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viernes, 11 de septiembre de 2015

La Ruindad de Trump

                        Por Gerardo Delgado Silva
Su ignorancia, hace que sintamos nostalgia por el hombre de Cro - magnon, que no tuvo pensamientos de segunda intención.  Escuchando a Trump, se siente nostalgia por los primates.  Dizque es diplomático, un oficio de vanidad, que le ha permitido fingir que ignora el mal y asume así la responsabilidad de él.
Él sabe, que para conseguir la alienación de las masas bastará con controlar sus necesidades y sus motivaciones, bastará con fomentar y controlar su conciencia consumidora.  Es la brutalidad burocráticos del Fascismo, un mundo masificado en el que la corrupción del lenguaje y la evidencia puede conseguirse por el terror.
Es imposible frente a este monstruo Trump, no recordar a George Washington, primer presidente de los Estados Unidos, que después de haberla liberado, dio a su nación las pautas democráticas por las que ésta se rigió entre las más poderosas del mundo.
Debemos evocar que, Inglaterra había dado el ejemplo y señalado el camino institucional de la libertad por medio de sus Declaraciones de Derechos.
Primero, la Carta Magna, concedida por el Rey ante la exigencia de los señores feudales (1215).  Después, la Petición de Derechos (1628), emanada del Parlamento, que era una ratificación de la anterior, conservando todavía las antiguas formas contractuales de “Carta Medieval”.  Luego, el Habeas Corpus  y el Bill de Derechos, (1869), ya con formas modernas de Ley, en las que el Parlamento afirma su carácter de poder legislativo; y por último, el Acta de Establecimiento(1701), en la que se consolida la soberanía parlamentaria, señala la trayectoria de la Evolución Constitucional  Inglesa en esa materia.
Los emigrantes ingleses llevaron consigo a América del Norte, el espíritu de estas instituciones y el impulso transformador y evolucionista, de tal manera que cuando ese impulso se detuvo en Europa, continuó desarrollándose en América. 
Ya los padres peregrinos, que llegaron a Nueva Inglaterra en 1620 en el Barco May Flower, empezaron por acordar, durante el viaje, algunos de los principios fundamentales de la dignidad y de la libertad individual.  Entonces se llevó a cabo, sin dificultad, la Declaración completa y definitiva de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en Virginia, en el año de 1776.
Francia que había aportado a esta evolución institucional sajona, el estímulo de sus inquietudes culturales y la audacia innovadora de sus pensadores políticos, filósofos y economistas, adoptó el sistema anglosajón, y mediante su célebre Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789, dio universalidad y comunicó fervor revolucionario a los principios de la Declaración de Virginia.
La Declaración Francesa planteó al mundo el problema jurídico de la libertad de un modo definitivo.  Lo incorporó a la vida institucional de todos los países civilizados y  cultos, y pasando sobre todas las vicisitudes, lo impuso como el triunfo del espíritu contemporáneo.
Todas las constituciones  del Siglo XIX, están impregnadas de ese espíritu.  Es el saldo que deja la evolución de la cultura europea, encaminada desde los albores del Renacimiento, a exaltar la personalidad humana y asegurarle sus derechos.
Todo esto lo ignora el Señor Trump. 
Ahora bien, este Señor Trump, conspira abiertamente contra los latinoamericanos, con escandalosas manifestaciones que no entiende, ni quiere entender, ni tiene, tampoco, porque entender.
Aboga por instituciones drásticas, rápidas y rígidas para deportar latinoamericanos de Estados Unidos, dizque por traficantes, pretendiendo insensata y estólidamente que se puede juzgar a los hombres sin leyes.  Somos precisamente los latinoamericanos quienes hemos padecido la insolencia de algunos narcotraficantes, fundidos en abrazo fraterno con algunos norteamericanos.
Y en otra actitud pedestre, resolvió con infinita ruindad, ultrajar a América Latina, refiriéndose a los inmigrantes mexicanos como “criminales”, y “narcotraficantes”.  Sus frases en sí, envuelven la intención injuriosa y calumniosa, esto es, que vulneran o lesionan la integridad o el patrimonio moral de esas personas, y constituyen una aguda injusticia, que invita por el solo enunciado al más franco rechazo, un despertar del alma colectiva, un revelarnos contra la infamia.
Tenemos la sensación de que el Señor Trump, no conoce a Colombia, como tampoco a México y repitamos a América Latina, pues los primeros en advertir los peligros que vituperablemente nos amenazan, los abismos insondables que estamos orillando, somos indubitablemente nosotros.  Como dijo Maritain: “… Vale más cansarse por el bien, que ser abatido por el mal…”.
Para terminar, evidentemente, y no se necesita ser psiquiatra, no hay duda alguna de la psicopatía, ignorancia y brutalidad de Trump, pues ante la denuncia de su esposa, por acceso carnal violento, se limitó a decir: “… en el matrimonio no existe ese delito…”.

