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sábado, 22 de octubre de 2011

TRAFUGARIO


---------------------------POR: JOSE OSCAR FAJARDO
                                      
SE NECESITA UN CONCEJAL
No sólo mirando las estadísticas de población sino así, por simple inspección, como nos decía el profesor de Algebra en los años de bachillerato, cualquiera se da cuenta que, sobre todo en Bucaramanga, Girón y Floridablanca, hay una enorme “etnia” de barboseños legítimos del sur del Departamento, que vivimos, trabajamos, producimos, estudiamos, comercializamos e incluso nos reproducimos en todos los niveles que hasta tocamos duro en los medios artísticos y culturales del área metropolitana.
Y es que no sólo se trata de una población grande de barboseños, sino de gentes de todos los rincones del sur de Santander. Lo que pasa es que casi nadie se percata de ello porque los medios masivos de comunicación muy poco nos nombran. He llamado la atención, eso sí con el debido respeto, por ejemplo que en el canal regional de televisión TRO, Santander no existe de San Gil hacia allá, y cada vez que puedo siempre me oirán diciendo que desde que yo, el autor de esta columna, dejó de ser presentador y periodista del canal, nadie volvió a nombrar la provincia de Vélez, y muy pocas veces la guanentina y la comunera. En otras palabras, lo que quiero decir es que los barboseños y los veleños, que es donde se elaboran los bocadillos más deliciosos de Colombia, no tenemos representación política a nivel de Bucaramanga, y eso hace mucha falta y sobra decir por qué y para qué.
El caso fue que estuvimos charlando con Luis Eduardo Cortés Torres, y me echó un cuento que en realidad me llamó la atención por las razones anteriormente expuestas. Y en verdad me hizo caer en la cuenta que nosotros los de ese sector del Departamento, y con mayor énfasis los barboseños, no tenemos quién dé un brinco por nosotros en el concejo de Bucaramanga, siendo esto tan necesario en las relaciones sociales, laborales y políticas. Entonces comenté para mis adentros, este pingo tiene razón. Y luego me repetí, este pingo tiene toda la razón. Y usted qué propone, le pregunté. Pues hermano, me dijo jovialmente, que yo quiero ser concejal de Bucaramanga porque veo la necesidad imperiosa de que haya uno de Barbosa y que represente la región, y ese individuo soy yo. Y lo que quiero es que usted periodista, me ayude porque usted sí entiende bien la mecánica de estas cosas. Dese cuenta, prosiguió Luis Eduardo Cortés Torres, que no hay en el Concejo de Bucaramanga, incluso en otras instituciones oficiales locales quién nos dé una verdadera representación regional. Que estamos totalmente huérfanos y pareciera que políticamente estuviéramos muertos. Y les cuento que el argumento del hombre, reitero, me convenció porque es que realmente, nosotros los de ese sector, con sinceridad no tenemos quién nos diga oficialmente “juste ponde vá”. Y ni siquiera quién nos salude con cariño y efusividad y mucho menos que nos hagan un verriondo favor por pequeño que sea este. Todo nos toca “goteriárselo” a los políticos “extranjeros” y fuera de eso hacerles la venia varias veces. 
Ante semejante argumento tan evidente, yo volví y me dije, este pingo tiene toda la razón. Algunos me preguntarán, ¿y qué preparación  profesional y experiencia política tiene este muchacho? Pues Luis Eduardo Cortés Torres es médico veterinario, con una especialización en reproducción bovina, ha sido asesor técnico de Fedegan, ha sido funcionario del Ministerio de Agricultura y además, trabajador político del Partido Liberal desde que era estudiante de bachillerato. Entonces lo que tenemos qué hacer es, sin ninguna duda, darle el voto democráticamente para ver si este joven médico veterinario, hijo legítimo de Barbosa, y que entre otras cosas está en línea política con el doctor Luchito Bohórquez, es decir que tiene una gran opción, tenga él también la oportunidad de demostrar en el Concejo de Bucaramanga, que él sí es capaz de defender y ayudar a sus coterráneos de Barbosa y de la región. ¿Qué otra cosa podemos hacer por él? Nada. Sólo darle el voto y en efecto la oportunidad de que, una vez electo, cumpla lo que nos prometió con su palabra de macho santandereano. Y también darle el voto al doctor Luchito porque ese sí es un liberal verraco y además lo necesitamos.

sábado, 9 de enero de 2010

La mezquindad salarial


---------------------Colaboración de:  Jose William Villarreal

Los trabajadores en Colombia de salario mínimo, que son como el 80% de la población laboral, esto es, unos 16 millones de personas, gran parte cabeza de familia, y muchas de ellas madres y padres solteros que luchan por sacar adelante a sus vástagos, empiezan el año ganando un 3,6 por ciento más que el año pasado, lo que en cifras se traduce en unos 515 mil pesos mensuales.

