Por: Pedro Gerardo Tabares C
Una situación especial se presenta en la época preelectoral. Los
políticos en general recurren al ataque a sus contrincantes, pero solamente
hacen señalamientos que las autoridades penales no tienen en cuenta para abrir
las investigaciones y llamarlos para que ratifiquen sus asertos, pues todas las personas pueden poner en
conocimiento de las autoridades la consumación de delitos. Se dice teóricamente
por quien necesita obrar de ésta manera
cuando se atropella un derecho, sufre un llamado viacrucis porque las
autoridades no lo atienden y si se trata de la pérdida de un celular o de la
cartera con valores mínimos la respuesta en todas partes es que no hay razón
para recibir la información y si se trata de un mayor de 60 años está exonerado
de pena, lo cual deja en la impunidad estas situaciones que no por lo nimias
dejan de poner en entredicho la seguridades ciudadanas por desconocimiento de
normas.
Pasadas las elecciones se olvidan los cargos que se hacen con
excepciones muy contadas, pues no es extraño que algún funcionario con
incompetencia, con espíritu inquisidor inicie investigaciones prescritas y las
adelante con acuciosidad hasta el momento en que establece que no había lugar a
tal investigación porque un anónimo que le dio origen, no tenía consistencia en
la realidad y todos los esfuerzos quedaron sin efecto porque de todas maneras
se administre justicia.
Estas situaciones hacen reflexionar sobre tópicos muy importantes, cómo
al cambiar el procedimiento penal hay amplitud en las llamadas casas por las
cárceles y estas quedaron para tener en su seno a los autores de graves
delitos, lo cual puede catalogarse de loable, en donde no tengamos las
costumbres que acompañan los pensamientos del raponero, el vendedor de estupefacientes en mínima cantidad, y
otros que finalicen yendo a la cárcel en forma múltiple, con el agravante que
quien haya arrendado un inmueble y quien lo usufructúa permitirá esas
actividades, con el llamado a la expropiación del inmueble del titular de los
derechos, que debe acudir a la defensa cuando lo notifican por tal hecho y el
regreso del bien después de varios años, le dejan sinsabor, porque el cúmulo de
trabajo impide la agilización en estos casos.
Como son situaciones que se van dando en el tiempo, se va creando en el
tejido social una forma diferente a lo consagrado en las leyes y es probable
que si no se alienta la educación para mantener ciertos valores morales mínimos,
estos comportamientos que parecen inocuos se tornan en el común comportamiento
de ciertas personas que transforman en una moral media que finalmente atenta
contra las instituciones de una manera imperceptible.
Acaso
quienes se lanzan a representar al pueblo no son personas en general de
reconocidas cualidades como para que le pongan la seriedad necesaria a todo
aquello que dicen, para que no se cambie la credibilidad popular. Creemos que
tienen esos atributos y por eso no se debe usar el descrédito al otro para que
crean en la persona que hace la afirmación, pues se deben cumplir primero los
deberes ciudadanos y luego entrar a pormenorizar todo aquello que se conoce
como defecto social y que se debe proteger sin tratar de sacar ventaja de esa
protección.