Amigo Bernardo Socha:
Morir lentamente es una ocupación
cotidiana, una manera corriente de vivir que prefiero a la muerte rápida que
nos puede sorprender en cualquier esquina sin permitirnos la alegría de
despedirnos lentamente de las personas que amamos.
Neruda mismo, a diferencia de su
poesía, vivió lentamente sin arriesgar nada, predicando con su cauteloso
cálculo, en el vino y el caviar de la buena vida, el heroísmo y el martirio de
los otros.
Salvador allende en cambio
predicó la revolución y se comprometió a fondo con sus ideas y, en el momento
supremo, prefirió ofrendar su vida en una batalla imposible sin sucumbir a la
humillación que representaba la aceptación de la derrota.
Atento saludo,
Reinaldo Ramírez