¿ Estados Unidos no ha advertido el abismo insondable en que caería el mundo y concretamente el pueblo latino con su gente de bien que es infinita mayoría, si el candidato Trump es elegido presidente?.  Para todos sus habitantes ha llegado el momento de combatir y la pusilanimidad de ese monstruoso candidato, de mostrar como pueblo norteamericano su valor o cobardía, su dignidad o su vileza, su grandeza o su miseria.

miércoles, 25 de junio de 2014

La Ruindad

Por Gerardo Delgado Silva 
Percibimos en lo que se puede llamar hoy, sin ninguna exageración, un desierto de ideas.  Nos basta escuchar a los integrantes del “Centro Democrático”, que no expresan ideas nuevas, no hay ideas que hagan levantar a las personas de su resignación desde el gobierno de Uribe, pues los colombianos nos resignamos a una especie de fatalidad que no acepta cambios.  A contrario censu, el Gobierno de Santos, se propuso regresar a esa tan sencilla, tan estupenda, tan magnífica que es el pensamiento comprometido con la defensa de los Derechos Humanos , y el Mundo Civilizado, sin olvidar su cara más amable, la más humana sin duda, la que ha mirado desde los albores de la Modernidad, por la dignidad y la libertad del Ser Humano, encarnadas ambas en los valores de la justicia social, la igualdad, la tolerancia, la educación y sanidad universales, canalizando la Paz. Los diálogos con la guerrilla, harán un alto en el camino de la vida tortuosa colombiana, para tomar conciencia de nuestro compromiso cristiano.
Con el triunfo estupendo el 15 de Junio, de Juan Manuel Santos, tiene el país la obligación de rodear al Señor Presidente, y entender plenamente que cuanto de paz y de sosiego se va a lograr, es enfáticamente su voluntad de adelantar una verdadera cruzada de sanidad espiritual que revela al mundo entero, la finalidad redentora de devolverles a los colombianos la seguridad de poder vivir y avanzar protegidos en sus fueros y dispuestos a librar valerosamente por los caminos legales, la batalla contra toda clase de hechos punibles y colaborar en los esfuerzos oficiales para garantizar el mandato constitucional que establece para el Estado, el imperativo de amparar la vida, honra y bienes de los asociados.
Sobre tantas perversiones que nos vienen del Gobierno de Uribe, contamos con otras abominaciones.  Representamos un espectáculo híbrido: algo entre la farsa atroz y la tragedia griega. 
En estos días pasados de Campaña Electoral, resolvieron los caballeros del “Centro Democrático”, justificar las triquiñuelas rastreras – con hacker incluido-, la dialéctica canalla del rencor de Caín, su filosofía , y como Cioran, que repudió todo sobre la tierra, menos su derecho a calumniar, engendrando desenfrenos fratricidas para marchitar las ilusiones de los millones de colombianos seguidores de Juan Manuel Santos.  Aquí por lo menos, la Ruindad no es una Institución nacional.
Y como para sellar con broche de oro las troperías del “Centro Democrático”, su jefe Uribe, rabiando por estar en falta, de tiempo atrás, le hizo al Presidente Santos, la falsa imputación de un delito contra los mecanismos de participación democrática.
Como expresó Albert Camus, en su gran obra “La Caída”: “¡Cuantos crímenes se cometieron sencillamente, porque sus autores no podían soportar estar en falta!!”.
Estos graves incidentes de la vida pública, desde su gobierno sectario y fanático del señor Uribe, los conoce el mundo entero.  Y así fue como se instauró una secta uribista con para-políticos en su administración, con todas sus taras connaturales y ajenas a la índole de nuestro país.  En cambio, los grandes valores nacionales han tenido una vida ejemplar, bella y generosa, presidida por la comprensión universal de los fenómenos humanos, iluminada por la caridad y la benevolencia, constituyendo un canto de esperanza, tonificante de virtudes privadas y civiles.  Han sido guardianes vigilantes, desinteresados y eficaces de la nacionalidad hasta confundir su figura personal con el perfil histórico de Colombia.
