TRAFUGARIO
Por: JOSE OSCAR FAJARDO
Este es el nombre
de un guión para cine que se inventó y escribió Gabriel García Márquez por allá
en los años en que su nombre todavía no le daba vueltas a este mundo como una
pelota loca, por la cosa esa de su fama como escritor y en efecto como premio Nobel
de Literatura. Presagio es un bello nombre para lo que él escribió porque eso
es exactamente lo que se llama un presagio. Una adivinación. O más bien los
hechos reales de una cosa o suceso que sólo estaba en la imaginación de gentes
comunes y corrientes.
En el presagio de Gabo que, repito, fue un guión para
cine, un día un tipo se le ocurre, después de haber pasado una noche insomne y
un tanto desastrosa, que algo va a pasar en el pueblo donde él y toda la gente
viven desde los años antiguos de su fundación. Presa de la incertidumbre
entonces se va a la carnicería a comprar la carne del consumo del día y allí le
cuenta al pesero y dueño de la pesa sobre lo lúgubre de sus pensamientos y de
sus intuiciones. El pesero le pone cuidado con toda la atención e ipso facto
queda impresionado con la confesión del comprador. “Porque algo raro va a pasar
hoy en el pueblo”. Entonces el carnicero
se da a la tarea de contarle el secreto a todo el que va llegando a la pesa a
abastecerse de carne, “porque algo raro va a ocurrir hoy en el pueblo”.
En consecuencia, a eso del medio día la
incertidumbre de un hombre se vuelve colectiva y ya todo el mundo está convencido
de que “algo raro va a pasar en el pueblo”. Es muy probable que sea el juicio
final, opinan algunos de ellos. Pero todos tienen sus propias opiniones. En el pueblo
todo es silencio, y mucha soledad en las primeras horas de la tarde. A mediados
de la a tarde un hombre se le ocurre meterle candela a su casa con la obsesiva
convicción de que “algo raro va a pasar hoy en el pueblo”, y él quiere irse
cuanto antes. Luego uno de sus vecinos
hace lo mismo y en la noche el pueblo ha desaparecido en medio de las llamas
porque algo raro debía suceder ese día en el pueblo. Según las predicciones de los
mayas el 21de diciembre de este año será el final de los tiempos sin
escapatoria para todos los terrícolas, incluidos mi suegra, que se parece mucho
a la mamá de Yayita en todos los sentidos, y un expresidentes que cree que para
él no existe el fin del mundo. Y además toda la caterva de caníbales
multimillonarios que existen en el planeta sin que su dinero pueda hacer nada
por ellos. En mi opinión está que, a uno
de esos mayas de golpe un poco más estudiado y/o exageradamente pichurria y
mamador de gallo de tiempo completo, se le dio por escribirse un guión
parecido, por ahí sancionado por una moza celosa, y ahora quién quita que
ocurra el mismo Presagio en pleno siglo XXI. Si
no me creen, miren estas cifras.
El 12% de los gringos se tienen comido
el cuento. El 20% de los chinos. El 13% de los mexicanos y el 10 % de los
españoles. En Barbosa, sacrosanta tierra de brujos, el sablazo se lo tiene
digerido el 97.8% de la población, según datos que me facilitó el Parasicólogo
Malezza, y tenga en cuenta que este Síquico fue el que hizo crecer a un enano
legítimo de 1,15 de estatura a casi dos
metros exactos, a base de bebedizos y rezos esotéricos y una tanda de garrote
que le propinó con el objeto de “sacarle los espíritus enanos que era lo que lo
tenían chiquito”. El mismo profesor Malezza me dijo que lo de los mayas tiene
un 100% de credibilidad, pero que si le tienen Fe y creen en él, y que si le reúnen
democráticamente aunque sea unos veinte milloncitos de pesos, él se encarga de
“echar toda esa güevonada pa’trás”. Eso me dijo.
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