Mostrando las entradas con la etiqueta humano. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta humano. Mostrar todas las entradas
sábado, 29 de diciembre de 2012
El Remanso de la Navidad
Por: Gerardo Delgado Silva
Vive Colombia una de las épocas más
difíciles, porque la fibra indispensable, la de la moral, se aflojó, cuando no
desapareció, lo que se aprecia en todos los aspectos de la vida nacional, con
sus efectos deletéreos y responsable de nuestros males de hoy.
Ha sido un proceso largo de muchos años,
incrementado monstruosamente en el pasado gobierno, que infecto por igual a las
instituciones y a las personas. Su
denominador común es el desprecio por las sólidas convicciones cristianas que nos garantizan la superación de las
injusticias, de las inequidades, el respeto elemental por la dignidad humana,
el derecho ajeno, bases para una equitativa distribución de bienes y
oportunidades. Porque solo de brazo con
los principios éticos, viejos de siglos, milenarios mejor, se puede lograr una
sociedad prospera.
Navidad es un hermoso y saludable remanso,
útil para la salud moral de todos. Las
vibraciones de Navidad pueden ser pasajeras, apenas un remanso en el turbión de
los hechos, de las pasiones, de los conflictos, de los odios, de las guerras,
de las obcecaciones. Pero en todo caso
un freno a las corrientes vertiginosas de la irracionalidad.
La extensión universal de la fiesta de
navidad, así como su profundidad en los
sentimientos de las gentes, son de las muestras más eficaces del sentido
ecuménico del cristianismo. El
nacimiento del niño en el pesebre, como fuerza humana que desborda y desafía a las demás de todos los tiempos,
es una escena que identifica a las almas
sensibles, mas allá de cualesquiera otras consideraciones, inclusive las
religiosas. No es preciso ni siquiera
ser creyentes en alguna deidad, para comulgar en estas emociones. Es una fecha de exaltación del ser humano,
desde la modestia de las pajas de Belén hasta las proezas supremas de su
espíritu. Y con este motivo se concreta
al Ser Humano en el niño, en los niños.
Es por excelencia, la fiesta de los niños la de la Navidad, así pase con
frecuencia infortunadamente, sin dejar la huella de un serio propósito de obrar
bien frente a la infancia.
Nunca faltan tragedias en las historias
colectivas. Empero, el protervo
reclutamiento de niños por la guerrilla y los paramilitares, está signado por
un turbión ominoso de maldad.
En Colombia, por razones de vigoroso
arraigo, la Navidad es una fiesta nacional: más nacional, en el exacto sentido
de la palabra, que otras pertenecientes a los santorales laicos. La Navidad nos
identifica emocionalmente. La sentimos
en los retablos, en los villancicos, en la actitud humana general, que es más
pura y generosa y abierta que en el resto de los días. Vemos como las gentes sencillas hacen a un
lado su sufrimiento y pesares o por lo menos tratan de olvidar para unirse en
familia y recogerse en la espiritualidad de la fe.
En la conmemoración de la Navidad de Jesús
se capta como la alegría de la vida está hecha de lo simple, de lo sencillo, de
lo bello que hay en el corazón del ser humano, no importa lo duro y cruel que
pueda ser, y que ello es más evidente en el entorno familiar que debe ser el
centro de atención de estas fiestas navideñas que invitan a reflexionar en como
hemos sido a lo largo del tiempo con nuestros semejantes y nuestros seres
queridos.
Para muchos colombianos la Navidad que
acaba de celebrarse, ha sido una Navidad esencial, entrañable, indeleblemente
triste. Pues han sido víctimas del delito, en sus cada vez mas abundantes y
variadas manifestaciones.