La imputación irreflexiva que el Señor Uribe le hizo al Doctor Santos, esta fácilmente conducida por estados sobreagudos de paranoia.  Nadie como el Presidente Santos en la vida pública contemporánea ha estado mas compenetrado con lo que esta patria representa como proceso civilizador, como evolución creadora, como ideal histórico.
Su tío abuelo, Eduardo Santos, fue considerado aquí en su tierra como también en Europa – donde se le exaltó su pulcritud siendo Presidente – como  la figura que se confundía con la imagen de la Patria.
Y bien.  Volvamos a la falsa imputación de Uribe, que es una conducta que puede subsumida bajo un tipo de delito expresamente previsto en la norma penal.
La ley tutela el patrimonio moral de las personas, por medio de los delitos de calumnia e injuria, cuya objetividad jurídica la constituye el bien del honor.
La integridad moral,  se entiende como “ un estado a que tiene derecho toda persona, en su doble categoría de natural y jurídica, para conservarse en el uso y goce de sus sentimientos internos de dignidad, para disfrutar y complacerse con la buena fama conquistada por ella, y aún transmitirla a otros”.
La imputación falsa agravada, de un hecho punible al Señor Presidente de la República y a varios parlamentarios, por la pérdida de Uribe en los comicios del 15 de Junio, camino a la Paz, se infiere, es una imputación falsa como ya lo dijimos, hecha dolosamente.
El calumniador Uribe, debe probar su imputación para librarse de castigo.  ES necesario atender a la naturaleza del hecho que constituye la calumnia y la injuria, según el alcance moral que tal hecho tenga en el sentir de las gentes sensatas y decentes.
La acción subjetiva de la calumnia consiste en el conocimiento de la falsedad que encierra el hecho concreto imputado al Doctor Santos por Uribe, y en la voluntad de hacerlo aparecer como ejecutado por el Presidente y los parlamentarios, con carácter deshonroso o inmoral capaz de exponerlos a la animadversión o al desprecio públicos.  Aquí, la mentira difamatoria de Uribe tenía la capacidad potencial (peligro), para lesionar el patrimonio moral independientemente de la efectividad o realización de dicha lesión.
Al tipificar el hecho punible de calumnia, Uribe ha presentado un espejo donde muchas perversiones del hombre moderno, se reflejan con acusadora precisión.  Ahí están desnudos, el absurdo y la insignificancia de las ínfulas cortesanas, exhibiendo el odio envenenado de un alma ruin, abyecta, y depravada que claudica ante la defensa de la Paz.
Además, sobre tantas amarguras de marca mayor en nuestra patria, contamos con otras abominaciones como los holocaustos bárbaros de los paramilitares que además moto sierra en mano fueron electores del Señor Uribe, con los llamados “distritos electorales” de Jorge 40.  Constituye una certeza lo expresado por Víctor E Frankl, en su gran obra “El Hombre en busca de sentido”: “Hay dos razas de hombres en el mundo y nada más que dos: la raza de los hombres decentes y la raza de los indecentes”.  Y más adelante nos dice: “¿Qué es, en realidad el Hombre?”.  Es el ser que siempre decide lo que es.  Es el ser que ha inventado las cámaras de gas, pero así mismo es el ser que ha entrado en ellas con paso firme, musitando una oración”.

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