POR: REINALDO RAMIREZ
La implementación del Plan Colombia durante el Gobierno de Andrés Pastrana dio vía libre a los Estados Unidos para intervenir militarmente en nuestro conflicto interno; en la medida en que se profundiza la interferencia de Estados Unidos en nuestros asuntos, la confrontación bélica en que se debate la sociedad colombiana desde hace más de cuarenta años escapa a las decisiones y los intereses de la política interna para convertirse en un asunto que se maneja desde las perspectivas de la geopolítica del imperialismo norteamericano en América Latina.
La mayoría de los gobiernos latinoamericanos hacen inmensos esfuerzos por sacudirse el dominio político y económico de Washington y rescatar su soberanía, sus recursos naturales y su autodeterminación; Colombia, inmersa en la crueldad e irracionalidad de la guerra, en contravía de la tendencia liberadora de los pueblos latinoamericanos que sacude las viejas estructuras de dominación, entrega a los Estados Unidos la dirección de los asuntos relacionados con la Paz y la Guerra dentro de sus fronteras.
El Pentágono atiza la guerra en nuestro país, se opone a cualquier posibilidad de negociar la paz y, en consecuencia, nuestra sociedad sufre los rigores y las miserias del conflicto armado; mientras los colombianos, inmersos en la pobreza, nos desgastamos en una lucha fratricida, los capitales trasnacionales se apoderan de nuestros recursos naturales y hacen su agosto adquiriendo a menos precio las empresas públicas con la complicidad del Estado, sujeto a los caprichos e intereses de una cofradía de políticos inescrupulosos que se enriquecen con el dolor y la pobreza de la mayoría de los colombianos.
Dentro de este oscuro panorama de violencia desbordada, la mediación en el conflicto del Presidente Hugo Chávez de Venezuela introduce elementos esperanzadores que pueden cambiar la dinámica de la guerra interna y abrir espacios para la búsqueda de la paz a través de la negociación.
En el plano militar y político del Gobierno de Alvaro Uribe Vélez surgen múltiples interrogantes acerca de cuales son sus verdaderas intenciones al permitir la mediación de Venezuela, país que aparece como su antípoda en el concierto latinoamericano por su oposición a los intereses de Washington; cabe preguntarnos si después de cinco (5) años de los supuestos éxitos del esfuerzo económico y bélico que entraña la llamada “Seguridad Democrática”, existe en el estamento militar colombiano un espacio real para la negociación política del conflicto que, desde luego, exige a los detentadores del capital aceptar que, en el camino de la verdadera paz, es necesario replantear el esquema vigente de la distribución de las riquezas del país que, por décadas ha privado a la mayoría de los colombianos de sus derechos económicos y sociales fundamentales como el empleo digno, la vivienda, la salud y la educación.
Bucaramanga, Septiembre 14 de 2007 - Para regresar a Inicio de Blogs http://www.bersoa.blogspot.com/
La implementación del Plan Colombia durante el Gobierno de Andrés Pastrana dio vía libre a los Estados Unidos para intervenir militarmente en nuestro conflicto interno; en la medida en que se profundiza la interferencia de Estados Unidos en nuestros asuntos, la confrontación bélica en que se debate la sociedad colombiana desde hace más de cuarenta años escapa a las decisiones y los intereses de la política interna para convertirse en un asunto que se maneja desde las perspectivas de la geopolítica del imperialismo norteamericano en América Latina.
La mayoría de los gobiernos latinoamericanos hacen inmensos esfuerzos por sacudirse el dominio político y económico de Washington y rescatar su soberanía, sus recursos naturales y su autodeterminación; Colombia, inmersa en la crueldad e irracionalidad de la guerra, en contravía de la tendencia liberadora de los pueblos latinoamericanos que sacude las viejas estructuras de dominación, entrega a los Estados Unidos la dirección de los asuntos relacionados con la Paz y la Guerra dentro de sus fronteras.
El Pentágono atiza la guerra en nuestro país, se opone a cualquier posibilidad de negociar la paz y, en consecuencia, nuestra sociedad sufre los rigores y las miserias del conflicto armado; mientras los colombianos, inmersos en la pobreza, nos desgastamos en una lucha fratricida, los capitales trasnacionales se apoderan de nuestros recursos naturales y hacen su agosto adquiriendo a menos precio las empresas públicas con la complicidad del Estado, sujeto a los caprichos e intereses de una cofradía de políticos inescrupulosos que se enriquecen con el dolor y la pobreza de la mayoría de los colombianos.
Dentro de este oscuro panorama de violencia desbordada, la mediación en el conflicto del Presidente Hugo Chávez de Venezuela introduce elementos esperanzadores que pueden cambiar la dinámica de la guerra interna y abrir espacios para la búsqueda de la paz a través de la negociación.
En el plano militar y político del Gobierno de Alvaro Uribe Vélez surgen múltiples interrogantes acerca de cuales son sus verdaderas intenciones al permitir la mediación de Venezuela, país que aparece como su antípoda en el concierto latinoamericano por su oposición a los intereses de Washington; cabe preguntarnos si después de cinco (5) años de los supuestos éxitos del esfuerzo económico y bélico que entraña la llamada “Seguridad Democrática”, existe en el estamento militar colombiano un espacio real para la negociación política del conflicto que, desde luego, exige a los detentadores del capital aceptar que, en el camino de la verdadera paz, es necesario replantear el esquema vigente de la distribución de las riquezas del país que, por décadas ha privado a la mayoría de los colombianos de sus derechos económicos y sociales fundamentales como el empleo digno, la vivienda, la salud y la educación.
Bucaramanga, Septiembre 14 de 2007 - Para regresar a Inicio de Blogs http://www.bersoa.blogspot.com/
O inicio de Web www.bersoa.blogspot.com/
Buen día para mis compatriotas.
ResponderBorrarEsa es la triste realidad y ahora con el gobierno de Bussh, la suerte para Colombia tiende a emperor, porque los dos gobiernos, Uribe y Bussh, solo desean resolver la guerra con más guerra y acuñan los mayores presupuestos para comprar armamento y reclutar hombres y mujeres para la guerra, pero para programas sociales fijan una minima suma.
atte Salomón Estrada, desde el exterior