domingo, 15 de enero de 2023

La hipocresía democrática

Mario González Vargas - En el año nuevo se fortalece la inquietante percepción de vivir inmersos en un mundo en el que la política se nutre más de imágenes que de ideas, que entroniza el reality show como el nuevo escenario de la confrontación por el poder. Las redes sociales hacen las veces de escenarios de las controversias y simplifican al extremo el pensamiento al reducirlo a los “me gusta”, para moldear el limitado pensamiento del ciudadano de hoy. Constituyen el sucedáneo obligado de lo que Regis Debray señalaba, “quien concentra las miradas concentra los sufragios”, que implicó que lo importante es gustar y no convencer, sustituyendo al militante por el fan. Ello explica el sentimiento generalizado de confrontar un debilitamiento de la democracia, especialmente en las Américas.

El advenimiento de la izquierda en buena parte del continente ha prodigado la convicción de que hay un nuevo escenario en construcción que responde al universo de la simplificación emergente, se condensa en lo que se denomina el pensamiento político correcto, y permite convertir en verdad lo que no lo es y en mentira su opuesto. Quizás la última demonstración de ese esfuerzo es el que pretende encubrir, con lo acaecido en Brasil, los atentados contra la democracia en antiguos o noveles regímenes. Ciertamente, los desmanes en Brasilia son condenables y no alcanzan a justificarse con la molestia que produce la elección de un presidente temporalmente liberado de un proceso penal por vicios de forma, pero no pueden confinar al olvido las violaciones a los más elementales derechos que han caracterizado de tiempo atrás a los regímenes de Cuba, Venezuela, Nicaragua y que hoy se reproducen en Perú y Bolivia, distinguidos por las ominosas privaciones de la libertad y de la vida.

Desgraciadamente, el debate en el Consejo Permanente de la OEA no logró desprenderse del nivel de invectiva que ha alcanzado la polarización en el hemisferio y se centró en la simpleza de unas sindicaciones de fascismo, como si esa corriente y el comunismo no fueran hijos del socialismo, proclives a emular entre sí como mutuos Caínes. Puso una vez más de presente la insólita tesis de que el resultado electoral hace inmune al gobernante y lo legitima para infringir el orden constitucional y sus principios democráticos, contrariando los valores fundantes y principios de la Organización, así como las disposiciones de su Carta Democrática.

Todo ello parece el resultado de un orden global en construcción que ha invadido de la mano del progresismo a las Organizaciones Internacionales, y que se pretende globalista y tecnocrático, llamado a debilitar el componente democrático de los Estados miembros en un ejercicio de despotismo ilustrado que se entroniza con los denominados expertos, provenientes de la oneges ideologizadas, encargados de la formulación sesgada de los nuevos principios que intentan imponérselos a los pueblos que dan vida a sus Estados.

El progresismo que nos recetan persigue la enajenación de la soberanía del Estado para asegurar la deconstrucción del orden social que de ella se desprende, y cuya primera etapa se expresa en la hipocresía democrática que hoy padecemos.

miércoles, 11 de enero de 2023

¿La Paz Total, una Ópera Bufa?

Mario González Vargas
Los seis meses de gobierno del presidente Petro han sido pródigos en improvisaciones continuas y diletantismo funcional, que han puesto de presente su crónica incompetencia en la función de gobernar que muchos creyeron superada después de las lecciones que dejaron las peripecias del desastre de su gestión en el Distrito Capital. Vana ilusión, como lo demuestran sus tres recientes iniciativas que hoy atemorizan a los colombianos.

