir la miseria de la gente y además garantizar el empleo, la salud
y la educación de los sectores menos favorecidos económicamente, con el fin de hacer una administración y una
política realmente democráticas y acordes a las verdaderas condiciones que
afronta el pueblo colombiano”. En un lapso de su intervención hubo un momento de
paroxismo cuando el dirigente presentó su renuncia oficial al Partido Convergencia
en un gesto de sensibilidad política, y la asamblea en pleno y de manera
apoteósica no aceptó la decisión del dirigente y por el contrario rechazó con
vehemencia su inaceptable propuesta. Posteriormente tuvimos una charla con el
presidente nacional del Partido de Integración Nacional, abogado Angel Alirio
Moreno, otro personaje de alta estatura política orgullosamente barboseño,
quien cordialmente contestó así a mis preguntas. Doctor Alirio, le dije. ¿Por
qué el retorno a Convergencia Ciudadana? “Porque Convergencia Ciudadana forma
parte del patrimonio santandereano, y como tal, es un proyecto político que se
consolidó en Santander construyendo democracia con el propósito de alcanzar la
Paz. Hoy, cuando estamos hablando de reconciliación y estamos buscando
escenarios para la Paz que nos permitan desarrollar una convivencia pacífica
con un mínimo de felicidad del ser humano, creemos conveniente que renazca este
proyecto de manera clara y transparente”.
Luego volví a preguntarle sobre el
hecho de que, de una manera inusual, unánime y apoteósica la Asamblea General
rechazara la renuncia del doctor Luis Alberto Gil al partido, y esta fue su
categórica respuesta: “Yo observo deseos sinceros hacia él de parte de un gran
grupo de ciudadanos de Santander que con él construyeron un proyecto político,
social y empresarial. Es la gente la que toma la decisión de reiterarle su
petición para que continúe activo en la política y en la construcción de
pensamiento político”. Finalmente me comentó que “para Santander, ser el PIN la
cuarta fuerza política nacional, significaba participación y capacidad de
decisión”. Yo estaba más feliz que todos
porque siempre he sostenido en mis escritos periodísticos y literarios que, “Barbosa es
tierra donde la inteligencia es peste”. Porque no sólo estaban el doctor Luis
Alberto Gil, fundador de Convergencia Ciudadana y el doctor Angel Alirio
Moreno, presidente nacional del PIN, sino que también estaba yo. O será que no
tengo el sagrado derecho a “chicaniar” como buen barboseño que soy.