A nadie pueden serle extrañas esas
tragedias. Y la Navidad tiene que ser,
entonces, una confluencia de dolores e intenciones relativos a ellas; un acto
vigoroso de solidaridad y de fortaleza moral, en torno a los motivos más
valiosos y enaltecedores de la especie, sintetizados en el espectáculo del
nacimiento del Niño Jesús, cada día más fuerte, en su debilidad, al través de
los siglos y siglos. Hemos celebrado
esta navidad en medio del dolor humano, de la recesión y del desempleo. Pero es en estos momentos en que los
colombianos tenemos que sacar a relucir esa grandeza, esa espiritualidad que
nos ha caracterizado.
No podemos doblegarnos ni perder la
esperanza, ni esa fe en nosotros mismos en el Dios en que creemos, en los que
nos rodean. Pero, sobre todo en el
momento de que, quienes nos hayamos en mejores condiciones anímicas y
económicas, sepamos ser solidarios y generosos.
Navidad es hermandad, es bondad, es la
palabra amable, la mano amiga, la oración.
Navidad es la visita al que sufre, el acto de desprendimiento y de
afecto.
Por eso mismo, que bueno sería que cada
colombiano, en esta época en que la sensibilidad esta pasando al cuarto de lo
inservible, hiciera no solo un acto de fe sino de desprendimiento para arrancar
una sonrisa al que sufre, para ofrecer consuelo al deprimido, para dar un
juguete por sencillo que sea, al niño que no lo ha recibido. Desde ahí es de donde se construye la paz y
se revive la fe y la esperanza. Con
estos actos no estamos perdidos. Jamás
lo estaremos.
Además, es la oportunidad para renovar el
espíritu, de insistir en la incansable búsqueda de la reconciliación.
Los fantasmas de la Navidad, de todas las
Navidades deberían presentárseles a tantos violentos, a guerrilleros y
paramilitares que al través de la barbarie y el crimen rompen las tradiciones
de recogimiento y alegría de miles de compatriotas desplazados como le ocurrió
al buen José y a María.
Dejemos en manos del buen Niño Dios el
hacerles entender que todos tenemos
derecho a disfrutar de nuestras vidas, de estas fechas de paz, con fe y
hermandad. Que acerquemos los corazones a Dios, con el ánimo ferviente de que
lo más esencial del espíritu cristiano nos trasmita la energía espiritual
indispensable para enfrentar las circunstancias.
Como vemos, ya estamos en pascua que
significa el paso de Dios junto al hombre y ese paso de Dios pretende hacernos
cambiar de la esclavitud a la libertad de los hijos de Dios.
Escrito
para: Bersoahoy.com
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 12:03 p.m. 0 comentarios
Etiquetas: Bucaramanga, confluencia, debilidad, entrañable, humano, Navidad, niños, Remanso, traagedias
martes, 9 de octubre de 2012
Comportamiento humano
En el desarrollo de las actividades ordinarias, es
fácil encontrar cómo se comporta el ser humano. Pero habrá de clasificarse para
ello, en un sin número de posibilidades que corresponden a las actitudes de las personas en la sociedad, y de ahí que
pueden encontrarse orientados por el altruismo, el servicio a los demás
guidados por su concepción de la bondad,
el alcance de su propia convicción de ser excepcionales en el entorno,
considerándose transformadores por
excelencia hasta convencerse que su concurso es indispensable e
insustituible y llegan a reclamar e imponer la sumisión de los demás con la convicción que
no habrá quien pueda orientar el bienestar general sin su concurso.
Pueden dividirse
entre los que buscan obediencia, y
aquellos que consideran necesario imponer la sumisión, todo dentro
de orientación de criterios que
seguramente sean los que les permite su existencia dentro de la egolatría,
afirmando que gracias a su presencia se llega al perfeccionamiento de la
sociedad.
Los que mandan y le obedecen pierden la noción del
tiempo en la vida, en cuanto a su existencia y alcanzan la convicción de su mesianismo para convencerse dentro de la
perfección, que deben cumplir la misión
que el destino les encarga, porque están llamados a otorgar a otros la anhelada
felicidad, con la convicción de que nadie los superará frente a las metas del
altruismo a que consideran estar llamados a satisfacer las necesidades ajenas,
todo ello con la convicción que nadie pueda
sustituirlos porque el Estado los llama a proponer los grandes
derroteros.
