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miércoles, 26 de mayo de 2010

A votar con esperanza

Colombia, miércoles 26 de mayo de 2010

-----------------------------------HORACIO SERPA

Cuando los ciudadanos voten a conciencia el próximo domingo para escoger al nuevo presidente de los colombianos, habrá terminado la primera parte de una de las campañas más emocionantes y atípicas que el país recuerde, no solo por las candidaturas, sino por el entorno en que se han desarrollado en solo dos meses.

Todo comenzó cuando la Corte Constitucional cerró las puertas a una segunda reelección y abrió las compuertas de la política, que estaba represada a la espera de ese fallo histórico que revitalizó la democracia y permitió que el país expresara sus deseos de renovación.

El fervor de los jóvenes, los medios y las encuestas han sido los grandes protagonistas. Nunca antes se vio que en un solo día se conocieran varios sondeos de opinión, cada uno con resultados diferentes, ni tampoco que el liderazgo en los mismos cambiara en cuestión de horas.

Ante la imposibilidad de que los candidatos recorran la geografía en tan pocos días, los debates televisivos han permitido a la opinión pública formarse una idea y llenarse de razones para votar por uno u otro aspirante. Todos los formatos se han ensayado, unos más acertados que otros, pero en general beneficiosos para el proceso.

La campaña, sin embargo, no ha estado exenta de lunares. Los formatos televisivos han impedido que se conozcan a fondo los programas de los aspirantes y solo queda el espacio para los eslóganes, las frases cortas y el aprovechamiento de los errores de los contrincantes.

La guerra sucia ha sido un espectáculo mediocre, presente en pasadas elecciones presidenciales, cuando se asustó a los colombianos con el tema de las Farc y los paramilitares alzaron los fusiles para obligar a votar según sus preferencias, como frecuentemente se cuestiona.

Lo importante es votar a conciencia. Sin presión alguna. En libertad, sin pedir ni recibir nada a cambio. Reflexionar con sinceridad sobre el futuro que queremos para Colombia. Pensar en el liderazgo capaz de gobernar y combatir con éxito los males que nos aquejan: corrupción, pobreza, desempleo, guerra, crisis humanitaria, aislamiento internacional.

Observar a quiénes acompañan a los candidatos. Porque de lo que se trata es de renovar las costumbres políticas, trazar un nuevo sendero de justicia y legalidad; crear condiciones para terminar el conflicto armado sin llevarnos por delante la institucionalidad ni la ley; generar empleo sin menoscabar aún más las condiciones de los trabajadores; superar la crisis humanitaria y respetar a las ONG de derechos humanos y a la oposición.

Colombia necesita un nuevo aire. Nuestra democracia reclama cambios profundos, pero sobre todo dejar de gastar la plata de la educación y la salud en una guerra interminable que solo beneficia a los vendedores de armas y a los turiferarios de la solución militar a ultranza. Necesitamos más libros, menos balas; más médicos, menos guerreros; más obreros de la paz, menos maestros de la intolerancia. Votemos con esperanza, por un país con justicia social y en paz. Nos lo merecemos.

sábado, 22 de mayo de 2010

TRAFUGARIO

-----------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO

HAY QUE VOTAR POR…

Ahora que vienen la elecciones presidenciales de la República de Colombia y casi que simultáneamente el campeonato mundial de fútbol, cuánto no diera uno por saber con la certeza de un científico de la Nasa, quién carajos va a ganar en ambos casos del acontecer humano, y tanto doméstica como internacionalmente. En cuanto al fútbol se refiere, inopinadamente me puse a hacer las cábalas de rigor con un prestigioso metafísico barboseño y llegamos a la feliz conclusión de que un finalista fijo es el seleccionado de Argentina, de pronto el mejor armado hombre por hombre y de quien también soy felizmente hincha junto con el futboldemócrata Hernandito Rueda Hine, y tendrá que vérselas con uno de estas tres potencias. Vayan tomando nota los más neófitos o los incrédulos: Brasil, España o Italia. Lo más probable es con España porque el brujo con quien realizamos el científico experimento, me dio un porcentaje de certeza de un 99.99% y eso que está un poquito disgustado con Lucifer. Y no vayan a denigrar de su director técnico Maradona por su vida pasada, al igual que el político que denigra de sus contrincantes, porque ipsofacto confiesa inferioridad mental, pobreza intelectual y fragilidad conceptual. Sobre todo cuando se despotrica de una persona o de una entidad respetable de la que uno sabe, con conciencia crítica, que está por encima de uno.

En cuanto a los candidatos a la presidencia de Colombia, déjenme decirles con toda la entereza filosófica que el mejor armado en todos los sentidos es fulano de tal, pero va a ganar sutano del cual, eso sí nunca la doctora Noemicita, porque cóndores no entierran todos los días. Como a Colombia no se puede seguir gobernando, digo yo, con rimbombantes entelequias mediáticas como hasta el momento viene ocurriendo y ese es un argumento de casi todos los candidatos, me arrogo el derecho de proponer que el aspirante que va a ganar dicha contienda debe cumplir los siguientes requisitos: Uno. Ser probadamente inteligente y sobradamente intelectual con un gran dominio del sentido común porque los problemas de salud, vivienda, educación y alimentación, no se arreglan a cañonazos. Dos. Tener los suficientes conocimientos de Psicología y Psicoanálisis revueltos con malicia indígena para que sea capaz, no de sentarse a conversar amigablemente con Chávez y con Correa, sino de convencerlos como a dos hermanitas de la caridad de que sí en realidad somos sus hermanos de sangre bolivariana.

La amistad con esos dos señores representa el renacimiento de las relaciones económicas y socio-culturales de los tres países y estas son demasiado importantes. Y si no que lo diga la oligarquía dueña del billete y las factorías. Tres. Poseer y manejar la prudencia política y diplomática para conducir las relaciones internacionales del país con la prudencia y precisión que un astronauta maneja una nave espacial. Pues varios conflictos de este tipo en el campo internacional se han dado precisamente por un pésimo uso de la diplomacia. Un diplomático de un país, al igual que un concejero gubernamental, debe y tiene que ser, no “un churro que le queda el vestido de paño lo más de bonito”, sino una persona con envidiable presencia intelectual, ética y profesional que le garantice medírsele al cualquier adversario con un alto coeficiente de seguridad. Esto a su vez le proporciona “capacidad de diálogo”, instrumento que en su ausencia produce estruendosos fracasos en todos los sentidos, pero sobre todo en el campo de la política que es lo que está ocurrido en todo el país. Cuatro.

 Estar en el justo medio aristotélico de la personalidad. Es decir, que sea noble y atractivo pero a la vez enérgico y contundente para poder manejar las situaciones actuales de la nación, que sin ser pesimista o alarmista, no son nada plausibles y si no miren las bicocas de índices de homicidios y desplazamientos, por ejemplo. Cinco. Que sea un individuo no sólo pulcro y honrado, sino que parezca serlo. Ese individuo es…el doctor fulano de tal, pero el trabajo de ustedes es acertar en el voto con ese fulano de tal y verán que cesa la horrible noche y el país se va para adelante.
Pida ya su ejemplar de “El mentiroso más elegante de este país”. 311 209 81 46

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