Por HORACIO SERPA
NAUFRAGÓ Karina. Se quedó sola en el monte, aislada, olvidada por el Secretariado de las Farc. 24 años de vida insurgente terminaron cuando se entregó al DAS, gracias a la mediación de su hija. Ella abandonó sin mirar atrás las ideas por las que luchó con pasión y le permitieron construir la imagen de una guerrillera temible, sanguinaria, arrojada.
La seguridad democrática terminó por arrinconarla. La muerte de Iván Ríos a manos de su escolta de confianza, y la amputación de su mano para probar que estaba muerto, le ablandaron el espíritu revolucionario. Karina prefirió llegar por sus propios pasos a la reconciliación y no metida en una bolsa negra, amputada y desfigurada.
NAUFRAGÓ Karina. Se quedó sola en el monte, aislada, olvidada por el Secretariado de las Farc. 24 años de vida insurgente terminaron cuando se entregó al DAS, gracias a la mediación de su hija. Ella abandonó sin mirar atrás las ideas por las que luchó con pasión y le permitieron construir la imagen de una guerrillera temible, sanguinaria, arrojada.
La seguridad democrática terminó por arrinconarla. La muerte de Iván Ríos a manos de su escolta de confianza, y la amputación de su mano para probar que estaba muerto, le ablandaron el espíritu revolucionario. Karina prefirió llegar por sus propios pasos a la reconciliación y no metida en una bolsa negra, amputada y desfigurada.
Con su entrega se va desmoronando el mito de una guerrilla invencible, a la que era imposible cerrarle los espacios. De las Farc van desgajándose troncos cada vez más enormes. Pareciera como si el roble se estuviera convirtiendo en un inmenso balso, endeble y carcomido por la incertidumbre. Un palo que se cae llevándose a muchos a su paso.
Los guerrilleros han perdido la confianza. Están diezmados, reconoce Karina. Unos se harán matar, dice ella con su tono paisa y su desencanto de la lucha armada, ajada, golpeada, atormentada. Otros llegarán a la negociación, porque, repite ella, esa es la única salida a la guerra. Tiene razón. La negociación es la vía, pero a ella no se llegará pronto. Los guerreros siempre están dispuestos a esperar el momento de devolver los golpes. No se sabe cuántos muertos pasarán antes de un primer acuerdo, de un guiño que permita creer en el fin negociado del conflicto.
A las Farc se le está cerrando el espacio. El computador mágico de 'Raúl Reyes' los está desnudando. Les ha arrebatado los secretos. Pero ya nadie sabe qué es verdad, ni qué es mentira, aunque alguien dijo que estas hay que repetirlas hasta que todos las crean. Los vecinos ahora parecen cercados por las filtraciones, las relaciones bilaterales siguen en la inmunda. Nadie tiene la llave para resolver las cosas. El lenguaje amenazante ha regresado.
Las Farc siguen acorraladas. Muchos creen que se acerca su derrota militar y su entierro político. Pero también, es el momento de abrir un espacio para la solución política. Esa guerrilla se hará matar, anuncia Karina con su mirada perdida. Es mejor negociar, deben estar pensando otros en su interior. Es mejor guerrear, dicen los halcones. ¿Y los secuestrados? ¿Y el derecho internacional humanitario? ¿Y los países amigos? ¿Qué pasará con Ingrid y los demás plagiados?
La guerra parece haber iniciado una etapa decisiva. Pero la paz no llega. Los fusiles no dejan escucharla. Y, sin embargo, hay que insistir en ella. Nadie sabe cuánto tiempo más durará el conflicto, ni los costos de una victoria militar. Hay que seguir soñando por la paz.
Miércoles 21 de mayo de 2008 > Regresar a Inicio >