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viernes, 12 de noviembre de 2010

TRAFUGARIO

Noviembre 13 de 2010

----------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO

LAS NUBES NEGRAS DEL PROCURADOR

Nunca había estado tanto de acuerdo con los conceptos de una persona que, precisamente por su arrogancia y por su egocentrismo no me entra por ningún orificio de mi modesto armatoste corporal, incluidos hasta los huecos de los canutos del pelo. Pero lo que le dijo Alejandro Ordoñez a Yamid Amat en la entrevista que publicaron en EL TIEMPO del pasado domingo, hace que uno gire ciento ochenta grados y coyunturalmente sus conceptos. “Colombia va por un despeñadero moral”. Luego añade: “Si no hacemos pedagogía, no habrá seguridad democrática o prosperidad democrática sostenible”. Las anteriores son frases lapidarias pero esta que viene es más que lapidaria: “Somos un país suicida si no emprendemos ya la reconstrucción de nuestro tejido social”. Y esta última que está inmersa en una de sus respuestas, que yo considero de enorme importancia dado que estamos en época pre-electoral, reza así: “La gente no vota en elecciones porque tiene desconfianza, porque percibe que quienes ostentamos la investidura pública somos adversarios del interés común, que la utilizamos para beneficiarnos a nosotros mismos, a nuestros amigos, nuestras familias…” Y lo peor de todo es que van a ver y sí. No tiene vuelta de hoja que eso es lo que está asesinando a Colombia. Con eso uno puede entender que el mejor negocio que hay en el país no es el del narcotráfico ni el de las esmeraldas sino el de la política porque además de ser altamente productivo y rebacano, goza de toda la legalidad jurídica. Y va uno a ver y sí.

Pero como algunos políticos que están leyendo mi columna pensarán que estoy aplicando en mis juicios el método paranoico-crítico de Salvador Dalí, entonces debo darles las debidas explicaciones. Yo en ningún momento estoy diciendo que la política colombiana, como el fútbol colombiano, sean de pésima ralea. No, señores. Lo que sí es cierto es que hay muchos políticos, jugadores, directores técnicos y dirigentes “megachatarras” y que por esa incontrovertible razón, así como van las cosas, jamás volveremos a los mundiales. De igual manera por culpa de algunos, o muchos políticos, pero no de todos, la gente no quiere saber de elecciones. Y eso no es invento mío si no que por el contrario, es una realidad axiomática. Y además lo dijo fue el procurador general. Debo aclarar que yo, modesto periodista, con el procurador no comparto ideología porque él cree que sus razones son las únicas válidas en este planeta y esos absolutismos ideológicos, están mandados a recoger. Además, si la única concepción filosófica válida es la de él, entonces los demás no tenemos razón de ser.

Lo que pasó fue que su posición ante la realidad social que estamos viviendo los colombianos me pareció honesta, digna, respetable. Incluso generosa y noble, si es que tienen cabida este par de términos, porque él mismo se involucra, como copartícipe por hacer parte del Estado, en una de sus respuestas. Y eso para mí es, alta nobleza. Claro. ¿Y quiénes son los culpables de la vida desgraciada de muchos colombianos si no son los que manejan la Administración y la plata del Estado? No ven lo que dice el doctor Alejandro Ordoñez en este mismo escrito que, “utilizan la investidura y el poder para repartirse el país entre sus amigos y sus familias”. Y yo le adiciono: Los demás que se jodan. Y no respetan su dignidad, su profesionalismo, sus derechos humanos y civiles, su presencia física, su colombianidad. García Márquez en El Otoño del Patriarca, lo dice de una manera absoluta y magistral de la siguiente manera: “Y se repartirán la patria entre los ricos los gringos y los curas y los pobres seguirán como siempre porque el día que la mierda tenga algún valor los pobres nacerán sin culo”. (sin puntuación) Entonces, cuando vayan a votar por un candidato, por el que usted quiera, a lo cual los invito democráticamente, piensen en la siguiente frase: “Qué culpa tiene la estaca, si la rana salta y se estaca”. O mejor así: Qué culpa tienen las piedras, si yo me doy con una piedra en los dientes.

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