La legalización de los cultivos de coca y su transformación en base de cocaína implicará poderoso incentivo para que familias enteras multipliquen su producción en territorios que padecen el control armado de las organizaciones criminales, que fortalecerán su condición de autoridad de facto ante la incapacidad del estado de oponerse y evitarlo. El sainete de la compra de los aviones de combate demuestra una vez más la incompetencia del gobernante y de su ministro de Defensa que nunca se percataron del acaecimiento de la vigencia del Conpes que garantizaba los recursos para la cuantiosa pero necesaria contratación. Pero quizás la más evidente ineptitud es la que acompaña la anhelada política de la paz total, que pretende alcanzar por medio de ceses al fuego sin convenirlos, decretados en estados de gracia iluminados, sin protocolos que los rijan, en arranques de emoción que deben ser siempre ajenos en esta particular negociación. Ello explica el silencio del alto mando militar notificado por los medios de comunicación, el inmediato desmentido del Eln que nada ha acordado con el gobierno, ni acordará, si también cobija a la Segunda Marquetalia, al clan del Golfo y a los paras de la Sierra Nevada; que sorprendió hasta Otty Patiño jefe negociador del gobierno con el Eln que tuvo que aclarar: "No nos hemos querido meter en el tema del cese del fuego porque, así sea bilateral o unilateral, tiene que ser verificable”, ya que “En una guerra irregular, y en medio de este mar de violencia que vive Colombia, donde hay múltiples actores, hacer una verificación de un cese del fuego es muy difícil". Ha sido tal el despropósito que ni los otros delincuentes, beneficiarios a título gratuito, han logrado hablar, paralizados por el tamaño de la sorpresa, como que el cese al fuego solo inhabilitaría a la Fuerza Pública para enfrentar a las organizaciones criminales, pero no impediría que entre estas continúen las masacres por la exclusividad de las rentas del narcotráfico. Parálisis de la Fuerza Pública, pero carta abierta para que carteles mejicanos se inserten en las organizaciones colombianas beneficiarias del cese al fuego y redoblen así la violencia en vastos territorios del país. Es tan evidente el sentimiento de indefensión del Estado que Timochenko ofrece su experticia en ausencia de verdad, justicia, reparación y no repetición para aconsejar al gobierno.

Petro confunde la intención del cese al fuego con el acuerdo sobre él. Por ello toda aclaración sobre el mensaje del presidente resulta inocua. Ni siquiera los malabares verbales de Iván Cepeda o los artificios sofísticos del ministro Prada logran desvanecer la sensación de que nos aplican, a falta de paz, una representación de Ópera Bufa.

domingo, 1 de enero de 2023

La falsa cultura que atenta contra los colombianos

Por: Bernardo Socha Acosta
Finalizó uno de los meses del año más alegres y bulliciosos (diciembre) que marcan los tiempos de la historia buenos o malos, pero, es necesario decir algo que las personas sensatas y privilegiadas con la civilización del momento van a respaldar y a hallar la razón.

Cuando eso que algunos interpretan como tradición y cultura, pero que no son más que embelecos erróneos y peligrosos comiencen a poner más víctimas mortales, talvez, las autoridades despierten y comiencen a actuar, tarde como siempre, pero ojalá nuestro país algún día tuviera esa oportunidad civilizada y no continuara en la era del más atrasado periodo de los cavernícolas.

Se trata de rechazar y condenar de fondo algo que está causando mucho daño a toda la sociedad, la fauna y en general el medio ambiente, en diferentes formas, y tiene que ver con los estruendosos y aturdidores ruidos que causan la POLVORA y no menos reprobable y abominable escándalo que producen las MOTOS arregladas con infernales escapes.

El exceso de ruido es quizás un fenómeno por el que hay que luchar, porque es otra odiosa, malsana y peligrosa contaminación sonora que afecta a varios órganos de los seres vivos.

La pólvora, que si bien fuera un producto creativo y recreativo ya con artículos modernos para alegrar la vista de las personas, pues sería digno de respaldar y admirar, pero lo que se está utilizando no es más que pilones de artefactos explosivos que al estallar causan zozobra y afectan el sistema nervioso, no solo a las personas, sino de todas las especies, muchas de las cuales mueren por el horror de esos artefactos explosivos que solo se utilizan en las diabólicas guerras.

Pero, no solo los animales mueres por esta degenerada costumbre llamada IGNORANTEMENTE cultura, muchos ancianos y niños han estado a punto de fallecer cuando, de una manera absurda y sorpresiva detonan a media noche uno de esos elementos que causan escozor, alarma e ira, pero no contentos con esta DESGRACIA de la pólvora, aparece circulando un desadaptado fanfarrón encima de una MOTO produciendo el más infernal ruido, como complemento demoniaco a la ensordecedora detonación de la pólvora.

