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jueves, 5 de marzo de 2009

QUE TEDIO ACUDIR A SERVICIOS DE SALUD

Por Martha Clemencia González M
Desde España, especial para bersoa.com
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Acabo de llegar de visitar un servicio de urgencias de la Seguridad Social española, ya que mi hija de seis años estaba aquejada de un fuerte dolor de oído.

Supongo que ya muchos estarán pensando en esta situación que es igual en muchísimas partes del mundo y sabrán perfectamente que cuando se debe acudir a este tipo de servicios, el sentimiento del usuario es casi generalizado: impotencia y hasta frustración. No hay necesidad de hablar entre quienes estamos en una sala de espera con nuestro hijo o pariente dando gritos de dolor sin que sea atendido; o que reciba atención, pero sin ningún asomo de calidez, cortesía o consideración…sobran las palabras…solo mirarnos y sabemos cuál es el sentimiento de todos por igual.

Por qué tiene que ser así?. Es el mismo mal de tooooda la vida; y lo pongo así, con muchas "o", porque sinceramente es como tener que acostumbrarse a llevar un yugo sobre las espaldas por larguísimo tiempo, sin que exista, al parecer, solución al problema...mejor dicho, es como dirían algunos, el cuento de nunca acabar que aburre y sabe amargo.

En estos servicios de urgencias, por lo general, es impensable imaginar en no tener que encontrar a la persona (llámese médico, enfermera, auxiliar o recepcionista e incluso vigilante) que ponga la nota discordante, haciendo gala de su falta de humanidad, de su frialdad, de indiferencia; reflejados todos estos "hermosos y exquisitos atributos", en un rostro y en un tono de voz que para nada se prestan a la amabilidad o comprensión con la gente que acude en busca de ayuda médica.

Es obvio que siguen siendo inaceptables los horarios que se ven obligados a cumplir quienes trabajan en los servicios asistenciales, en las clínicas o en los hospitales. Es lógico también pensar que estos horarios sean uno de los principales factores para que el cansancio no permita otra cosa que salir al paso con el que menos confianza se tiene..en este caso, con el paciente; al fin y al cabo es el más débil (pero no olviden que nunca se está allí por placer o por gusto)... Es casi como un ejercicio inconsciente en el que el que lleva "la sartén por el mango" (en este caso los médicos, enfermeras, auxiliares o recepcionistas), se siente con el poder suficiente para saber con certeza que a pesar de su mal comportamiento, el paciente no podrá hacer más que aguantar y callar..cuando mucho reclamar,,pero casi siempre en voz bajita y hasta con temor de no ser atendido o de recibir una asistencia aún más deplorable.

Es inaguantable para los pacientes y debería ser vergonzoso para los profesionales de la salud que esto ocurra. Infortunadamente son contadísimos los ejemplos que hacen excepción a la regla..tanto por una parte como por la otra..me refiero a los usuarios (los que no tienen queja alguna) y a los servicios de salud (los que funcionan como debe ser tanto en lo humano como en lo técnico).

Las Universidades o Centros que forman a los futuros prestadores de los servicios de salud en todo el mundo, deberían hacer un ejercicio profundo y contundente para replantear el pensum académico que ofrecen a estos estudiantes. Quizás es hora de dictar cátedra hasta de "mística laboral"...eso sí...dictarla todos los años que dure la carrera y poner al frente de ella al más exigente de los catedráticos. Igualmente podría ocurrir con las asignaturas de trato personal, de buenas costumbres, de amabilidad, de humildad (importantísimo!), de comprensión de las fatigas del ser humano y de todo cuanto pueda conllevar a replantear el servicio; yo diría que incluso a "re"formar la actitud de quienes quieran encargarse de la vida y la salud de los demás; nada menos que de esto !!!.

En otras palabras, los estudiantes de las Facultades de Ciencias de la Salud, deberían graduarse como "los mejores seres humanos", emocionalmente hablando..aparte, obviamente, de sus conocimientos técnicos.

Por ahora, este compromiso de vida y de generosidad con los demás, que tácitamente está implícito en el juramento hipocrático, está escrito en letras chinas para muchos profesionales de la salud. Es una utopía pensar en generalizar el hecho de encontrar en los servicios de salud, rostros sonrientes, personas que sepan escuchar y hablar con la gente, profesionales que hasta te den la mano cuando llegas angustiado o desesperado por la enfermedad...con seguridad esto sería un punto fundamental para la pronta recuperación.

Los médicos, enfermeras, auxiliares, recepcionistas y hasta vigilantes de los servicios de salud, no deben sentirse ofendidos ni atacados por este escrito... No, en primer lugar los que saben a conciencia que no están descritos aquí. Y los que muy en el fondo de su corazón, saben que hay razón en lo que aquí se ha dicho, recordar que siempre es de sabios rectificar.
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