En el desarrollo de las actividades ordinarias, es
fácil encontrar cómo se comporta el ser humano. Pero habrá de clasificarse para
ello, en un sin número de posibilidades que corresponden a las actitudes de las personas en la sociedad, y de ahí que
pueden encontrarse orientados por el altruismo, el servicio a los demás
guidados por su concepción de la bondad,
el alcance de su propia convicción de ser excepcionales en el entorno,
considerándose transformadores por
excelencia hasta convencerse que su concurso es indispensable e
insustituible y llegan a reclamar e imponer la sumisión de los demás con la convicción que
no habrá quien pueda orientar el bienestar general sin su concurso.
Pueden dividirse
entre los que buscan obediencia, y
aquellos que consideran necesario imponer la sumisión, todo dentro
de orientación de criterios que
seguramente sean los que les permite su existencia dentro de la egolatría,
afirmando que gracias a su presencia se llega al perfeccionamiento de la
sociedad.
Los que mandan y le obedecen pierden la noción del
tiempo en la vida, en cuanto a su existencia y alcanzan la convicción de su mesianismo para convencerse dentro de la
perfección, que deben cumplir la misión
que el destino les encarga, porque están llamados a otorgar a otros la anhelada
felicidad, con la convicción de que nadie los superará frente a las metas del
altruismo a que consideran estar llamados a satisfacer las necesidades ajenas,
todo ello con la convicción que nadie pueda
sustituirlos porque el Estado los llama a proponer los grandes
derroteros.
En la otra faceta se orientan los que consideran la
obtención del bienestar sin acudir a sacrificios para
obtener satisfacciones económicas que redundan en consecuencias de lo que
considera bienestar, sin examinar cuales los mecanismos para obtenerlo.
Y finalmente
aparecen los que no consideran necesario tener claro el ancestral valor
del trabajo, unido al altruismo y la visión de mejorar, pues se
convencen que no necesitan bienes, sino que debe permitírseles holgura en un mundo en que todo lo que los
rodea está dirigido para distinguirse de los demás.
Pero al margen están los que padecen de abulia en el
curso de su vida, generalmente acuden a ingerir o usar sustancias alucinógenas
con diversas consecuencias, pues no solamente los que llegan a la decrepitud
las usan, así quienes se lucran con exceso. no lleguen a utilizarlas.
Todos inmersos en tratar de dilucidar diferencia entre la luz y las tinieblas que
cotidianamente debemos soportar.
Sin embargo unos y otros buscan atesorar sin
medida sin comprender para que sirve
cualquier exceso o definir que constituye la felicidad.