Los ruidos por encima de determinados decibelios están claramente prohibidos porque causan un sinnúmero de enfermedades en la población, ya sea en humanos o en animales.

La locura. Sí; la locura, es una de las gravísimas enfermedades nerviosas, que se están germinando y generando con esos estremecedores ruidos y nada tiene de raro que el resultado de la incapacidad de las autoridades de ponerle control a eso, sean las acciones de hecho que la locura produce.

Las acciones de hecho no están lejos de ocasionar víctimas mortales y cuando menos pensemos vamos a tener sorpresas, como fruto de esta demencial e incontrolada carrera de la contaminación sonora, entre ellas los EXPLOSIVOS con pólvora, y como complemento las destartaladas motocicletas y otros automotores, acondicionadas para causar ELEVADOS ruidos. Y qué dicen las autoridades frente a esto. No dicen nada porque se burlan de las normas vigentes que aprobaron en el congreso para tener un país mejor, pero que son inocuas por incapacidad de quien las deben ejecutar. Les queda grande hacerlas cumplir, y se muestran inactivas como las autoridades de tránsito y la policía, para las motos en concreto, como si le tuvieran miedo a los actores de estos atropellos delictivos.

Y es que los estados de locura de muchas personas, ya se demuestra con la excesiva intolerancia, la sorpresiva agresividad, los altos niveles de depresión, irritabilidad, ansiedad, la respuesta inesperada a cualquier situación cotidiana, y muchos otros estados de ánimo que presentan muchas personas. Y todo porque no hay autoridad para estos casos concretos.

bersoa@hotmail.com

La estrategia del avestruz en un mundo sombrío

Mario González Vargas
El periodo de relativa paz que se vivió después de la Guerra Fría ha llegado a su fin. No es que no se hubiesen padecido conflictos en el orbe, sino que ellos fueron vistos y convenidos como de baja intensidad, es decir no susceptibles de efectos suficientes para trastornar los equilibrios existentes. Pero, en un mundo globalizado ningún país escapa a las consecuencias de los conflictos que se suscitan allende de sus fronteras, más cuando irrumpen en un escenario de reajuste del convenido statu quo moribundo.

La agresión de Putin en Ucrania hizo trizas una convivencia que al parecer a nadie convenía, y abrió una caja de Pandora que marcará la política orbital por las décadas a venir. Asoman conflictos cuyos alcances apuntan a encontradas relaciones de poder entre las potencias prevalecientes y las emergentes, que desajustan los pactos y acuerdos preexistentes que empiezan a desmoronarse sin terapia que la detenga.

En los Balcanes reviven las pretensiones adormecidas por décadas, semejantes a las que originaron la primera guerra mundial del siglo XX, y en las que se oponen raíces culturales no extintas en tiempos de frágiles y atormentados arreglos, como los de Serbia y Kosovo. En el sureste asiático irrumpen nuevamente las tensiones entre las dos Coreas, una de ellas con armamento nuclear, que obliga al Japón a un rearme que llevará a cabo sin atender obligaciones impuestas en el pasado, hoy desuetas ante la amenaza que confronta, y que se verá agravada por la pretensión China sobre Taiwán, cuyos efectos se extenderán hasta Australia y Nueva Zelanda.

Y, por último, la política de Turquía, nueva potencia militar en el seno de la OTAN, de alterar los equilibrios existentes en el Mediterráneo oriental que apuntan a Grecia y a Chipre, así como la de revivir el Imperio Otomán en el mundo islámico, parecen desarrollarse en medio de la contrita pasividad de una Europa callada, incapaz de oponerse, ni siquiera al segundo genocidio de Armenia que se halla en curso y con alcances traumáticos sobre el componente musulmán de Rusia. Alemania ha iniciado su política de rearme, sin atención a constreñimientos impuestos en el pasado, porque percibe amenazas que intenta disuadir.

El hemisferio americano no escapará a las nuevas realidades. China, Rusia Irán y Turquía han tomado pie en el continente, comercial y militarmente, con especial énfasis en Venezuela y Nicaragua, con dotación de armamento, asesoría cibernética y en inteligencia, entrenamiento de tropas y maniobras militares conjuntas, en las que pronto veremos surcar naves de guerra por el Caribe y pesqueras en nuestros puertos del Pacifico, en el entendido del favorecimiento de los nuevos gobiernos de izquierda. La presencia militar de potencias extra continentales es inédita en las Américas que solo había conocido el testaferrato del castrismo.

