---------------QUÉ PASÓ MANO…
…Con la mano de Tierry Henry. Una vez un comentarista francés de fútbol le preguntó a un psicoanalista por qué el fútbol era el deporte de las masas. El médico así le contestó: “Porque el 90% de la población mundial es de bajo coeficiente intelectual y ese deporte no necesita un proceso que implique en el cerebro un trabajo complicado de profundidad. Es demasiado elemental. Fíjese usted que el ajedrez es de las minorías, precisamente porque necesita procesos mentales muy parecidos a los de las matemáticas. Al leer esta parrafada yo sentí cierta nostalgia porque manifiesto sinceramente bastante afición por el fútbol, sobre todo de factura argentina, brasileña u holandesa. Pero hace unos días atrás que miraba el partido de repechaje para la clasificación al próximo mundial entre Francia e Irlanda en que Tierry Henry jugó volibol para que uno de sus compañeros, Gallas, consiguiera el gol que les firmara el pasaporte de ida, ipsofacto me vino la impresión que de pronto el psicoanalista tenía toda la razón.
Desmond Morris, el zoólogo autor del texto “El mono desnudo”, de innegables fundamentos científicos sobre el Homo Sapiens, en una ocasión afirmó que la lucha de los jugadores de fútbol por la pelota, no es otra cosa que la reproducción “in praxis” de una jornada de cacería de las jaurías caníbales en los albores antropológicos del hombre, donde el jabalí es reemplazado por el balón de fútbol. Lo demás es todo igual. Total, esos argumentos me han puesto a dudar sobre la verdadera esencia del fútbol, de su estética, pero sobre todo de su filosofía. Porque hay preguntas difíciles de contestar. Una. Por qué es tan alto el nivel de agresividad de los jugadores de fútbol, sobre todo cuando van perdiendo. ¿Acaso no es un deporte de seres racionales? Dos. ¿Por qué las masas de aficionados asumen una conducta animalesca en donde afloran totalmente los instintos primarios y la pulsión de muerte o el Thánatos, estudiada con furor por el mismo Freud en el Psicoanálisis? Tres. ¿Cómo explicar el comportamiento antropoide de los “hooligans” de todo el mundo? Cuatro. ¿Por qué durante el juego o posterior a él, en los fanáticos aparece tan fácilmente el complejo reptiliano, o sea el reptil ese que llevamos todos adentro desde cuando empezó a evolucionar la masa encefálica hasta llegar al cerebro perfecto de la inteligencia abstracta?
Si tenemos en cuenta que el fanatismo deportivo es tan peligroso como el fanatismo político o religioso, este último capaz de producir verdaderas máquinas suicidas de la muerte en masa, pues estoy seguro que no en mucho tiempo en los estadios se verán carnicerías peores a las que se dieron en Auchswitz, Dachaw o Treblinka, durante la segunda guerra mundial. Cuando se fusionen esos problemas de psicología personal y de masas con los problemas reales del hombre, como la psicosis colectiva producida por el hambre, la injusticia social, la drogadicción, el alcoholismo, pegadas todas a la bestialidad también inmanente en la cabeza del hombre. Entonces porque tanta bulla por una “manito” del susodicho crack. “El vivo vive del bobo y el bobo de papá y mamá”, reza un adagio común, no exactamente producto del cerebro de Einstein o de De Broglie. (Desgraciadamente, muy a nuestro pesar, es así) Si es que el fútbol se juega con los pies, lo menos evolucionado del Mono desnudo ¿Qué más quieren? mientras que las matemáticas y el arte se elaboran con lo más acrisolado de ese mismo mono en pelota: el cerebro.
Pero… ¿habrá un profesor de matemáticas, en cualquier parte del mundo, que se gane el 1% de lo que se gana Messi, Kaká o Cristiano Ronaldo en un mes? Dense cuenta entonces que son mucho más rentables los pies que un cerebro berraco para las matemáticas o para cualquiera de las Bellas Artes. ¿Alguna objeción? Miguel de Cervantes Saavedra, el autor de la más portentosa obra de la literatura universal, murió olvidado y en la más terrible pobreza. A Pablo Escobar, semianalfabeto como una abrumadora mayoría de esos, lo mató la psicosis que produce el poder del dinero en cantidades fantásticas después de haber matado mucha gente con alegría. ¿Y qué es la Diplomacia? Es el arte de mentir y aparentar para mantener en equilibrio la correlación de fuerzas. Lo que hizo Henry es un estándar del comportamiento humano en todos los sentidos.
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