Por Gerardo Delgado
Silva
Percibimos en lo
que se puede llamar hoy, sin ninguna exageración, un desierto de ideas. Nos basta escuchar a los integrantes del “Centro Democrático”, que no expresan
ideas nuevas, no hay ideas que hagan levantar a las personas de su resignación
desde el gobierno de Uribe, pues los colombianos nos resignamos a una especie
de fatalidad que no acepta cambios. A contrario
censu, el Gobierno de Santos, se propuso regresar a esa tan sencilla, tan
estupenda, tan magnífica que es el pensamiento comprometido con la defensa de
los Derechos Humanos , y el Mundo Civilizado, sin olvidar su cara más amable,
la más humana sin duda, la que ha mirado desde los albores de la Modernidad,
por la dignidad y la libertad del Ser Humano, encarnadas ambas en los valores
de la justicia social, la igualdad, la tolerancia, la educación y sanidad
universales, canalizando la Paz. Los diálogos con la guerrilla, harán un alto
en el camino de la vida tortuosa colombiana, para tomar conciencia de nuestro
compromiso cristiano.
Con el triunfo
estupendo el 15 de Junio, de Juan Manuel Santos, tiene el país la obligación de
rodear al Señor Presidente, y entender plenamente que cuanto de paz y de
sosiego se va a lograr, es enfáticamente su voluntad de adelantar una verdadera
cruzada de sanidad espiritual que revela al mundo entero, la finalidad
redentora de devolverles a los colombianos la seguridad de poder vivir y
avanzar protegidos en sus fueros y dispuestos a librar valerosamente por los
caminos legales, la batalla contra toda clase de hechos punibles y colaborar en
los esfuerzos oficiales para garantizar el mandato constitucional que establece
para el Estado, el imperativo de amparar la vida, honra y bienes de los
asociados.
Sobre tantas
perversiones que nos vienen del Gobierno de Uribe, contamos con otras
abominaciones. Representamos un
espectáculo híbrido: algo entre la farsa atroz y la tragedia griega.
En estos días
pasados de Campaña Electoral, resolvieron los caballeros del “Centro Democrático”, justificar las
triquiñuelas rastreras – con hacker incluido-, la dialéctica canalla del rencor
de Caín, su filosofía , y como Cioran, que repudió todo sobre la tierra, menos su derecho a calumniar, engendrando
desenfrenos fratricidas para marchitar las ilusiones de los millones de
colombianos seguidores de Juan Manuel Santos.
Aquí por lo menos, la Ruindad no
es una Institución nacional.
Y como para
sellar con broche de oro las troperías del “Centro Democrático”, su jefe Uribe,
rabiando por estar en falta, de tiempo atrás, le hizo al Presidente Santos, la
falsa imputación de un delito contra los mecanismos de participación
democrática.
Como expresó
Albert Camus, en su gran obra “La Caída”:
“¡Cuantos crímenes se cometieron sencillamente, porque sus autores no podían
soportar estar en falta!!”.
Estos graves
incidentes de la vida pública, desde su gobierno sectario y fanático del señor
Uribe, los conoce el mundo entero. Y así
fue como se instauró una secta uribista con para-políticos en su
administración, con todas sus taras connaturales y ajenas a la índole de
nuestro país. En cambio, los grandes
valores nacionales han tenido una vida ejemplar, bella y generosa, presidida por
la comprensión universal de los fenómenos humanos, iluminada por la caridad y
la benevolencia, constituyendo un canto de esperanza, tonificante de virtudes
privadas y civiles. Han sido guardianes
vigilantes, desinteresados y eficaces de la nacionalidad hasta confundir su
figura personal con el perfil histórico de Colombia.
La imputación
irreflexiva que el Señor Uribe le hizo al Doctor Santos, esta fácilmente
conducida por estados sobreagudos de paranoia.
