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sábado, 8 de diciembre de 2012

Presagio


                                                    TRAFUGARIO 
                                      Por: JOSE OSCAR FAJARDO 
Este es el nombre de un guión para cine que se inventó y escribió Gabriel García Márquez por allá en los años en que su nombre todavía no le daba vueltas a este mundo como una pelota loca, por la cosa esa de su fama como escritor y en efecto como premio Nobel de Literatura. Presagio es un bello nombre para lo que él escribió porque eso es exactamente lo que se llama un presagio. Una adivinación. O más bien los hechos reales de una cosa o suceso que sólo estaba en la imaginación de gentes comunes y corrientes. 
En el presagio de Gabo que, repito, fue un guión para cine, un día un tipo se le ocurre, después de haber pasado una noche insomne y un tanto desastrosa, que algo va a pasar en el pueblo donde él y toda la gente viven desde los años antiguos de su fundación. Presa de la incertidumbre entonces se va a la carnicería a comprar la carne del consumo del día y allí le cuenta al pesero y dueño de la pesa sobre lo lúgubre de sus pensamientos y de sus intuiciones. El pesero le pone cuidado con toda la atención e ipso facto queda impresionado con la confesión del comprador. “Porque algo raro va a pasar hoy en el pueblo”.  Entonces el carnicero se da a la tarea de contarle el secreto a todo el que va llegando a la pesa a abastecerse de carne, “porque algo raro va a ocurrir hoy en el pueblo”.  
En consecuencia, a eso del medio día la incertidumbre de un hombre se vuelve colectiva y ya todo el mundo está convencido de que “algo raro va a pasar en el pueblo”. Es muy probable que sea el juicio final, opinan algunos de ellos. Pero todos tienen sus propias opiniones. En el pueblo todo es silencio, y mucha soledad en las primeras horas de la tarde. A mediados de la a tarde un hombre se le ocurre meterle candela a su casa con la obsesiva convicción de que “algo raro va a pasar hoy en el pueblo”, y él quiere irse cuanto antes.  Luego uno de sus vecinos hace lo mismo y en la noche el pueblo ha desaparecido en medio de las llamas porque algo raro debía suceder ese día en el pueblo. Según las predicciones de los mayas el 21de diciembre de este año será el final de los tiempos sin escapatoria para todos los terrícolas, incluidos mi suegra, que se parece mucho a la mamá de Yayita en todos los sentidos, y un expresidentes que cree que para él no existe el fin del mundo. Y además toda la caterva de caníbales multimillonarios que existen en el planeta sin que su dinero pueda hacer nada por ellos.  En mi opinión está que, a uno de esos mayas de golpe un poco más estudiado y/o exageradamente pichurria y mamador de gallo de tiempo completo, se le dio por escribirse un guión parecido, por ahí sancionado por una moza celosa, y ahora quién quita que ocurra el mismo Presagio en pleno siglo XXI. Si  no me creen, miren estas cifras. 
El 12% de los gringos se tienen comido el cuento. El 20% de los chinos. El 13% de los mexicanos y el 10 % de los españoles. En Barbosa, sacrosanta tierra de brujos, el sablazo se lo tiene digerido el 97.8% de la población, según datos que me facilitó el Parasicólogo Malezza, y tenga en cuenta que este Síquico fue el que hizo crecer a un enano legítimo de 1,15  de estatura a casi dos metros exactos, a base de bebedizos y rezos esotéricos y una tanda de garrote que le propinó con el objeto de “sacarle los espíritus enanos que era lo que lo tenían chiquito”. El mismo profesor Malezza me dijo que lo de los mayas tiene un 100% de credibilidad, pero que si le tienen Fe  y creen en él, y que si le reúnen democráticamente aunque sea unos veinte milloncitos de pesos, él se encarga de “echar toda esa güevonada pa’trás”. Eso me dijo.