Mientras ello ocurre la democracia se halla en vilo de fenecer, como aconteció en el Perú con el golpe fallido de Castillo, o como se evidencia en Bolivia, en el que Arce decide encarcelar a sus oponentes por el solo hecho de disentir. Petro ha convalidado ambos estropicios, mientras languidecen los medios, los gremios y los políticos en el ejercicio de la estrategia del avestruz. Un mundo sombrío asoma.

martes, 27 de diciembre de 2022

Precios del SOAT motiva diversas reacciones

Por: Bernardo Socha Acosta
A mediados de este mes de diciembre 2022, hubo un gran revuelo en Colombia por los exagerados precios fijados por el gobierno y las compañías aseguradoras, a las pólizas, tanto la obligatoria como las voluntarias, precios que no se compadecen con la situación económica que vive la mayoría de quienes las necesitan.

Hoy de los cerca de 50 millones de habitantes de este país, más de 17 millones tienen un vehículo, incluyendo las motocicletas y no es que tener un vehículo sea una afición o un lujo. No, el vehículo es en la mayoría que lo posee, un elemento de trabajo, porque así lo ha dispuesto la evolución y la revolución industrial que, a propósito, tiene al mundo al borde de la catástrofe, por la falta de planeación, tema que será para analizar en otro momento.

Por ahora ocupémonos de los precios de las pólizas de seguros. El tema no es como para sentarse a pensar o a llorar; es hora de ir actuando para organizar una Asociación de defensa de los usuarios de pólizas, porque es que, como en nuestro país y en otros donde mandan son los dueños del dinero y quienes se agremian para fijarle al pueblo trabajador sus pautas, capprichos o disposiciones orientadas a no dejar perder el poder capitalista, pues el pueblo también tiene que responder con actos legales en su defensa, buscando los medios y las herramientas, como el derecho de Asociación para defender lo suyo e impedir que otros con más poder hagan lo que quieran para imponer sus avaros caprichos.

Es bueno preguntarse. De ¿dónde salen los motivos reales, o factores concretos para fijarle precios tan exorbitantes o escandalosos a los seguros de vehículos?

Si bien es cierto que hay una crisis económica en Colombia y en el mundo, también es necesario que, una mínima parte de esa crisis sea asumida por quienes manejan el dinero y no pretendan recargárselo todo al usuario como son los compradores de pólizas. Con esos precios queda demostrado que las Aseguradoras no quieren que les disminuya en nada sus JUGOSAS utilidades del negocio que anualmente les representa una GRAN FORTUNA.

Y hablando de estos poderosos ingresos por los seguros, dónde ha pensado ese gremio, de ofrecer un mínimo incentivo a los consumidores de pólizas que, pasan los años y no tienen un siniestro; solo se dedican a llevarle plata a esas agencias aseguradoras para enriquecerles las cuentas bancarias. Entonces, tengan un poquito de estrategia o inteligencia, para por lo menos crearle una mínima ilusión a los dueños de vehículo por evitar accidentes y tener que hacer uso de los seguros.

Pero por desgracia, como esa franja del negocio (aseguradoras) quiere hacer lo que les plazca con los dueños de vehículos encareciéndole cada año su valor, pues hay que también responder por las vías legales y si los dueños de vehículos se unen, coronan una batalla.

Habrá que pensar a través de una ley, si es que el congreso de la república quiere ayudar a los afectados de este flagelo, en concertar los precios de las pólizas, porque hasta el momento los valores los fijan, el poder del estado y el poder del dinero privado. Los usuarios tienen que agachar la cabeza y hacer lo que el poder estatal y el poder del capital digan y listo. El consumidor no tiene ninguna opción.

Si se logra crear el gremio de consumidores de pólizas, una de las tares sería comenzar por hacer que se institucionalice la estratificación de usuarios de esos seguros, principalmente del SOAT.