En la otra faceta se orientan los que consideran la
obtención del bienestar sin acudir a sacrificios para
obtener satisfacciones económicas que redundan en consecuencias de lo que
considera bienestar, sin examinar cuales los mecanismos para obtenerlo.
Y finalmente
aparecen los que no consideran necesario tener claro el ancestral valor
del trabajo, unido al altruismo y la visión de mejorar, pues se
convencen que no necesitan bienes, sino que debe permitírseles holgura en un mundo en que todo lo que los
rodea está dirigido para distinguirse de los demás.
Pero al margen están los que padecen de abulia en el
curso de su vida, generalmente acuden a ingerir o usar sustancias alucinógenas
con diversas consecuencias, pues no solamente los que llegan a la decrepitud
las usan, así quienes se lucran con exceso. no lleguen a utilizarlas.
Todos inmersos en tratar de dilucidar diferencia entre la luz y las tinieblas que
cotidianamente debemos soportar.
Sin embargo unos y otros buscan atesorar sin
medida sin comprender para que sirve
cualquier exceso o definir que constituye la felicidad.
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 10:29 a.m. 0 comentarios
Etiquetas: Comportamiento, humano, imponer, indispensable, posibilidades, sumisión
domingo, 16 de septiembre de 2012
Umbral de paz
Nuestras Constitución Política, reconoce la
paz como un derecho y un deber, agregando que “es de obligatorio cumplimiento”.
Empero, este reconocimiento no es
simplemente una formulación jurídica, letra inane. Adquiere sentido al procurar un contenido de
equidad y de justicia, como lo señaló Juan XXIII, en su camino hacia la
grandeza. Palabras más, palabras menos,
la paz debe tener un contenido de justicia, y la justicia un contenido de paz,
colocándolas en el decoroso nivel que les corresponde en la existencia
humana. Por eso, la “vieja filosofía de
Grecia nos ha legado una leyenda según la cual cuando los hombres quisieron
fundar la ciudad, los dioses para hacer posible que la ciudad perdurase, le
dieron como regalo inapreciable la justicia”.
En nuestra patria, por desgracia ha existido
un rosario de guerras y desenfrenos fratricidas que engendran otros, en una
rueda de estupidez hasta hoy.
Es una tragedia que arde por los cuatro
costados. Las madrugadas en Colombia
amanecen más temprano, emponzoñadas de carnicería soberbia, de holocausto
bárbaro. Una guerra que no se ha podido
superar en más de 50 años, de la cual el
Informe Nacional de Desarrollo Humano, con el auspicio del PNUD y la Agencia
Sueca de Cooperación, sostiene desde hace años que es “una guerra de
perdedores”.
Los mecanismos contemplados por el Señor
Presidente Santos con el propósito de suscribir un acuerdo para acabar con la
guerra y comenzar el proceso de paz, es el más encomiable y deseable de los
objetivos políticos, es decir, avanzar en aquellos hechos indicadores de que se
está llegando al final de la guerra.
El Gobierno tiene que optar por el arreglo
propiamente político, como ocurrió en Irlanda y Suráfrica por ejemplo. La paz hace imperativo materializar una larga
lista de reformas y cambios a favor de los más desprotegidos, a los cuales las
élites y los gobiernos han hecho a un lado por tantos años.
Para Colombia resultan particularmente
interesantes las enseñanzas de paz y lecciones que encierra la experiencia
salvadoreña, en donde padecieron por más de 20 años una atroz guerra interna,
que sobrepasó en intensidad, destrucción y número proporcional de víctimas al
conflicto Colombiano. Después de varios
años de negociación directa y diálogos se firmó el célebre acuerdo, que
inauguró una nueva era de convivencia y progreso para esta martirizada nación
Centroamericana.