sábado, 25 de agosto de 2012

NO LE PIDIO MÁS LA BARRIGA


TRAFUGARIO
Por: JOSE OSCAR FAJARDO              
                        
Hace unas tres o cuatro semanas atrás, exactamente al final de los juegos olímpicos de Londres, y que sin ningún antecedente de tal magnitud a Colombia le fue tan bien, metafóricamente hablando yo creo que todos los colombianos estábamos que no cabíamos entre nuestros propios calzoncillos de la alegría por el relativo éxito logrado en diferentes disciplinas deportivas en las que participó el país. Todos los colombianos lo gozaron y todos los colombianos lo celebraron. 
El Estado como tal, respondió como debía responder. Elevar a la categoría de héroes a estos grandes deportistas, asignándoles una remuneración especial en dinero acorde a la presea recibida, e incluso vivienda para ellos y sus respectivas familias.  En la mayoría de pueblos de donde son oriundos los deportistas, porque son de puro pueblo, declararon día cívico y les ofrecieron sendos recibimientos y honores y todo eso lo aplaudimos los colombianos. Yo creo que desde el Nobel de García Márquez no nos daban tanta prensa mundial por razones tan honoríficas como fue ganar medallas en los JJ OO. Si porque en otras ocasiones, y creo que muchas, siempre nos dieron prensa y de la brava pero por otros hechos totalmente diferentes. Tristemente Colombia siempre fue verraca para exportar drogas heroicas, ladrones, sicarios y putas. Esto último me da dolor decirlo pero es cierto.
No obstante yo estaba era hablando de la alegría del triunfo en los olímpicos. Cómo sería el tamaño estadístico de la alegría que hasta un congresista muy conocido, de cuyo nombre no quiero acordarme, propuso en medio del jolgorio y con la frescura de un transatlántico, tan orondo como una quinceañera con tres novios, que, oído que no es error de imprenta, “Colombia, estudiaría la posibilidad de crear el Ministerio del Deporte”. Y yo estoy seguro que lo que quiso decir el benemérito parlamentario es que hay que aprovechar la oportunidad que brinda el triunfo de los deportistas para crear más fuentes de burocracia que tanta falta le hace al país. No le pidió más la barriga al hombrecito. “Está visto que cuando a los deportistas se les estimula, los resultados son superiores. Por eso, los 11 millones de jóvenes en Colombia  merecen un Ministerio dedicado a estimular todas las disciplinas deportivas…”Los puntos suspensivos indican que la bazofia es extensa. 
Yo me pongo a pensar que si es un despelote Coldeportes ¿Cómo sería el circo del Ministerio del Deporte? Esa es la misma parrafada baratera y sin sentido que cuando se les ocurrió a un poco de inteligentes de este país, crear el Ministerio de la Cultura. Créanmelo que en ese entonces yo pensaba lo mismo. Si es un despelote Colcultura, ¿Cómo será la parranda en el Ministerio de la Cultura? Y vea pues. Entre otras cosa me acuerdo de la verriondera de García Márquez, pero los congresistas fueron arrechos y crearon el susodicho Ministerio a pesar de todo. El Ministerio del Deporte tendría un objetivo fundamental que consistiría en crearle al triángulo de las Bermudas (Bogotá-Cali-Medellín) un fortín burocrático más, con unos fondos económicos fantásticos porque manejaría una nómina oficial verraquísima, una nómina paralela de las mismas magnitudes o superior a la oficial, porque no alcanzarían los números naturales para contar la enorme cantidad de votos que produciría.
 Y como en un efecto tas tas, acabarían con el deporte nacional porque para pertenecer por ejemplo a la selección de natación, por decir algo,  el deportista tendría que ser del combo del doctor Godofredo Cínico Caspa, que es el que maneja ese sector, como el político que maneja la Contraloría, o el que maneja la Procuraduría o la Fiscalía.  Lo que se tiene  que hacer es convertir el Deporte, las Bella Artes y otras expresiones artístico-culturales, en políticas del Estado. Me explico. Que demostrando idoneidad, el deportista o el cultor, reciba por ley de la República, preparación, vivienda, salud y pensión del Estado, por ejemplo. Si porque las menciones de honor uno las puede hacer en su computador y las medallas de latón comprarlas en una cacharrería, o en el mejor de los casos, en una Chatarrería. Pregunta ofensiva. A los artistas del montón ¿De qué les sirve el Mincultura?     

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