Nunca he visto tan esforzado al mismo presidente Uribe explicar que este incremento constituía un gran esfuerzo del gobierno nacional, y mejor, un sacrificio, toda vez que (…) “por cada peso que se aumente, los empleadores tienen que destinar 70 centavos para pagar cesantías, primas, vacaciones, intereses de cesantías, pagos a las cajas de compensación, a Bienestar Familiar, al Sena, a las EPS, a las administradoras de riesgos profesionales y a los fondos de pensiones”.

El Presidente no sabe, porque él nunca ha vivido de salario mínimo, ni tendrá que hacerlo en el futuro porque para eso tiene unos jóvenes hijos que heredaron la precocidad empresarial de su familia paterna, que resulta más exigente a un trabajador tener que pagar con ese miserable sueldo arriendo, servicios públicos, alimentación, vestido, educación, salud, transporte y recreación, así sea la simple salida a un parque a ver comer helados.

Es de suponer que muchos de estos asalariados votarán en las próximas elecciones parlamentarias de marzo por los mismos representantes y senadores que han sostenido este régimen oprobioso que ha hecho de los trabajadores una masa anónima de hombres y mujeres que todos los días se acuestan sin comer y sin saber si al día siguiente los botarán del puesto, sin más ni más.

Es de suponer también que muchos, llegado mayo, mes en que son las elecciones presidenciales, votarán la reelección de Uribe, si es que se da; o quizás, esperan que el Presidente les indique por quién votar, alguien que pueda continuar con su seguridad democrática, aunque bien antidemocrática sea su política social, porque en política los colombianos parece que tuvieran la misma perversión sexual del masoquista: gozan con verse humillados y maltratados y prueba es que al cabo de 7 años, Uribe sigue siendo el rey con un Congreso de bolsillo, despachando casi en un 40% desde la cárcel.

De hecho, cada quien en su entorno empieza a ver la llegada de las mismas golondrinas políticas que elección tras elección llegan por los votos de los incautos que con la promesa de un puesto o equis auxilio para vivienda, educación o qué se yo, o simplemente y tan solo por opíparo ágape, regalan el voto.

Y esto no es tan triste como que haya dirigentes locales, concejales y dizque líderes comunales, que se presten a este juego sucio y asqueroso de la politiquería nacional, y tal vez más grave aún, que por tal acción estén cobrando en dinero o en especie los servicios prestados a estas golondrinas políticas que se parecen al dicho ese del casanova que “pro-mete hasta que pro-saca”.

Por eso estamos como estamos. Por eso, el salario mínimo de los trabajadores colombianos seguirá siendo el mínimo del mínimo; mientras que al otro lado del balance, las utilidades del capital serán siempre el máximo de lo máximo, como las del sector financiero que acaban de cerrar un esplendoroso año con ganancias superiores a los 8 billones de pesos, un 40 por ciento más que en el 2008.

Es decir, y para ilustrar el tema, los accionistas de la banca sí pueden incrementar sus ingresos en 40 por ciento en un año, mientras que los asalariados del mínimo apenas se merecen un 3,6 por ciento, porque si no, la inflación y el desempleo consumiría al país.

La economía, contrario a lo que se piensa, no es esa ciencia oscura que nos presentan en ecuaciones sofisticadas los economistas, especialmente los neoliberales que se han apoderado del Estado desde las altas esferas del gobierno y sus instituciones más prominentes, como el Banco de la República.

La economía, para que funcione bien para todos y no para unos cuantos privilegiados, sólo requiere que en el bolsillo de los pobres haya más plata. Así de sencillo.