Así como hay estratificación para el pago de servicios públicos y otras actividades, también debe haberlo, principalmente para el SOAT que es un seguro obligatorio. Porque es que en este nivel de servicio también hay quienes tienen capacidad para dos o más automotores particulares por lujo, o por gastar un poco el poder económico que tienen. No así quienes poseen un modesto automotor para sus labores de conseguir el pan de cada día. Estos últimos debieran de pagar menos y los poderosos pagar más, como pareciera la política actual. Vamos a comprobarlo. O se logra dialogando, o habrá que también hacer una resistencia.

Vamos a dejar así estas consideraciones, pero hay que actuar, antes que nos convierten en borregos de silla y de carga y hasta nos aplique la ESPUELA para hacernos correr a comprar pólizas al precio que ellos se les antoje.

bersoa@hotmail.com

lunes, 26 de diciembre de 2022

Una política de seguridad para la Paz

Mario González Vargas
La ilusión del cambio se ha venido enredando en una maraña de improvisaciones del gobierno, constantes, populistas y dirigidas a estimular la creatividad de las huestes de activistas que conforman mayoritariamente las nóminas de los altos cargos del estado. La última de ellas es sin lugar a dudas la de que “los campesinos pueden seguir sembrando coca mientras prueben cultivos sustitutos… hasta probar que el cultivo sustituto funciona, porque si funciona ya no hay necesidad de lo otro”. Parece la versión actualizada de los incentivos prodigados en la negociación con las Farc, que significó el crecimiento exponencial de los cultivos de coca, con todas sus perversas consecuencias sobre la seguridad ciudadana y nacional.

En un escenario que supuestamente ambiciona la conquista de una paz total, no debe soslayarse el influjo de la cocaína en el deterioro continuo de la inseguridad que afecta la preservación de la vida a lo largo y ancho de la nación y que se vale de la constante pérdida del control territorial por parte del estado. Las masacres ocurridas desde el 7 agosto siguen su curso ascendente y representan el 45% de las ocurridas en lo transcurrido del año, que se han escenificado en departamentos que ocupan el 57% del territorio nacional.

La paz total, sea con el Eln o con las organizaciones del multicrimen, como ahora se les apellida, no puede ignorar que los enfrentamientos entre ellos se deben a la cocaína y constituyen la causa principal de la espiral de muerte y dolor que estremece al país. El cambio en la lucha contra el narcotráfico debe ser prioritario, y percatarse que todo crecimiento de la cocaína en los departamentos fronterizos con Venezuela gozará seguramente de la aquiescencia de sus gobernantes enjuiciados por las autoridades pertinentes de los Estados Unidos.

La formulación de una política de seguridad, más allá de las enunciaciones teóricas y gaseosas de la llamada seguridad humana de la ONU, constituye prerrequisito urgente para potenciar la defensa de la vida en Colombia. Las primeras decisiones del gobierno no apuntan en esa dirección, como que tampoco asoman aún en los temas con el Eln, a pesar de que, entre agosto y noviembre de este año, la UIA registró que uno de cada tres enfrentamientos armados entre organizaciones al margen de la ley tuvo la participación directa del Eln. Para nadie es un misterio que el Eln, el Clan del Golfo y las dos disidencias de la Farc, se disputan a sangre y fuego el control de territorios para imponer sus condiciones en el mercado de la base de coca.

El gobierno no puede pretender que con la inercia que le impuso a las Fuerzas militares, con la decapitación de sus mandos, la reducción de su presupuesto y la consiguiente afectación de sus decisiones estratégicas, puedan ellas responder a las urgencias que confrontan, porque todas redundan en desmedro de la capacidad en la planeación operacional. La advertencia de los EEUU era previsible. Razón tienen los que piensan que una política apropiada de seguridad libraría al gobierno de toda sospecha.

sábado, 17 de diciembre de 2022

El engaño de los especuladores para aumentar precios


Por: Bernardo Socha Acosta
Si las autoridades de control no hacen nada, como es habitual, los consumidores estaremos expuestos a un grave sometimiento de abuso de algunos especuladores que se amparan en el comercio para cometer abusos y atropellos que bien podrían calificarse como atracos.

Con el oportunista y absurdo cuento de la inflación, el valor del dólar, los palos de ciego que da el Banco de la República al reajustar las tasas de interés y el incremento del salario mínimo, algunos avivatos especuladores y aprovechados comerciantes e intermediarios, se están valiendo de la ocasión para ponerle precios escandalosos a su acomodo a los productos de la canasta familiar, sin que se vislumbre una acción contundente de las autoridades.