Cuando se entiende el agotamiento de la
guerra y existe el coraje para ensayar otro camino, todo es posible si hay
voluntad, realismo y decisión, como es el propósito del Presidente Santos, para
lograr la restauración del país.
No se trata tan sólo de una inclinación
irrevocable de su espíritu, sino también de un deber. Comportamiento que llevará a los Colombianos
a una nueva visión y servirá para acrecer las reservas que en el ser humano
valora y dan dignidad a la vida.
Y es que la violencia nunca acaba con la
violencia. Son elocuentes las afirmaciones:
“No hay victoria si no se pone “fin a la guerra”, como expreso Montaigne; o
como en el mismo sentido señaló John Marshal: “El único modo de vencer en la
guerra, es evitarla”.
Así lo demostraron liberales y
conservadores al suscribir hace más de cien años, unos tratados que pusieron
fin a la guerra que se llamó de los mil días. Terrible contienda. Toda una carnicería, como la batalla de
Palonegro, donde según el historiador Gabriel Camargo Pérez, “sucumbieron
cuatro mil ciudadanos en la más cruenta batalla de América Latina…”.
Ahora bien.
La paz no se limita tan solo a la ausencia de guerra, incluye una
ambiciosa agenda de profundas transformaciones políticas y socioeconómicas, que
han sido ingredientes de todas las guerras colombianas. Las Farc, deben
comprometerse a la desmovilización y entrega de armas. Es imperativo devolver incondicionalmente a
los secuestrados en cumplimiento de una obligación jurídica, contemplada en la
Convención de Ginebra y los correspondientes protocolos anexos.
La inicua desigualdad en la distribución
del ingreso, el ominoso régimen de tenencia de la tierra, los abusivos
privilegios que han crecido a la sombra de la política. El penosísimo acceso a
la educación y a la salud, deben ser objeto entre muchos otros, de drásticos
cambios. Y que, por tanto, se impone buscar a esos males - como lo está
haciendo el Presidente Santos – sus hondas raíces. De no ser así, aunque se
firme la paz con las Farc, podemos estar seguros, otros, empuñando fusiles o
cacerolas, no tardarían en reemplazarlas.
Es tan transcendental esta feliz idea del
Presidente Santos, que la comunidad internacional, la Unión Europea y la
iglesia católica respaldan el dialogo para la normalización del país.
Se hace indispensable la culminación de un
gran movimiento patriótico que se sume al valeroso comportamiento del Señor
Presidente, acogiéndonos a la credibilidad política que ha logrado
construir. El Gobierno tiene ya el
terreno abonado con la Ley de Víctimas y de Restitución de Tierras, que está
cumpliendo, para empezar a cubrir la inmensa deuda social del Estado. Con la
“Política de Desarrollo Agrario”, que está promoviendo, ha surgido el proyecto
de Ley de Tierras y Desarrollo Rural, el sendero para la equidad.
Los detractores del dialogo, con el Señor Uribe
a la cabeza, reafirman sus marcados rasgos e irrefrenables deseos beligerantes
y una desmedida paranoia, en cuyo nombre se cometieron muchas injusticias, como
las atrocidades de los llamados falsos positivos. Genocidios “notorios y
preocupantes”, tal como lo evidenció el informe del Observatorio de Derechos
Humanos y Derecho Internacional Humanitario de la Coordinación Colombia –
Europa – Estado Unidos.
Así mismo, con acusadora precisión este
documento señaló “el incremento de las detenciones arbitrarias, una de las
consecuencias más visibles de la aplicación de la política de seguridad
democrática”. Y afirmó posteriormente
“la paulatina y creciente paramilitarización de la sociedad y las instituciones
colombianas…”.