¿Cómo lograrlo? Aplicando la justicia social mediante la redistribución del ingreso.
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sábado, 28 de noviembre de 2009

TRAFUGARIO


------------------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO

---------------QUÉ PASÓ MANO…

…Con la mano de Tierry Henry. Una vez un comentarista francés de fútbol le preguntó a un psicoanalista por qué el fútbol era el deporte de las masas. El médico así le contestó: “Porque el 90% de la población mundial es de bajo coeficiente intelectual y ese deporte no necesita un proceso que implique en el cerebro un trabajo complicado de profundidad. Es demasiado elemental. Fíjese usted que el ajedrez es de las minorías, precisamente porque necesita procesos mentales muy parecidos a los de las matemáticas. Al leer esta parrafada yo sentí cierta nostalgia porque manifiesto sinceramente bastante afición por el fútbol, sobre todo de factura argentina, brasileña u holandesa. Pero hace unos días atrás que miraba el partido de repechaje para la clasificación al próximo mundial entre Francia e Irlanda en que Tierry Henry jugó volibol para que uno de sus compañeros, Gallas, consiguiera el gol que les firmara el pasaporte de ida, ipsofacto me vino la impresión que de pronto el psicoanalista tenía toda la razón.

Desmond Morris, el zoólogo autor del texto “El mono desnudo”, de innegables fundamentos científicos sobre el Homo Sapiens, en una ocasión afirmó que la lucha de los jugadores de fútbol por la pelota, no es otra cosa que la reproducción “in praxis” de una jornada de cacería de las jaurías caníbales en los albores antropológicos del hombre, donde el jabalí es reemplazado por el balón de fútbol. Lo demás es todo igual. Total, esos argumentos me han puesto a dudar sobre la verdadera esencia del fútbol, de su estética, pero sobre todo de su filosofía. Porque hay preguntas difíciles de contestar. Una. Por qué es tan alto el nivel de agresividad de los jugadores de fútbol, sobre todo cuando van perdiendo. ¿Acaso no es un deporte de seres racionales? Dos. ¿Por qué las masas de aficionados asumen una conducta animalesca en donde afloran totalmente los instintos primarios y la pulsión de muerte o el Thánatos, estudiada con furor por el mismo Freud en el Psicoanálisis? Tres. ¿Cómo explicar el comportamiento antropoide de los “hooligans” de todo el mundo? Cuatro. ¿Por qué durante el juego o posterior a él, en los fanáticos aparece tan fácilmente el complejo reptiliano, o sea el reptil ese que llevamos todos adentro desde cuando empezó a evolucionar la masa encefálica hasta llegar al cerebro perfecto de la inteligencia abstracta?

Si tenemos en cuenta que el fanatismo deportivo es tan peligroso como el fanatismo político o religioso, este último capaz de producir verdaderas máquinas suicidas de la muerte en masa, pues estoy seguro que no en mucho tiempo en los estadios se verán carnicerías peores a las que se dieron en Auchswitz, Dachaw o Treblinka, durante la segunda guerra mundial. Cuando se fusionen esos problemas de psicología personal y de masas con los problemas reales del hombre, como la psicosis colectiva producida por el hambre, la injusticia social, la drogadicción, el alcoholismo, pegadas todas a la bestialidad también inmanente en la cabeza del hombre. Entonces porque tanta bulla por una “manito” del susodicho crack. “El vivo vive del bobo y el bobo de papá y mamá”, reza un adagio común, no exactamente producto del cerebro de Einstein o de De Broglie. (Desgraciadamente, muy a nuestro pesar, es así) Si es que el fútbol se juega con los pies, lo menos evolucionado del Mono desnudo ¿Qué más quieren? mientras que las matemáticas y el arte se elaboran con lo más acrisolado de ese mismo mono en pelota: el cerebro.

 Pero… ¿habrá un profesor de matemáticas, en cualquier parte del mundo, que se gane el 1% de lo que se gana Messi, Kaká o Cristiano Ronaldo en un mes? Dense cuenta entonces que son mucho más rentables los pies que un cerebro berraco para las matemáticas o para cualquiera de las Bellas Artes. ¿Alguna objeción? Miguel de Cervantes Saavedra, el autor de la más portentosa obra de la literatura universal, murió olvidado y en la más terrible pobreza. A Pablo Escobar, semianalfabeto como una abrumadora mayoría de esos, lo mató la psicosis que produce el poder del dinero en cantidades fantásticas después de haber matado mucha gente con alegría. ¿Y qué es la Diplomacia? Es el arte de mentir y aparentar para mantener en equilibrio la correlación de fuerzas. Lo que hizo Henry es un estándar del comportamiento humano en todos los sentidos.
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