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viernes, 20 de febrero de 2009

Reflexiones sobre la familia y la sociedad


Por: Martha Clemencia González
(Desde España especial para bersoa.com)

Quizás somos muchos los que de vez en cuando nos preguntamos si no va siendo hora ya de repensar la sociedad, pero con seriedad, con la responsabilidad y sinceridad que ello demanda..con la cabeza clara, pero también con el corazón en la mano para entender que el mundo gira vertiginosamente y que aunque suene muy pesimista y también agotador, ya que muchos lo han dicho, en muchos sentidos, nos estamos destruyendo.

Para ver esto, sólo falta con ojear las principales páginas de los diarios o escuchar la radio…tal vez, ver la televisión y enterarnos todos los días de qué hacen nuestros niños de hoy…"la base de la sociedad…del mundo del futuro"…qué hacen los niños y qué les hace a ellos una sociedad inmersa, casi por completo, en el materialismo y la autoimpuesta necesidad imperiosa de anteponer éste a cualquier otra circunstancia de la vida.

Nos olvidamos que esos niños de hoy, necesitan, ahora y no mañana, de nuestra guía…de nuestro tiempo, de nuestro interés y cuidado…de nuestra atención y orientación para que ellos tengan la posibilidad de ser mejores personas y gente que aporte al mundo su capacidad de convivencia y superación en todos los planos…y no, como estamos viendo: niños que a los 13 años son padres de familia; niños que se divierten grabando las palizas que dan a sus compañeros más débiles y luego mostrándolas a otros; jóvenes que son presas fáciles de sectas que les obligan a asesinar; adolescentes que desarrollan odio hacia sus padres y hacia todo lo que implique hogar, responsabilidad y trabajo.

En dónde encontrar la respuesta a esta triste realidad....seguramente hemos escuchado miles de veces hablar del tema..pero, hemos actuado a consciencia y con el interés puesto realmente en superar esta adversidad?...yo diría que lamentablemente no.

Tal parece que cada vez se nos hace más difícil concebir la tranquilidad y el equilibrio interior sin pequeños o grandes lujos...para muchos, que cada día que pasa es menos posible hacer una vida armoniosa trayendo a casa lo realmente indispensable para vivir y preferimos mirar qué nos falta en lo material y basar nuestras metas personales en lograrlo. Es lógico pensar en la importancia o mejor en el gusto de desarrollar nuestra vida personal, intelectual o profesional en medio de este tipo de cosas, pero el error está en dar total y absoluta prioridad a ello. Es importante dejar tiempo para nuestros hijos…para el hogar y no me refiero, por supuesto, al hecho de limpiar la casa, decorarla, recoger la ropa o demás…esto es simple mecánica del día a día y nada más... No, la cuestión real está en crecer interiormente (creo que nunca dejamos de hacerlo) y ayudar a crecer sanamente a nuestros hijos…con una mentalidad limpia, clara, libre pero con responsabilidad, participativa, solidaria, respetuosa consigo mismos y con los demás, compasiva pero no débil, creativa y hasta aventurera dentro de los marcos de la cordura y la aceptación personal.

Nuestros niños de hoy necesitan y claman a gritos atención, amor, comprensión, cobijo, protección; pero lamentablemente muchos deben crecer cuidados sólo por la persona que sus padres han contratado para hacerlo; mientras ellos, los padres, salen a trabajar en busca, muchas veces, de satisfacer ya no solo las necesidades básicas y de relativa comodidad, sino los lujos; olvidándose de dejar tiempo y energía para quienes más les necesitan en el mundo: sus hijos.

Calidad del tiempo…esa es la respuesta más escuchada cuando se plantea este tema tan añejo para todos, pero realmente, cuando podemos, hacemos algo por actuar de esta manera?...ó quizás damos ya muy poco valor y nos parece hasta cursi el ejercicio siempre enriquecedor que puede ser para nuestros hijos el hecho de compartir con ellos instantes deliciosos como el de un cuento, una película, un juego de mesa, un dibujo.

La diseñadora Coco Chanel, es recordada por sus indiscutibles triunfos en la concepción de trajes impresionantes, sombreros y zapatos irrepetibles o perfumes exquisitos...lo que quizás muchos no saben es que parte…gran parte de su vida la pasó en un orfanato, obviamente, sin ningún tipo de lujo y viendo cómo la gente de la alta sociedad derrochaba tiempo y dinero en buscar aquello que les hiciera diferentes y, según ellos, superiores a los demás. Coco Chanel en su autobiografía escribe: “el lujo es una necesidad que nace cuando acaba la necesidad
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