Hay TIEMPO para la paz
Nuevo Siglo
Nuevo Siglo
La
última edición de El Tiempo, dirigida por Juanes en una simbólica expresión de
solidaridad con la paz y con un cambio de actitud, fue sencillamente ejemplar.
Significó mucho en este momento en el que el gobierno del Presidente Santos y
las Farc se reúnen para avanzar hasta el final en el propósito compartido de
poner fin al conflicto armado.
Leyendo
todas las páginas de El Tiempo, todos los artículos, los diferentes informes,
las estadísticas, las declaraciones, ese precioso material informativo y analítico
sobre la necesidad del entendimiento nacional, surge sin dificultades mayores
una auténtica solidaridad con la convivencia y con todos los esfuerzos que se
hagan para superar la situación de enfrentamientos y violencia que el país
soporta hace medio siglo.
Es
importante impulsar ese sentimiento de reconciliación a que se refiere el
diario capitalino. Entendernos a pesar de las diferencias, perdonarnos no
obstante la gravedad de los daños, ser capaces de vivir sin rencores ni
resentimientos, darnos la oportunidad de llegar a un nivel superior de
convivencia, son propósitos que debemos practicar y estimular para que de
verdad encontremos “tiempos mejores para el país”
“El
sistema en que vivimos está viciado. Es la hora del cambio”. Palabras sabias de
Juanes que deberíamos acoger todas y todos los colombianos.
Desde
luego, nada cambia si no hacemos lo indispensable para lograrlo. Aquí no caben
apoyos morales ni solidaridades retóricas. El cambio se produce si actuamos, si
entendemos al otro para que este y los demás nos entiendan, si aportamos en
sentimientos y en lo material, si estamos dispuestos a juntarnos con el agresor
de ayer y a procurarle la posibilidad de una nueva vida, sobre la base de que
él entienda que el cambio es misión de todos y que se requiere su participación
para gozar las bondades de una nueva situación.
En
Oslo y La Habana se va a negociar el silencio de las armas. Nunca más podrán
ser utilizadas sino por una autoridad que siendo legítima y equilibrada las
use para asegurar la permanencia de la
paz que se está negociando y garantice a cada persona, a cada niño, a cada
anciana, el goce cabal de sus derechos constitucionales y el mejor bienestar
personal y familiar.
La
responsabilidad del Gobierno y de las Farc es enorme. Casi cincuenta millones
de personas dependemos de su sabiduría, de sus sanos propósitos, de su
disposición de entender que el actual
estado de cosas, perjudicial y violento, propicia el desmantelamiento de las
instituciones republicanas, impide el crecimiento económico del país y mantiene
la situación de desigualdad que nos agobia como nación.
Está
demostrado que con la guerra todos perdemos. Al contrario, si llega la paz
todos ganamos. Por eso es que debemos mantener el actual momento de respaldo a
tantos esfuerzos que se adelantan para conseguir tranquilidad, progreso y
justicia.
Porque
la paz es justicia, comprensión, tolerancia, respeto, entendimiento entre
quienes son diferentes. La paz es un acto de valor. ¡Asumámoslo!