TRAFUGARIO
--------------------------------Por: JOSE
OSCAR FAJARDO
Hay
argumentos que lo dejan a uno lelo por lo imbéciles, que de lo puro
imbéciles a veces queda uno paralelo. En
una ocasión un caquito de alta tensión logró robarse un elefante de un circo y
luego argumentaba con prepotencia que lo habían descubierto era porque los
tenían contados. Eso es exactamente lo que está haciendo el ex-comisionado de
Paz, Luis Carlos Restrepo: “Es que Santos me está persiguiendo”, arguye. Yo
creo que cuando ese hombre era bien muchacho se la pasaba cantando, “Las
muchachas a mí no me quieren porque yo no tengo plata…”. Uno colige por simple inspección que un psicólogo, un psiquiatra, o un
psicoanalista por la mera esencia de su profesión saben mucho del desarrollo de
la personalidad de los individuos, y en efecto de la de ellos mismos. ¿O no? Yo
lo admiraba mucho no solamente por ser un médico psiquiatra muy respetable,
sino porque además era o es un escritor que fue capaz de escribir un hermoso
libro con un título más lírico que cualquiera de Pablo Neruda o de Rimbaud: “El
derecho a la ternura”, y que es un excelente texto. Entonces uno se pregunta
por qué un hombre de la estatura intelectual del ex-comisionado de Paz, capaz
de escribir un libro de alto coturno dado que eso no lo hace cualquiera a la
bulla de los tarros, amén de una economía familiar blindada, poderosa y en
perfectas condiciones de bienestar, se deja tentar así de fácil por Satanás. Y
el argumento deletéreo y sofocante es que el presidente Santos lo está
persiguiendo. Pero desafortunado para el ex-comisionado, “todos los caminos
conducen a Roma”.
Todas las pruebas se le van encima. Entonces si es hijo de
mamá gallina y frito se come ¿Por qué ese disparate de huir? Si no debe nada,
es decir que es totalmente inocente, ¿Por qué huyó? Y ahora desde la
clandestinidad, que es un vocablo que no denota nada de abolengo o de
prestigio, no se le da sino por mandar un comunicado en el que en su primer
punto pide con vehemencia y desde ya, empezar una campaña para “impedir la
reelección del doctor Santos para el próximo período presidencial”. Pero qué
está pasando en Macondo. Qué carajos nos pasa, por dios. “Decálogo para retomar
el rumbo”, se llama el susodicho
comunicado, y es exigiéndole al uribismo desde ya darle garrote al presidente
Santos hasta dejarlo cuadraplégico políticamente con eso no va a la reelección.
Yo creo que esos nervios y esa depresión sicótica que lo costriñen, fue lo que
lo empujó exigir que “se vaya armando una constituyente para así salvar al país”.
Un viejo adagio dice que los médicos también se mueren. Y yo propongo que a los
psiquiatras también se les avería el techo. Y no contento con semejantes
antojos de tigre enguayabado, el de la retoma de la Presidencia según él, el
Congreso Nacional y la Constituyente, apetito voraz el de este muchacho entre
otras, también arremete “orateizado” contra el primer mandatario gritando a los
cuatro vientos que es un “traidor”. Pero
claro está y eso lo sabe todo el mundo, es que Luis Carlos Restrepo no actúa
sólo desde la clandestinidad. Cualquiera se da cuenta que este hombre es la
caja de resonancia, los parlantes y los bafles de un combo enorme que quiere
volver al poder y perpetuarse en él como lo hicieron los zares, los césares y
los faraones. Mejor dicho, tiene güevo el ex-comisionado de Paz.
Ya por lo
menos el ex-presidente del senado, Armando Benedetti le pidió a Juan Lozano,
presidente de la U, que se pronunciara de alguna manera y dizque el doctor
Lozano le dijo: “Yo mi preciosa y erótica nariz por allá no la meto”. Y Efraín
Cepeda, presidente del partido de los goditos, dizque también se arrechó y les
dijo: “Rechazamos las afirmaciones de Restrepo; apoyamos a Santos y nos
sentimos satisfechos de haber votado por él”. Claro porque es que lechona mata tocino. Y yo
como comentarista político sigo diciendo que el doctor Juan Manuel Santos es el
hombre adecuado para enderezar, así como lo dejaron, éste torcido país.