Hace algunos días un vocero de los que hacen pan decía que, si el dólar seguía el alza, no habría remedio que subirle los precios a ese producto de la canasta familiar y que los panes que hoy tienen un costo de 200 pesos, tendrían que quedar a 500, porque los costos de la harina de trigo no permitían menos. Si eso fuera así, ese alimento estaría subiendo en más del doble del precio hoy. Y así sucesivamente con otros artículos que están en manos de esos traficantes del hambre.

Está demostrado que hay fuerzas oscuras que desde la sombra del frustrado poder político han creado directa o indirecta, falsos fantasmas que están aprovechando la ocasión para crear su propia teoría del costo de vida, con el fin de enfrentar al consumidor con el gobierno.

Un comerciante sensato y verdadero representante de un gremio honesto y servidor de la comunidad, nos decía que, si el gobierno y los entes de control no sentaban su autoridad y fijaban medidas estrictas, el próximo año 2023 sería la época de los vulgares intermediarios y especuladores que muchos para crear ambientes malsanos de reacción política están cometiendo atropellos para buscar el descontento de los consumidores.

Es hora de que los entes de vigilancia y control desplieguen su capacidad para fijar directrices porque los acaparadores e intermediarios están ávidos de conseguir lo que ellos quieren a costa del pueblo colombiano más necesitado.

Pero también se requiere de freno para los intermediarios de los alimentos de la canasta familiar provenientes del primer sector (el campo) donde los inescrupulosos compradores ofrecen irrisorios precios al campesino, para ellos revenderlos a dos o tres veces su valor, y así crear el falso fantasma de la carestía.

El gobierno tendrá que reforzar las medidas de control y vigilancia para que los precios de los principales productos de la canasta familiar no sufran los atropellos que le quieren imponer algunos de los inescrupulosos comerciantes que quieren aprovechar la ocasión para su enriquecimiento a costa de las necesidades de la población.

bersoa@hotmail.com

¿El advenimiento de una autocracia sin precedente?

Mario González Vargas
Desde la posesión del presidente Petro la promesa de cambio se ha visto menguada por la incompetencia de la mayoría de sus ministros, el recrudecimiento de masacres y la continua pérdida de control territorial por el estado, bien menguado que se hallaba desde la firma del acuerdo de paz con las Farc. Quizás ello explique que el presidente se haya concentrado en la ejecución de una estrategia más poderosa, que le permita debilitar las instituciones y actores del régimen vigente y sustituirlos por los pilares que ambiciona para el advenimiento de un nuevo régimen redentor, que ponga fin a las distorsiones e inequidades de una sociedad capitalista, caracterizada como oprobiosa y decadente.

Inició su periplo con la cooptación del Congreso, obtenido con el uso indiscriminado de todos los favorecimientos que determinaron el declive de ese poder esencial de la democracia, para contar con su obsecuencia, que tanto había combatido en Cámara y Senado. Prosiguió, casi simultáneamente, con la decapitación de los mandos de la Fuerza Pública que desarticuló a las fuerzas militares y de policía y las sometió al progresivo fenecimiento de su espíritu y de sus doctrinas de seguridad nacional y convivencia ciudadana, favoreciendo el temeroso acogimiento a las nuevas concepciones impregnadas de una mal disimulada venganza por las derrotas infligidas en pasado reciente.

Se entrometió en el sector privado, con ademán autocrático, para remover directivas e incorporando en esas responsabilidades a personas que compartan sus designios o se sometan a obedecerlos, en ejercicio de esa creencia arbitraria y desueta pero acendrada en la izquierda, de que el sector privado apunta siempre a la consolidación de un capitalismo culpable de la pobreza y exclusión de las masas olvidadas. Camacol, la Federación Nacional de Cafeteros y el Consejo Gremial se convirtieron en sus primeras presas, a las que seguramente adicionará otras, si no se le hace entender (¿vana esperanza?) la importancia de los gremios en la consecución de economías y sociedades prosperas incluyentes y democráticas.

