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martes, 9 de septiembre de 2008

Ejemplares sanciones para los asesinos

Fuente: Elnuevo Siglo

Colombia, miércoles 10 de septiembre de 2008

POR: HORACIO SERPA

“H.H. confiesa mil crímenes en el Valle”, fue el titular de la noticia en El Tiempo, el viernes pasado. En la información se anota que son los asesinatos cometidos en Buenaventura, en solo el año 2000. Y agrega que el delincuente “inició ayer una maratón para confesar sus crímenes antes de que se cumplan los cuatro meses que le dio el gobierno para extraditarlo a los Estados Unidos”.

Es la medida de lo que está ocurriendo. Se confiesan con asqueante realidad crímenes y barbaridades por centenares, sin “contrición de corazón”, sin “propósito de enmienda”, sin “satisfacción de obra”, sin sonrojarse. Solo para hacer cola en la adjudicación de beneficios de “justicia y paz”. Y todo rapidito, rapidito, porque es preciso ir a los Estados Unidos a “colaborar” en la lucha contra el narcotráfico, para negociar sanciones irrisorias, que son el premio por “ayudar” a acabar con la plaga del narcotráfico.

Así, estos malhechores que tanto daño le hicieron a Colombia, que humillaron a la gente, que la masacraron, que se robaron el Estado y desplumaron a los campesinos y mataron, como quien espicha cucarachas, a millares de compatriotas, van a estar al cabo de un par de años disfrutando de sus riquezas mal habidas y riéndose de la ingenuidad del gobierno y de la inoperancia de la justicia.
Comparto la necesidad de establecer lo ocurrido. Acepto que mientras no sepamos lo que sucedió, nunca vamos a encontrar la vacuna contra tanta depredación. Pero no puede ser que la verdad se logre a costa de la impunidad.

Si estos sinvergüenzas se quedan sin castigo, los delincuentes de todos los pelambres van a seguir cometiendo fechorías, cada vez más sangrientas, afrentosas y horripilantes.
Por la extradición a destiempo, va a ocurrir lo que es una realidad en el ámbito del proceso penal: expediente sin preso, no se mueve. Eso no puede llegar a ser. No lo merece Colombia. Hemos cometido equivocaciones y errores por montones, es cierto, pero ya es hora de recapacitar: la impunidad de ahora será la madre de la violencia del futuro.

Es muy posible que los políticos sigamos equivocados, los gobernantes desacertados, los medios de comunicación desenfocados, y que la ciudadanía siga apática, como si lo que pasa nada tenga que ver con ella. Pero los Jueces y los Fiscales, con quienes los gobernantes debemos colaborar armónicamente, no pueden errar ni ser benignos. Esta no es una hora para las complacencias.

No me opongo a la extradición. Es un procedimiento que riñe con mis convicciones políticas sobre soberanía, pero hace rato la acepté como una necesidad ante la coyuntura narcotraficante. No obstante, el Juzgamiento a quienes descuartizaron a Colombia, debe hacerse antes de enviarlos a los Estados Unidos, para que cuando allá les rebajen las penas y los premien por su “colaboración”, puedan ser reclamados y traídos al País a que paguen sus crímenes. Otra cosa es lenidad, cobardía y complicidad
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