Colombia, miércoles 17 de septiembre de 2008
POR: HORACIO SERPA
El huracán Gustav pasó por Estados Unidos y despertó el miedo de los norteamericanos a las grandes catástrofes. En medio de ese clima de desesperanza pasó la convención republicana que ungió a John McCain como candidato a la Presidencia y a la gobernadora de Alaska, Sarah Palin, como fórmula vicepresidencial.
Con esas decisiones, Estados Unidos inició la carrera final por el relevo en la Casa Blanca, en donde Bush ha gobernado ocho años, llenos de sobresaltos en la economía, la política y la seguridad mundial. Bush es el mandatario más impopular de todos los tiempos en ese país y quizá en el mundo, donde Estados Unidos ha perdido capacidad de maniobra y su poder se ha visto reducido por el surgimiento de distintos actores internacionales y nuevas amenazas.
POR: HORACIO SERPA
El huracán Gustav pasó por Estados Unidos y despertó el miedo de los norteamericanos a las grandes catástrofes. En medio de ese clima de desesperanza pasó la convención republicana que ungió a John McCain como candidato a la Presidencia y a la gobernadora de Alaska, Sarah Palin, como fórmula vicepresidencial.
Con esas decisiones, Estados Unidos inició la carrera final por el relevo en la Casa Blanca, en donde Bush ha gobernado ocho años, llenos de sobresaltos en la economía, la política y la seguridad mundial. Bush es el mandatario más impopular de todos los tiempos en ese país y quizá en el mundo, donde Estados Unidos ha perdido capacidad de maniobra y su poder se ha visto reducido por el surgimiento de distintos actores internacionales y nuevas amenazas.
En la administración Bush el orden internacional ha sufrido un quiebre radical con la llamada guerra al terrorismo, que resquebrajó el sistema de Naciones Unidas y permitió la invasión sin justificaciones validas a Irak y Afganistán, convirtiendo a esas dos naciones en campo arrasado y, paradójicamente, en paraíso del terrorismo. El 11S, con sus imágenes aterradoras, le recordó al mundo la capacidad destructiva del terrorismo y la debilidad latente de esa superpotencia. Pero también la voracidad de los halcones y su sed de petróleo.
La quiebra del sistema hipotecario, la recesión, el aumento del desempleo, el precario sistema público de salud, la persecución de los inmigrantes, la contracción de la economía, la quiebra de la clase media americana, han despertado abruptamente a millones de ciudadanos del sueño americano. Personas que hoy esperan un gran cambio y han optado por soñar con un Presidente afroamericano, de clase media, igual a millones que han tenido que salir adelante con mucho esfuerzo. Barack Obama representa la esperanza de profundas transformaciones sociales, económicas, políticas, culturales.
Obama es un orador carismático, un escritor brillante, un hombre de familia surgido con enorme esfuerzo personal. Los medios están embelezados con su imagen y el pueblo con su verbo. Por eso sigue arriba en las encuestas por unos cuantos puntos, luchando hombro a hombro contra la poderosa maquinaria republicana, experta en propaganda negra y en destruir con titulares a sus adversarios.
Obama promueve el cambio de paradigmas, el regreso a lo social y al pensamiento humanista, la vigencia de la solidaridad y la construcción de un mundo seguro y justo, sin más guerra en Irak, sin más muertos en el extranjero.
El pueblo americano esta a 60 días de decidir entre McCain y Obama, entre más Bush o el cambio. La decisión que se adopte afectará a todo el globo. Colombia sentirá el efecto de esa decisión: con Obama habría un replanteamiento de muchos compromisos, con McCain se reafirmarían las alianzas conservaduristas. Con Obama llegaría la esperanza para la democracia y los derechos humanos; con McCain, la confrontación seguirá su rumbo y el mundo seguirá siendo excluyente y neoliberal.
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