El último eslabón de esa estrategia de subyugación pretende violentar la separación de poderes y afectar la independencia y autonomía de la Rama Judicial del Poder Público, que no pueden ser intervenidas por otro poder, ni sus decisiones interferidas o desacatadas cuando se han expedido con apego a los mandatos y procedimientos de ley. Designar a los jóvenes de la llamada primera línea voceros o gestores de paz, imputados y condenados por delitos de extrema gravedad, para decretar su libertad fundado en el supuesto de que pertenecen a organizaciones sociales humanitarias, constituye abierta usurpación de competencias de la Justicia y una violación inaceptable de la independencia y autonomía de la Rama Judicial y, por lo tanto de la Convención Americana de Derechos Humanos, como lo han expresado los altos dignatarios de las Cortes, la Procuradora, el Fiscal y hasta congresistas del partido liberal y otros conmilitones tan asiduos en aprobar toda decisión presidencial. Habrá francachela para los delincuentes redimidos.

Ninguno recuerda a las víctimas desamparadas en su dolor, ni se percata de que usurpar competencia para liberar, autoriza también al usurpador para encarcelar.

domingo, 11 de diciembre de 2022

Ganar la batalla contra las utopías

Mario González Vargas
Vivimos un mundo convulsionado que ha puesto a prueba los valores e instituciones que prosperaron con posterioridad a las guerras mundiales del siglo pasado. La pandemia mortífera, el desbarajuste de lo político y lo social, cuyos logros permitieron décadas de paz, de crecimiento económico, de avances e invenciones tecnológicas, abrieron la puerta a otras reivindicaciones y paradigmas que apuntan a la “deconstrucción creativa” de lo existente y a la formulación de códigos ajenos a lo vivido y construido en el pasado. Primera experiencia en la historia de las civilizaciones en la que se pretende prescindir del pasado y dar curso al complejo adánico de un nuevo nacimiento de la humanidad que hoy se expresa a través del “wokismo” y de la cultura de la cancelación. Su contenido político se condensa en la engañosa expresión de progresismo, que acoge a todas las tendencias de la izquierda de antaño, reconvertidas en profecías de una era que condena al olvido el pasado que, por el solo hecho de serlo, resulta ignominioso.

En América latina florece esa nueva ola que ha logrado instalarse en la casi totalidad de sus naciones y que pugna por encontrar terreno fértil en los estados de la Unión Europea y en el seno del gobierno de los EEUU. Lo acontecido esta semana en el Perú devela la súbita reacción popular contra la creencia emergente, que erosiona el dogma de infalibilidad que supuestamente la protege. Ciertamente, se dio en la versión incompetente de la nueva fe, pero ya había acontecido en Chile con la negativa a la nueva constitución que convirtió a su inexperto gobierno en mero notario de la voluntad popular, y se avizora con fuerza en Bolivia en repudio al régimen que parece tornarse en criminal como último recurso para la preservación de su autocracia en construcción, y así emular con los regímenes de Venezuela y Nicaragua. Del gobierno de Brasil se espera que no recaiga en el régimen cleptocrático que ya experimentó en el segundo mandato del reelegido expresidente Lula. Argentina, desgraciadamente se hunde en la versión más desastrosa que combina ineptitud y populismo con corrupción crónica.

Colombia es hoy el reciente escenario de la nueva fe en su versión redentora. En el gobierno comparten responsabilidades el presidente populista, con arraigo en un izquierdismo trasnochado, con su vicepresidenta, autentica representante de la cultura de la cancelación. Dos vías disimiles para objetivos que se suponen compartidos, de cuya gravitación dependerá su unidad. La paz total es su objetivo y la cruzada ambiental su legado. Ambos propósitos exigen sacrificios como reincorporar a la sociedad, vía perdón y olvido, a toda gama de delincuentes y sus haberes, incluidos los del narcotráfico, y paradójicamente auspiciar el decrecimiento que nos regrese al ambicionado mundo bucólico. Lo único que parece ignorar nuestro aprendiz de mesías es que toda utopía termina en fracaso.

La alternativa consiste en comprender los cambios y en entender que construir es un proceso de inclusión de nuevas y fecundas realidades humanas. La batalla es cultural y no se puede perder.

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