Sostiene el informe que “en el campo
económico, el poder que ejercen los grupos paramilitares – se refieren a la
administración anterior – es creciente” y agregan que: “Además del control que
tienen sobre actividades ilegales, ente las cuales la más prospera continua
siendo el narcotráfico, esos grupos han logrado acrecentar sus proyectos
agroindustriales de exportación (por ejemplo palma aceitera), contando con el
auspicio de programas gubernamentales; se han apoderado de abundantes recursos
públicos destinados para la inversión social (tierras, salud, educación y
vivienda, entre otros renglones).
En este orden de ideas manifiesta:
“Políticamente se multiplicaron los vínculos entre grupos paramilitares y
narcotraficantes con gobernadores, alcaldes y parlamentarios”.
Es una práctica recurrente de la
ultraderecha apelar a los dobles criterios o raseros. Tariq Alí proporciona una versión libre pero
fiel a la recomendación: “vamos a castigar los crímenes de nuestros enemigos y
recompensar los crímenes de nuestros amigos”.
Así pues, los que se oponen irracionalmente al diálogo, convalidan el
doble criterio, cuyas desastrosas consecuencias están a la vista, sumiendo a
Colombia en el inevitable desfallecimiento moral, que nos agobia.
Y bien. La conducta del señor Presidente
Santos, no es una muestra de debilidad.
Se constituye por el contrario en un acto de responsabilidad y de
grandeza, convertido en paradigma y modelo.
No fueron ciertamente las armas las que
impusieron la resistencia en Francia y los países ocupados, sino el vigor
patriótico de sus intelectuales.
A quienes amamos la paz y la civilidad, nos
asiste el ánimo ferviente de solidaridad y de plegarias para que el
Todopoderoso trasmita al Señor Presidente, la energía espiritual indispensable,
a fin de que se haga realidad su misión trascendente, por el prestigio de
Colombia y la guarda de su futuro en todos los aspectos de nuestra vida
repúblicana.
Para
bersoa comunicaciones
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 6:54 a.m. 0 comentarios
Etiquetas: adquiere, Desarrollo, formulación, fracticidas, humano, Juaan-XXIII, Papa, paz, Umbral
viernes, 9 de marzo de 2012
Uno de los efectos secundarios de la ciencia: Los Hackers
Por: Pedro Gerardo Tabares C.
Desde
hace medio siglo hemos evolucionado tanto que las máquinas cumplen misiones casi
incomprensibles, ya saliendo de la esfera terrestre a otros cuerpos celestes o
también cumpliendo el automatismo que permite que equipos sofisticados
recorran el cuerpo humano para dar
satisfacción a la salud.
A
nadie escapa que esto se debe a la evolución del transistor. En el campo
intermedio, surgió la presencia universal a través de los sistemas que como
todos los grandes inventos buscan
beneficios que en oportunidades son inconmensurables. Surgió el Internet respecto
del cual no es fácil medir su alcance e en el orden económico, cultural, social
y en este último con la modificación total, de las costumbres, puesto que ya
casi alcanza a la generación que toma decisiones con base en la cultura de tan
importante avance en el beneficio virtual.
Han surgido las consecuencias que traen los grandes
inventos que generalmente causan daño, pues el apoyo a la investigación se da
con largueza sobre armas, y no se piensa en efectos secundarios cuando el
resultado se pone en funcionamiento. Nos referimos a lo que se ha denominado
como un vocablo no propiamente de origen castizo como la totalidad de los que
señalan la técnica, que se denomina “hakers” que en sentido común equivale a
quien tiene conocimientos avanzados en sistemas y está por encima de los
programadores que se conocen, y por ello no tienen dificultad en penetrar a las
máquinas que se consideran más protegidas para divulgar los archivos, en una
vulneración que alcanza a efectos de mayor trascendencia que los archivos en papel. Ampliación
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 3:58 p.m. 0 comentarios
Etiquetas: conocen, costumbres, Cuerpo, funcionamiento, humano, orden, trascendencia
Suscribirse a:
Entradas (Atom)