Miércoles, 23 de marzo de 2011
Por Horacio Serpa
La decisión de la Empresa Greystar de retirar del Ministerio del Medio Ambiente la solicitud de Licencia Ambiental para explotar oro y plata en el Páramo de Santurbán, no tomó de sorpresa a todo el mundo. Frente al creciente rechazo ciudadano y de ambientalistas, organizaciones no gubernamentales, gremios de la producción, estudiantes y gobiernos territoriales, se preveía la negación del permiso. Ante dicha realidad, una salida esperada era el retiro de la solicitud, lo que impediría el pronunciamiento del alto gobierno y un cerrar definitivo de puertas a la pretensión de la Empresa Canadiense.
Fue lo que ocurrió. La retirada inteligente y estratégica de la multinacional, que mantiene así la posibilidad de hacer una nueva propuesta con los mismos fines. Hay que esperar atentos el nuevo planteamiento en busca del oro tan apetecido.
Una cosa es cierta: en el Páramo está el oro y vale mucha plata. Cuatro veces más que hace un año. Increíble pero cierto. De ahí el inmenso interés de arrancarle a la tierra el metal que es el rey de reyes, el más durable, el más atractivo, el más maleable, el más precioso, el más valioso.
Ante esta verdad la Greystar u otras Empresas o individuos, buscarán la forma de sacarlo y de negociarlo, al costo que sea. Lo que se vuelve realmente peligroso. Toca “abrir el ojo”, pues de por medio están el Páramo, valioso y necesario para todos, su bello entorno que es producción de agua, el bosque y cuantas riquezas naturales se han podido identificar. Todo lo cual vale mucho más que el metal amarillo.
Proteger la naturaleza no es contra nadie. Es a favor de la gente, del futuro, de la vida. Por eso la lucha por el Santurbán no es contra Greystar ni contra ninguna Empresa o persona. Es por el bienestar de la gente. En el caso concreto del que hablo, es por lograr que todos puedan gozar de un ambiente sano, que es un derecho vital y constitucional, y para garantizar que un millón doscientos mil habitantes de la zona metropolitana de Bucaramanga puedan beber agua pura.
La acción cívica adelantada tampoco pretende perjudicar a las comunidades que habitan en los sectores aledaños al Páramo, zona conocida como Soto Norte. También es por su bien y el de sus descendientes. Si resultare cierto que no permitir la explotación de los minerales perjudica su desarrollo y bienestar, porque ya no van a recibir regalías ---mínimas por cierto--- ni a disponer de empleo durante los años de la eventual explotación, todos debemos propugnar porque se les atienda en sus requerimientos y se les compense de alguna manera justa los perjuicios que se ocasionen.
Por ahora hay que seguir la lucha. Buscar la declaratoria de Parque Natural Regional resulta imperativo, lo que sin duda hará pronto el Consejo Directivo de la Corporación por la Defensa de la Meseta de Bucaramanga. Se requiere acción inmediata y eficaz, con la ayuda de todos.