Nadie como el Presidente Santos en la vida pública contemporánea ha
estado mas compenetrado con lo que esta patria representa como proceso
civilizador, como evolución creadora, como ideal histórico.
Su tío abuelo,
Eduardo Santos, fue considerado aquí en su tierra como también en Europa –
donde se le exaltó su pulcritud siendo Presidente – como la figura que se confundía con la imagen de
la Patria.
Y bien. Volvamos a la falsa imputación de Uribe, que
es una conducta que puede subsumida bajo un tipo de delito expresamente
previsto en la norma penal.
La ley tutela el
patrimonio moral de las personas,
por medio de los delitos de calumnia e injuria, cuya objetividad jurídica la
constituye el bien del honor.
La integridad
moral, se entiende como “ un estado a
que tiene derecho toda persona, en su doble categoría de natural y jurídica,
para conservarse en el uso y goce de sus sentimientos internos de dignidad,
para disfrutar y complacerse con la buena fama conquistada por ella, y aún
transmitirla a otros”.
La imputación
falsa agravada, de un hecho punible al Señor Presidente de la República y a
varios parlamentarios, por la pérdida de Uribe en los comicios del 15 de Junio,
camino a la Paz, se infiere, es una imputación falsa como ya lo dijimos, hecha
dolosamente.
El calumniador
Uribe, debe probar su imputación para librarse de castigo. ES necesario atender a la naturaleza del
hecho que constituye la calumnia y la injuria, según el alcance moral que tal
hecho tenga en el sentir de las gentes sensatas y decentes.
La acción
subjetiva de la calumnia consiste en el conocimiento de la falsedad que
encierra el hecho concreto imputado al Doctor Santos por Uribe, y en la
voluntad de hacerlo aparecer como ejecutado por el Presidente y los
parlamentarios, con carácter deshonroso o inmoral capaz de exponerlos a la
animadversión o al desprecio públicos.
Aquí, la mentira difamatoria de Uribe tenía la capacidad potencial
(peligro), para lesionar el patrimonio moral independientemente de la
efectividad o realización de dicha lesión.
Al tipificar el
hecho punible de calumnia, Uribe ha presentado un espejo donde muchas
perversiones del hombre moderno, se reflejan con acusadora precisión. Ahí están desnudos, el absurdo y la
insignificancia de las ínfulas cortesanas, exhibiendo el odio envenenado de un
alma ruin, abyecta, y depravada que claudica ante la defensa de la Paz.
Además, sobre tantas amarguras de marca mayor en nuestra patria, contamos con otras abominaciones como los holocaustos bárbaros de los paramilitares que además moto sierra en mano fueron electores del Señor Uribe, con los llamados “distritos electorales” de Jorge 40. Constituye una certeza lo expresado por Víctor E Frankl, en su gran obra “El Hombre en busca de sentido”: “Hay dos razas de hombres en el mundo y nada más que dos: la raza de los hombres decentes y la raza de los indecentes”. Y más adelante nos dice: “¿Qué es, en realidad el Hombre?”. Es el ser que siempre decide lo que es. Es el ser que ha inventado las cámaras de gas, pero así mismo es el ser que ha entrado en ellas con paso firme, musitando una oración”.
Además, sobre tantas amarguras de marca mayor en nuestra patria, contamos con otras abominaciones como los holocaustos bárbaros de los paramilitares que además moto sierra en mano fueron electores del Señor Uribe, con los llamados “distritos electorales” de Jorge 40. Constituye una certeza lo expresado por Víctor E Frankl, en su gran obra “El Hombre en busca de sentido”: “Hay dos razas de hombres en el mundo y nada más que dos: la raza de los hombres decentes y la raza de los indecentes”. Y más adelante nos dice: “¿Qué es, en realidad el Hombre?”. Es el ser que siempre decide lo que es. Es el ser que ha inventado las cámaras de gas, pero así mismo es el ser que ha entrado en ellas con paso firme, musitando una oración”.
Para www.bersoahoy.com